La mayoría de las ideologías y regímenes políticos y económicos, incluso los bien intencionados, tienen un enorme defecto que impide construir su mundo ideal: el ser humano es imperfecto, cruel, egoísta y dictador por naturaleza. Sí, hay personas mucho mejores, pero hay demasiados que son así y éstos impiden un mundo perfecto. El paraíso de Bambi no existe ni existirá jamás. Walt Disney nos ha estafado a todos.
Lo que tenemos no es culpa del mercado, del neoliberalismo, del capitalismo, del socialismo ni de la monarquía, sino de millones y millones de personas que hacen que cualquier sistema que escojamos, resulte siempre injusto. No hay ni habrá ningún sistema que sea justo para la mayoría, porque la mayoría de la gente es injusta, sólo mira su propio beneficio, sus intereses.
Pero hay sistemas políticos y económicos que, aunque no soslayen por completo el factor humano, sí consiguen que los depredadores lo tengan más complicado. Cualquier dictadura, sea ideológica, militar o religiosa, pone más fácil las cosas a las personas más nocivas.
En cuanto a régimen político, la democracia, con el enorme abanico de posibilidades que alberga, es, a mi juicio, el mejor de los posibles sistemas. Cuando los depredadores se apoderan/aprovechan de la democracia, entran en liza otros (o los mismos) depredadores y, amparándose en el desprestigio de la democracia, intentan volver al mejor de los sistemas para sus intereses: cualquier dictadura.
En cuanto a régimen económico, sólo el capitalismo ha conseguido el mayor grado de desarrollo, bienestar y justicia. Pero los halcones, disfrazados de neoliberales, han pervertido el sistema capitalista desde su raíz creando una ingeniería financiera y una economía especulativa que ha enviciado el espíritu capitalista (meritocracia) y creado un pseudo-capitalismo salvaje y devastador para millones de personas. Los depredadores desprestigian el capitalismo en base a estas injusticias para conseguir el paraíso dictatorial socialista.
En cuanto a régimen moral, una libertad moral, prácticamente sin límite, es lo único que puede respetar a todos. La moral es y debe ser individual y, como tal, no entra en la moral cualquier acción en que se involucre a otra persona. Prohibir a otros lo que nosotros consideramos inmoral debería estar desterrado. Por eso estoy en contra de prohibir el aborto (aunque no me gusta el aborto), prohibir los toros, prohibir la prostitución ejercida libremente, prohibir matrimonios gays, prohibir el consumo de carne o prohibir el culto religioso (aunque yo soy ateo).
Un mundo ideal es imposible, pero un mundo más decente es factible.