He oído repetir hasta la saciedad que gran parte de los problemas económicos que vivimos se deben a los bancos. Y como decía Goebbels, repite una mentira 1000 veces y se convertirá en una verdad incontestable.
Los bancos norteamericanos, y de otros países demasiado liberales con sus banqueros, sí tienen una altísima responsabilidad en esta crisis. Pero no la banca española, que tiene un régimen mucho más controlado por las autoridades, especialmente por el Banco de España.
Ha habido demasiada información sesgada, manipulada o directamente falsa al respecto.
En primer lugar, que yo sepa, sólo una entidad financiera española ha sido intervenida por el banco de España: la Caja de Castilla y La Mancha, que precisamente no era gestionada por banqueros sino por políticos. ¿Y quién ha pagado esa intervención?. Pues no ha salido de los presupuestos del Estado sino del fondo de rescate del banco de España, que se nutre de las aportaciones de todos los bancos. Este fondo de rescate funciona de manera similar a un seguro del hogar: yo lo pago todos los años y posiblemente jamás tenga que recurrir a él, si no se me incendia la casa. Servirá para pagar los incendios de otras casas que no hayan tenido la misma suerte. Pues los bancos están obligados por ley a pagar una cantidad al banco de España para que si se incendia una entidad, con ese fondo se restablezca. No lo pagamos los contribuyentes sino los propios bancos.
Otra entidad en apuros ha sido Cajasur, gestionada por la Iglesia, no por banqueros. Se ha solucionado siendo adquirida por BBK sin que los contribuyentes tengamos que pagar los platos rotos.
El resto de entidades en peligro han sido Cajas de ahorros, gestionadas la gran mayoría por políticos y no por banqueros. Y de momento, ninguna ha precisado del fondo de rescate.
El Estado sí se ha hecho AVALISTA del sistema bancario. Pero sin soltar un solo euro. Este aval sólo dice al sistema financiero internacional que, si hubiera una quiebra masiva de los bancos españoles, el Estado español se haría cargo de las deudas. Pero como no ha habido quiebra, el Estado (los contribuyentes) no hemos puesto un solo euro de nuestro dinero.
Por el contrario, el sistema bancario da trabajo a más de 150.000 personas que, con sus respectivos pagos de IRPF, seguridad social, más los impuestos sobre beneficios, impuestos municipales de las 45.000 oficinas existentes, y un largo etc, suponen miles de millones de euros anuales de ingresos para el Estado.
Los bancos españoles no son el problema. Son parte de la solución.
sábado, 21 de mayo de 2011
lunes, 16 de mayo de 2011
Movimiento Democracia real ya
Tras leer las propuestas de este movimiento, y al margen de que estoy de acuerdo en algunas cosas y en desacuerdo con otras, lo que más me llama la atención es que vuelven a caer en el que, a mi juicio, es el principal problema de nuestra sociedad: la queja. Una queja que no va acompañada de la acción necesaria para cambiar de verdad lo que se critica.
Estar en oposición es muy fácil. Pasar a la acción es harina de otro costal.
Manifestarse es muy sano y necesario, pero en absoluto suficiente para conseguir los objetivos que pretende este movimiento.
Si de verdad pretenden cambiar la política, no tendrán más remedio que meterse en la arena política. Quizás entonces, desde el poder, ya no vean tan claras sus propias propuestas.
Estar en oposición es muy fácil. Pasar a la acción es harina de otro costal.
Manifestarse es muy sano y necesario, pero en absoluto suficiente para conseguir los objetivos que pretende este movimiento.
Si de verdad pretenden cambiar la política, no tendrán más remedio que meterse en la arena política. Quizás entonces, desde el poder, ya no vean tan claras sus propias propuestas.
domingo, 8 de mayo de 2011
Respeto
Muchas veces he querido publicar lo que para mí significa la palabra respeto. Tantas veces lo he intentado como lo he desechado porque me ha resultado muy complejo expresar con palabras lo que siento y pienso.
Básicamente, respetar significa aceptar al otro. Y aceptar no significa callar discrepancias o consentir.
Para respetar no es necesario confiar, querer, amar y, muchísimo menos, compartir. Respetar es la opción más importante en nuestras relaciones con los demás, ya sean de amor, amistad, compañerismo o simplemente, casuales o esporádicas.
No supone, sin embargo, inmunidad para todo y todos. No todas las ideas ni todos los actos pueden ni deben ser respetados. Los derechos humanos no son negociables. No puede requerir respeto el que va en contra de ellos.
Nuestros afectos se pueden dividir entre lo que nos gusta y lo que amamos. El “gusto” es racional y el “amor” es emocional. A veces se da que a la persona que queremos, además, nos gusta. Y también nos pueden gustar personas a las que no queremos. Pero demasiadas veces queremos a personas que no nos gustan y aquí comienza el problema.
Respetar a extraños es razonablemente fácil. Nos importa poco lo que piensen o hagan siempre que no nos perjudiquen.
Pero ¿respetar a alguien que queremos y que no nos gusta?. ¿Cuántas veces los padres muestran a las claras su disgusto y machacan a sus hijos porque no hacen o no se comportan como ellos quieren que lo hagan?. ¿Cuántas personas no intentan hacer cambiar a sus parejas para que se comporten como la imagen ideal que se han forjado?.
Pues ni esos padres aceptan a sus hijos ni esas personas aceptan a sus parejas. Por tanto no hay respeto. Y de la falta de respeto al maltrato no hay mucha distancia.
Y sin respeto, ese supuesto amor que se siente, está muy devaluado. Prefiero que no me amen, a que me amen así.
Afortunadamente, adoro a mis hijos y me gustan. Pero si no me hubieran gustado no hubiera intentado cambiarlos. Habría hablado con ellos, les hubiera expresado lo que pienso de sus actos, pero aceptando que los pueden hacer, sin posteriormente machacarlos con el consabido “si ya te dije”, “si me lo veía venir”, “si es que me tienes que hacer caso”. Sin críticas directas o indirectas y sin etiquetas. Si se equivocan tendrán a su lado a un padre que acepta y ama, no a un talibán que se aprovecha del error ajeno para que la próxima vez el hijo actúe según mi voluntad.
Básicamente, respetar significa aceptar al otro. Y aceptar no significa callar discrepancias o consentir.
Para respetar no es necesario confiar, querer, amar y, muchísimo menos, compartir. Respetar es la opción más importante en nuestras relaciones con los demás, ya sean de amor, amistad, compañerismo o simplemente, casuales o esporádicas.
No supone, sin embargo, inmunidad para todo y todos. No todas las ideas ni todos los actos pueden ni deben ser respetados. Los derechos humanos no son negociables. No puede requerir respeto el que va en contra de ellos.
Nuestros afectos se pueden dividir entre lo que nos gusta y lo que amamos. El “gusto” es racional y el “amor” es emocional. A veces se da que a la persona que queremos, además, nos gusta. Y también nos pueden gustar personas a las que no queremos. Pero demasiadas veces queremos a personas que no nos gustan y aquí comienza el problema.
Respetar a extraños es razonablemente fácil. Nos importa poco lo que piensen o hagan siempre que no nos perjudiquen.
Pero ¿respetar a alguien que queremos y que no nos gusta?. ¿Cuántas veces los padres muestran a las claras su disgusto y machacan a sus hijos porque no hacen o no se comportan como ellos quieren que lo hagan?. ¿Cuántas personas no intentan hacer cambiar a sus parejas para que se comporten como la imagen ideal que se han forjado?.
Pues ni esos padres aceptan a sus hijos ni esas personas aceptan a sus parejas. Por tanto no hay respeto. Y de la falta de respeto al maltrato no hay mucha distancia.
Y sin respeto, ese supuesto amor que se siente, está muy devaluado. Prefiero que no me amen, a que me amen así.
Afortunadamente, adoro a mis hijos y me gustan. Pero si no me hubieran gustado no hubiera intentado cambiarlos. Habría hablado con ellos, les hubiera expresado lo que pienso de sus actos, pero aceptando que los pueden hacer, sin posteriormente machacarlos con el consabido “si ya te dije”, “si me lo veía venir”, “si es que me tienes que hacer caso”. Sin críticas directas o indirectas y sin etiquetas. Si se equivocan tendrán a su lado a un padre que acepta y ama, no a un talibán que se aprovecha del error ajeno para que la próxima vez el hijo actúe según mi voluntad.
domingo, 1 de mayo de 2011
El poder no corrompe
Para saber como es alguien observa su conducta en las esferas en que tiene poder.
Te puedes encontrar con la persona tan exquisita y respetuosa en sus relaciones con desconocidos como déspota y falto del más mínimo respeto por su pareja, mascota o hijos.
El poder no corrompe, saca a la luz al que ya está corrompido.
Te puedes encontrar con la persona tan exquisita y respetuosa en sus relaciones con desconocidos como déspota y falto del más mínimo respeto por su pareja, mascota o hijos.
El poder no corrompe, saca a la luz al que ya está corrompido.
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