jueves, 13 de octubre de 2016

Todas las canciones te cantaban.
Todas las tormentas descansaban en ti.
Todas las palabras te murmuraban
Todas las hojas anunciaban tu primavera.

En tu pelo me enredé
En tus alas quebradas descansé
En tus silencios aprendí
En tus risas descubrí 

que todo comenzaba y terminaba en ti.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Carta abierta a todos los que quieren imponer en vez de convencer

Queridos amigos amantes de la dictadura: os propongo una serie de ideas con las que tendréis muchas más posibilidades de cumplir vuestros objetivos ideológicos o moralistas y, a la vez, conseguiréis hacer sufrir menos a vuestras maltratadas coronarias.

  1. No os miréis tanto el ombligo, hay otras partes del cuerpo mucho más bellas, como los ojos del que tienes enfrente. Vuestra obsesión no es la causa de todos los males de este mundo ni, imponiéndola, salvaréis a la humanidad. Es más, vuestro fanatismo hará surgir otro fanatismo, tan irracional como el vuestro, pero de sentido contrario. 
  2. Somos diferentes, tenemos perspectivas distintas de todas las cosas y lo que tú ves tan claro, otros no tenemos esa lucidez tan cegadora y somos torpes, pobres de nosotros, pero no queremos ser salvados por la altura de tus miras, somos así de tontos y de abducidos por la propaganda dominante.
  3. En tu infinita sabiduría y bondad crees que eres lo mejor que ha producido la raza humana, los demás somos escoria, carne de cañón sin personalidad ni ética, que sobramos en este mundo que sería idílico si sólo estuvieras tú y los cuatro que piensan como tú. Vosotros cinco, compartiendo este planeta en exclusiva, creo que os divertiríais mucho. 
  4. Ya sé, querido amigo, que quieres ser muy bueno, y sobre todo, que los demás crean que eres muy bueno. Cuanto más gritas e insultas al que no ve las cosas como tú, eres más jaleado por los tuyos, que te considerarán el ángel custodio de la bondad. Pero tus glándulas suprarrenales tienen ciertas imperfecciones y llegan a agotarse de tanta adrenalina y cortisona que deben segregar, y claro, pasa lo que pasa.
  5. Gastas mucha energía, con lo caro que se está poniendo el petróleo, intentando cambiar a los demás, y si no lo consigues con tus doctas palabras, y no lo sueles conseguir desgraciadamente porque todos los demás somos lerdos, tendrás que exigir, obligar, gritar o prohibir. Tanta epinefrina te lleva al insomnio, al agotamiento, contracturas, disfonía y maltrato arterial (qué bien me ha quedado la palabra mágica “maltrato”).
  6. Tú, en tu encomiable sabiduría, sólo valoras a los demás según como piensen, no según lo que hacen. Ahí te doy la razón, es muy confortable tener ideología, pero saltársela convenientemente cuando te incomoda su total cumplimiento. Es evidente que el cambio climático es culpa de las cementeras, no de cuando coges el coche para ir a comprar una bolsa de pipas.
  7. Casi todos somos tontos, menos tú claro, y nos suelen convencer más los ejemplos que las palabras. Somos tan estúpidos que cuando estamos convencidos de la bondad de algo, gracias al ejemplo que otros nos dan, ya no hay nada que prohibir, simplemente se asume por una gran mayoría. No hay gritos, amenazas, exigencias, sólo un fluir continuo que termina anegando a toda la sociedad….y sin adrenalina. 
  8. Sé que lo que te aconsejo es difícil: vive y deja vivir, ser más ejemplo de lo que quieres cambiar y menos predicador de látigo en mano y rostro consumido por la ira de los justos, pero además de ser mucho más eficaz a largo plazo tus coronarias y suprarrenales te lo agradecerán.