lunes, 9 de marzo de 2009

Seguridad Social

El sistema sanitario público español es una auténtica joya, fruto del trabajo y la previsión de muchos. Con todos sus grandes defectos, es un modelo a seguir para cualquier país que quiera hacer del estado de bienestar, el centro de la actividad social.

Curiosamente, fue durante el régimen de Franco en donde se pusieron los cimientos de la Seguridad Social. Los sucesivos gobiernos democráticos, con sus luces y sombras, han profundizado y mejorado esta forma de protección social. Si hay algún punto en que la inmensa mayoría de los españoles estamos de acuerdo, es en el mantenimiento y mejora de esta herencia.

La base fundamental del sistema de salud es la universalidad de las prestaciones. Tener la tranquilidad de que, en caso de una enfermedad grave, cualquier español puede tener garantías de una asistencia sanitaria de primer orden, no tiene precio…..aunque sí que lo tiene, pero a eso iremos más tarde.

Cuando he dicho calidad de primer orden, sé de lo que hablo. Nuestra Sanidad es capaz de ofrecer lo mejor y lo último, a un nivel técnico y humano que nada tiene que envidiar a los mejores hospitales norteamericanos. Nuestros médicos son realmente buenos y muy preparados. Nuestros enfermeros posiblemente sean los mejores del mundo, y no es una exageración. Miles de médicos y enfermeros españoles, que están trabajando en Suecia, Reino Unido, Portugal o Francia asombran en aquellos países por su profesionalidad y humanidad. De hecho, cada año, son solicitados miles de compatriotas para que se vayan a trabajar a estos y otros países. No hay médico que vaya a USA a perfeccionar alguna técnica que no reciba ofertas muy jugosas para quedarse.

Pues bien, tenemos el dinero, tenemos a los profesionales adecuados (he hablado de médicos y enfermeros, pero puedo incluir a cualquiera de las profesiones sanitarias que trabajan en cualquier centro), tenemos las posibilidades de formación seria para los nuevos titulados, tenemos la convicción de toda nuestra sociedad de que esta forma de actuación es la correcta, sin embargo, veo nubarrones en el horizonte.

Problemas
El gasto sanitario se ha disparado hasta unas cotas imposibles de mantener a largo plazo. La burocratización progresiva del sistema, la inflexibilidad en la organización, la asunción de mayores competencias, el aumento incontrolado de usuarios (cada vez es más frecuente asistir a marroquíes no residentes en España que sólo acuden a nuestro país como turistas para encontrar asistencia sanitaria gratuita) y, por encima de todos ellos, el imparable aumento del gasto farmacéutico, hacen de nuestro sistema nacional de salud un gigante con pies de barro. Soluciones hay, ¿pero estamos dispuestos a asumirlas?

Origen de los problemas
1. Derivados del mal uso de los servicios. Como he hablado en la entrada previa, del uso de los servicios de salud se ha pasado al abuso de los mismos. La Sanidad ha pasado de cuidar de personas enfermas a hacerse cargo de todo tipo de problemas que poco tienen que ver con la medicina. Muchos problemas puramente sociales o psicológicos han pasado al ámbito de la Sanidad, donde no estamos preparados para esta problemática, por lo que los resultados que obtenemos son malos y caros. Sabemos tratar la Tuberculosis o el SIDA del drogadicto, pero no sabemos qué hacer con un drogadicto. Podemos curar la puñalada recibida por una mujer por parte de su marido, pero sólo llegamos hasta ahí. La profunda tristeza y la indefensión de esta mujer no requiere tanto de un psiquiatra sino de otros tipos de ayuda. Curar las infecciones del que vive debajo de un puente son nuestra especialidad, pero de nada sirve curarlo si, al darle de alta, le devolvemos al mismo puente. Los trabajadores sociales y otros profesionales tienen mucho más que decir en estos casos que los trabajadores de la salud, que se han preparado para otras lides.

2. Abuso por parte de los usuarios. Corre un chiste que es absolutamente cierto: en la sala de espera del médico se reúnen las mismas personas todos los días. Un día no acude Mari Pili y las otras se preguntan extrañadas: ¡¡¡qué raro que Mari Pili no haya venido hoy¡¡¡. A lo que les responde la más enterada: es que hoy no ha venido al médico porque está enferma. Pues sucede, aunque parezca extraño. Las consultas médicas se han llenado de personas sanas con problemas nimios que no precisan de ningún tipo de actuación médica. Un catarro, salvo excepciones, sólo requiere de abundante agua. Una gripe, con leche calentita, agua abundante, cama y algún antitérmico suave dura lo mismo y da las mismas molestias que con el mejor tratamiento prescrito por el mejor infectólogo del mundo (que si es el mejor del mundo le mandará leche caliente, agua, cama y paracetamol). Si me he dado un golpe en el brazo y me molesta durante unos días, no hay que acudir a Urgencias de Traumatología a que me digan lo que ya sé. No busquemos la salud en el Hospital o en el Centro de Salud, sino en el sentido común, el ejercicio y en llevar una vida sana.

3. Abuso por parte de las asociaciones de pacientes. Las asociaciones de pacientes, en ocasiones, más que una labor de información o de concienciación, lo que intentan es una presión directa sobre el gobierno para beneficio de sus propios intereses. Buscan estos beneficios, mediante la victimización (llegan a exagerar hasta límites insospechados la enfermedad de la que se trate), la exageración (suelen abultar las cifras de afectados hasta límites increíbles) y la desinformación(son las primeras en hacerse ecos de los supuestos avances que gentilmente les han cedido las farmacéuticas para conseguir vender un determinado medicamento, generalmente mucho más caro que el que hay pero igual de eficaz). Por supuesto que no todas funcionan de esta manera y hay múltiples ejemplos de asociaciones ejemplares.

4. Abuso por parte de los profesionales. Una mala preparación o simplemente una dejadez imperdonable, multiplica el gasto innecesario. Para algunos profesionales es más fácil tirar de receta que de consejos adecuados, mucho más baratos y, sobre todo, mucho más eficaces. Hemos acostumbrado al personal a que todo tiene solución con la pastillita adecuada y el usuario está encantado con esta solución, más fácil y cómoda, pero demasiado costosa en dinero y en efectos indeseados. A veces se debe a falta de tiempo, en otras ocasiones, muchos compañeros creen en lo que hacen cuando tratan con medicamentos un colesterol de 200 o una fiebre claramente viral con antibióticos. Pero también está el que lo hace a sabiendas tras recibir regalos de un laboratorio farmacéutico. En un caso por haber descuidado la formación y en otro como simple y pura estafa, en ambos hay una clara responsabilidad.

5. Abuso de las farmacéuticas. Este punto da para una y cien entradas. Las empresas farmacéuticas sólo buscan el beneficio económico. Muchas lo consiguen mediante un trabajo honesto, científico y riguroso y contra esto no tengo nada que objetar: se beneficia el empresario y se beneficia la sociedad entera. Pero otras consiguen abultados negocios haciendo auténticas barrabasadas, como la creación de nuevas enfermedades, creando necesidades aprovechándose de la ignorancia de la gente en temas científicos. Para que os hagáis una idea del gasto farmacéutico en España y su constante subida, según las cifras oficiales, en 1990 el gasto fue de 2.524.250.840 euros (el 0.51% del PIB) y en 2008 11.960.488.108 euros (casi el 1% del PIB) con una subida en 18 años de 473.82 %. Claramente insostenible a largo plazo.

6. Abuso de los medios de comunicación. Son los primeros en hacerles el juego a la gran industria de la salud propagando a los cuatro vientos los “interesantes” descubrimientos sobre nuevas enfermedades y nuevos medicamentos que no sirven para nada. El mensajero, en este caso, tiene una enorme responsabilidad, pues los que publican este tipo de noticias no suelen tener una mínima preparación que les haga capaces de distinguir el grano de la paja. Si quieren publicar artículos de salud, que acudan a expertos en el tema que sean capaces de criticar el artículo en cuestión.

7. Abuso por parte de los políticos. Saben lo que está pasando y, si no lo saben, no sé si es peor. Cortar todos estos abusos sé que tendría un coste muy alto para cualquier político honrado que acometa un cambio, pero es absolutamente imprescindible si queremos salvar nuestro sistema.

8. El buenismo de buena parte de la sociedad. Cualquier persona que acuda a nuestro país, tiene los mismos derechos a usar los servicios sanitarios que los españoles. Por poneros un ejemplo que vivo en primera persona. La unidad de hemofilia de mi Hospital lleva a aproximadamente 300 pacientes con esta enfermedad. El tratamiento con factor es carísimo y se estima en unos 50 millones de pesetas por paciente y año. Gracias a esta medicación los hemofílicos pueden hacer una vida absolutamente normal. Pues en los últimos años ya llevamos contabilizados 30 niños marroquíes que acuden cada tres meses como turistas con sus padres para acudir a la Unidad a recoger el factor. Estos 30 niños nos cuestan a todos 1.500 millones de pesetas cada año. Pero la cosa no va a menos, sino que están aumentando de una forma increíble. Estimamos que dentro de dos años, al ritmo actual, nos haremos cargo de 100 niños….Sólo contando con marroquíes, porque esto se ha ido extendiendo y no nos extrañaría que en menos de 10 años llegasen a ser 1000 niños del Magreb, pues los médicos marroquíes ya se han empezado a enterar de nuestra generosidad y cada vez informaran a más familias sobre el maravilloso tratamiento que regalamos en Sevilla. Osea, según las estimaciones que se han hecho por los economistas del Hospital, dentro de 10 años, y sólo con marroquíes, anualmente tendremos que gastar 50.000 millones de pesetas para tratar a estos 1000 hemofílicos. Todo el presupuesto del tercer Hospital más grande de España se irá en el tratamiento de estos críos. Pero tranquilos, que todavía nos queda ayudar a los niños hemofílicos rusos, argelinos, polacos, egipcios, etc. ¿Hasta cuándo sostendremos lo insostenible?.

La próxima entrada será sobre las posibles soluciones que se me ocurren, pero me encantaría oíros a vosotros.

10 comentarios:

Lenka dijo...

Naturalmente no sé nada de medicina ni de cómo rentabilizar y organizar los recursos y gastos de nuestro sistema sanitario (eso me supera por completo!!!!!) así que sólo puedo hablar como paciente y como educadora, ya que has mencionado a mi gremio.

Y es que es totalmente cierto, hay cantidad de casos que podríamos llamar "crónicos" pero no por la enfermedad en sí, sino por las circunstancias que la condicionan. Los ejemplos que das son perfectos. Tú, como médico, puedes y debes (y lo haces) curar al mendigo que ha enfermado. Pero ahí termina tu labor y tus medios, tú no puedes cambiar las malas condiciones de vida que han enfermado a ese hombre y que volverán a poner su salud en peligro. Con el toxicómano, lo mismo. Esto tendría que funcionar como un engranaje, con mucha más coordinación y cooperación entre distintos recursos y distintas profesiones. Sería lo ideal. Pero claro, si no hay coordinación dentro de un mismo gremio... suena casi a utopía. Y sin embargo yo creo que es posible o debiera serlo. Y sería más rentable, desde luego, ganaríamos todos. Por decirlo de un modo muy simplista, es como si tú reclamaras: "vale, yo he tratado al enfermo, quién se ocupa del ser humano??" Entiendes lo que quiero decir? Tu gremio no puede hacerlo todo!

Luchar contra farmacéuticas... buf, eso ya suena demasiado complejo. Supuestamente tenemos una OMS, organismos que velan por nosotros y cuya prioridad es nuestra salud. Luego uno lee cosas sobre patentes bloqueadas, imperios farmacéuticos, vacunas olvidadas en cajones, presiones para vender esas patentes... y es indignante. A quién protegen estas organizaciones?????

Nuestras leyes, claro, amparan a todos y eso también es un gasto. Qué hacemos? Cambiamos las leyes y negamos al niño marroquí un tratamiento que, seguramente, es su única opción? Cómo se mira a esos padres y ese niño y se les dice que nanay? Suena horrible, verdad? No sé lo que haría en este caso. Yo, personalmente, no siento que me quiten nada mío, encuentro que todos tienen derecho a la salud, pero es cierto que algo se debe hacer para que ese derecho pueda seguir sosteniéndose. Me preocupa que al final no haya para todos, me preocupa tanto que no haya para mí como que no haya para esos niños, marroquíes o polacos. Ojalá supiera cómo solucionarlo. Se me ocurren cosas que quizá son tontísimas, o no son legales, o qué sé yo. Si curamos a un niño ruso, por ejemplo, a cambio de que sus padres trabajen aquí en nuestro país durante equis tiempo, pagando sus impuestos como españoles... eso podría hacerse? Devolvería en parte el gasto, digamos? Ayudaría a sostener y sanear la seguridad social? O sería inviable, un abuso, o un lío tremendo? No tengo ni idea.

A parte de los inmigrantes, se oyen también historias sobre turistas sanitarios, generalmente jubilados europeos acomodados que, a pesar de su poder adquisitivo, no pueden pagarse ciertos tratamientos en sus países y recurren al nuestro. Es cierto? Es leyenda urbana? Si es cierto, también debe suponer un gran gasto, imagino.

Y luego, claro, nuestra responsabilidad. El abuso, como dices. Nuestros mayores van al médico en manada, por aburrimiento, por tener con quien charlar. Quizá si nos ocupáramos un poco más de ellos no ocurriría. Mis abuelos no van al médico más que cuando lo necesitan forzosamente (y a regañadientes!) porque están entretenidos.

Asociaciones que claman "lo suyo", también. Gente que pelea con toda la buena intención, pero qué fácil es también la manipulación. Los medios saben mucho de eso. De "divulgar" a falsear, alarmar y tergiversar. Quizá habría que controlar mucho más quién dice qué y dónde y cómo, y si Ana Rosa Quintana, por decirte algo, debe o no hablar de salud en su programa.

Sigo meditando, muy buena entrada.

Juan dijo...

Efectivamente Lenka, un modelo de protección como el nuestro no se puede quedar sólo en la enfermedad. Una vez que ha terminado la medicina ¿que hacer con esa anciana impedida que vive sola?. Otros profesionales, bien coordinados con los de Sanidad, deben entrar en juego, una vez que se detecta un problema social.

En la OMS hay muy buenos profesionales, pero otros están abiertos a todo tipo de compra-ventas, me imagino que como en cualquier otro organismo. La corrupción se peude ejercer a cualquier nivel y ninguna organización se puede ufanar de su total limpieza, incluyendo ONGs, desgraciadamente.

Un abrazo Lenka
Es cierto que todos tienen derecho a la salud Lenka y también lo es que debemos ser solidarios pero, ¿hasta qué punto?. Esto no ha hecho más que empezar y, si seguimos por el camino que vamos, mucho me temo que en 20 o 30 años, a base de ser solidarios, seamos nosotros los que nos quedemos sin asistencia. Supongo que la solución no es dar aquí lo que se les niega en sus países, sino crear las infraestucturas necesarias y una nueva mentalidad en cuanto a los fármacos para países subdesarrollados. Se han dado pasos en este sentido, sobre todo en Brasil o India, donde se han empezado a fabricar medicamentos imprescindibles a precios asumibles. Lo que está claro es que la actual escalada de medicamentos nuevos carísimos se puede y se debe frenar.

No es leyenda urbana lo de los turistas sanitarios europeos, lo que pasa es que esto sí está sujeto a una serie de convenios con el resto de países. Si un turista alemán es ingresado, tras el alta, se pasa la factura a Alemania, por ejemplo.

De hecho se están dando pasos para un espacio sanitario único en Europa, pero tiene multitud de problemas para ponerlo en marcha porque los derechos sanitarios en los distintos países son muy distintos pero, como principio, se aplica que cualquier ciudadano europeo tiene derecho a las mismas prestaciones que los nativos del país que visita.

Lenka dijo...

Es innegable que lo ideal es implantar mejoras sanitarias en todos los países del mundo (mejoras sanitarias y de todo tipo). Las personas necesitan sus propios recursos, es lo de siempre. Hace años que se dice que sería mejor para todos inventir en África, crear empleo allí, fábricas, mejores infraestructuras... pero también sabemos qué implicaría eso. Sí, se reduciría la emigración, pero eso supondría que Occidente tendría que renunciar a su muchas veces desatado tren de vida y dejar de expoliar recursos al tercer mundo, y ahí tenemos a un montón de imperios de venta de armas, farmacéuticas, petroleras... buf, duele la cabeza sólo de pensarlo. Le asalta a uno el convencimiento de que no, nunca dejaremos que suceda.

Y quizá por eso se nos está devolviendo. Poniendo un ejemplo simple: "tú te llevas a carretadas todos los recursos que yo tengo (diamantes, por ejemplo) y que a mí, en realidad, no me sirven de nada (no me los puedo comer) y los vendes en tu mercado, en el que sí tienen valor (mucho más de lo que me pagas a mí por extraértelos), te haces cada vez más rico y yo cada vez más póbre, así que tarde o temprano iré a tu país (que es rico en parte gracias al mío) y me cobraré mi parte como pueda (en salud, trabajo o lo que necesite y pueda encontrar)

Es lógico que ocurra, pero es un desastre económico y humano, lo que es mucho peor. Al final los grandes imperios quizá entiendan que les sería más rentable, en efecto, invertir en el tercer mundo, ayudar a estos países a sostenerse por sí mismos, porque no se van a conformar con una limosna de vez en cuando. Es triste, pero creo que sólo cuando entendemos que de este modo estamos perdiendo dinero es cuando reaccionamos. Disfrazándolo de solidaridad, claro.

Sueno muy descreída?? (Ayns!!)
Un beso, Juan!

Juan dijo...

Para nada suenas a descreída, sino a realista.

La solidaridad que yo entiendo como verdadera no es regalar, eso no sirve de nada a largo plazo, sólo alivia una situación a corto. Por supuesto que en ocasiones hay que donar. Pero regalar peces siempre será peor que dar redes y enseñar a pescar.

Un abrazo.

Alberich dijo...

Olé!!

Sra de Zafón dijo...

Buenas noches, Juan
Te he leído y me da para mucho, así que prometo volver cuando pueda dedicar el tiempo que merecen tus entradas. Mientras te mando mi reconocimiento y un abrazo.

Sra de Zafón dijo...

Hola Juan,

Si voy punto por punto puedo darte la razón en todo o ...casi todo, además de admirar tu capacidad análitica y tu lucidez.
Ahora bien, leyendo y releyendo tu exposición siempre me surge una pregunta:
¿De quién es la responsabilidad de semejantes distorsiones conceptuales?
y llegada aquí mi dedo apunta a un lugar más que a ningún otro: LAS FARMACÉUTICAS, y en segundo lugar, como brazo armado de las farmacéuticas, a muchísimos médicos.

Me explico:

¿Quién nos vende que cualquier síntoma, por leve que sea, tiene remedio en unos polvos o pastillas? (jajajjja sonrío porque lo de los polvos yo lo recomendaría también, ya que si no te cura te entretiene, jajajajaaja) pero lo de las pastillas...

¿Quién se ha inventado el montón de enfermedades que tienen de enfermedad lo que yo tengo de murciélago?( no pongo la lista porque no es necesario)

¿Quién está recetando antidepresivos, antinflamatorios y calmantes como si fuesen caramelos, sin motivos reales y para cualquier cosa?

¿Quien hace campañas contra el colesterol y baja los umbrales para conseguir medicar a mas personas, aún sabiendo que muchas mujeres menopáusicas han padecido, o han muerto por problemas cardíacos gracias a sus fármacos?

¿Quién nos vende que la madurez es un fracaso que hay que evitar con un veneno botulímico, inflar con silicona, y "limpiar" con ácidos abrasivos?

¿Quién anda pagagando y sobornando a eminentes cietíficos para que nos cuenten que cualquier sustancia sintética, por tanto patentable, tiene mejores efectos que las que se encuentran de modo baratísimo en la naturaleza, aún habiendo estudios que demuestran lo contrario?


¿Y, (esto es lo que más me apena) , cuantos médicos conoces,Juan, además de a ti mismo, que prefieran escuchar e informar a sus pacientes que recetar bien para sacarselos de encima bien para ganar puntitos para sus viajes?

¿y cuántos pacientes con enfermedades reales, terriblemente dolorosas y/o incapacitantes, en la mayoría de los casos mal diagnosticadas, sobre todo si eres mujer madurita, están siendo tratados como zumbados metidos en el mismo saco de los que en realidad tienen adición a las consultas?

Entiendo perfectamente que llegado al punto en el que estamos, donde la información que nos hacen llegar es que cualquier síntoma desagradable tiene remedio, las personas exijan el elixir que se lo evite y copen las salas.
Entiendo también que muchos médicos que aman su profesión y son decentes no sepan que hacer con tantas enfermedes sociales en sus consultas, y con tanto pacientes exigiendo que se les quite con pastillas hasta el dolor de la vuelta al trabajo después de las vacaciones.
Pero analizando friamente mi dedo señala siempre al mismo sitio.

Información verdadera, educación sanitaria, atención adecuada, en una palabra: sensatez, que de nuevo y desgraciadamente, sigue siendo una utopia.

Me ha gustado mucho esta entrada tuya, Juan, como todo tu blog.

un beso.

Chusa

Kaken dijo...

Hola a todos.

Chusa, te ha tocado¡¡

Verás, tus preguntas me parecen muy inteligentes y acertadas, pero...unívocas.

Es decir, no me cabe duda de que en un negocio del calado de las farmacéuticas se cometan todo tipo de tropelías, como no me cabe duda de que alguna parte buena tendrán.

Pero atribuir solo a una parte todo lo negativo no me parece realista, es decir, cada uno de nosotros somos responsables de creernos o no la publicidad de las farmacéuticas, no somos peleles a los que se pueda mangonear sin más.O no deberíasmos serlo si nos encontráramos en una Sociedad con un mínimo de madurez y de información valiosa que está, realmente, al alcance de cualquiera¡.

Intuyo que en el fondo de la cuestión podemos estar de acuerdo, es decir, en el sentido de que seamos más responsables de nuestra propia vida y, entre otras cosas, de nuestra propia salud, y ello pasa por no delegar nuestro bienestar en pastillas a gogó, etc.

La prensa rosa o amarilla existe porque hay demanda de ella...lo mismo ocurre con las pastillitas....las empesas de laboratorios no son nada sin demanda, las más de las veces se publicitan para generarla, cierto, y obtener beneficios, cierto, pero....¿cuantos caen en sus redes por su propia irresponsabilidad, inmadurez, miedo, lo que sea que les parezca que les justifica??

A mi me parece, a mi, que la raíz del problema está en la mentalidad de un mayoría que vive la vida de forma superficial, que no acepta ni asume ni el fracaso, ni el dolor, ni la enfermedad, y se aferra a cualquier cosa que le alivie el dolor que supone estar vivos.

Un bes, Chusa, bes a todos.

Sra de Zafón dijo...

Hola Kaken, te contesto a todo correr, muy a mi pesar.
Me hace pensar en muchas cosas tu comentario, y miro a mi alrededor y veo un montón de personas educadas para creer a pies juntillas en lo que decían los medios informativos y la iglesia y de esos barros vienen estos lodos, creo yo. En esa sociedad, para gran parte de la población, los curas, la televisión y los médicos siguen siendo dioses, ya que hoy por hoy todavía cuestionar la palabra de éstos es casi un sacriglegio. Lo veo a mi alrededor, mucha gente cree a pies juntillas lo que su médico le cuenta, mucha, sin cuestinonarse ni lo más mínimo, nada de lo que les dicen.
Si a eso añadimos las campañas de información capciosas, la manipulación, la medicalización de cualquier tipo de "molestia" o "dolor" físico o mental, y miramos quién se está gastando la pasta en publicidad y quien en comprar las panaceas...1+1 me da 2.
Me parece evidente de donde sale el negocio y hacia quien va dirigido, por no hablar de las barbaridades y mentiras farmacéuticas.
Yo en este asunto del que habla esta entrada de Juan, más que superficialidad, e intolerancia a la frustración en las personas, veo ignorancia pura y dura. Es cierto que muchas personas, sobre todo de nuestra generación y posteriores a nosotros ya han sido educadas en esos términos, y puede que la palabra superficialidad que tú empleas la lleven pegada a su ser de modo terrible, pero conozco un montón de personas que saben de las heridas de la vida lo indecible y viven con dignidad y alegría y ...llenan las consultas, y abarrotan sus cuerpos con miles de pastillas que sus médicos les han dicho que son necesarias. Y te aseguro que lo que tienen ellos de superficiales lo querría yo de sentido común.
Tengo que dejarlo ya, pero volveré.
Siento haber tardado tanto en contestarte.

Epunt dijo...

Joder, majo, pa fliparlo con el último punto... Si de verdad piensas que se atiende demasiado y demasiado bien a los extranjeros en nuestros problemas, tienes un problema, sencillamente que te crees toda la puta propaganda xenófoba de nuestros días.