miércoles, 1 de enero de 2014

Autoengaño

Hay obesos que son muy conscientes de lo que se han sacrificado para no comerse un helado o un chuletón, pero no son conscientes de otros muchos manjares, y no precisamente lechuguitas, que sí han comido. A su entorno les contará que no come casi nada y lo mucho que se ha sacrificado.

El vago se acuerda de lo mucho que ha trabajado durante dos horas, pero no cae en la cuenta que no hecho ni el huevo en las otras 22.

La persona que siempre se está quejando de dolores, pero jura y perjura que es muy dura porque nunca se queja. Es consciente de las dos veces que no se quejó, aunque ganas no le faltaron, pero ha borrado las 300 que sí lo hizo.

Son formas de defensa para no responsabilizarse de sus actos. Odian ser obesos, vagos y quejicas, pero mientras sigan autoengañándose seguirán estando gordos, seguirán sin dar un palo al agua y seguirán siendo un martirio escucharles quejarse de sus dolores. 

Son inmaduros y neuróticos porque quizás nunca les aceptaron y por eso ellos no se aceptan y, mucho menos, aceptarán sus defectos cuando ni siquiera aceptan sus virtudes.