Antes de Guerra Civil americana habían dos maneras de pensar sobre la esclavitud. Abolicionismo y esclavismo.
Algunos abolicionistas, la minoría, lo eran por sentido de la justicia. Sin odio, sin sed de venganza. Pero la gran mayoría, aunque luchaban por una causa justa, no lo hacían como acto humanitario sino por odio hacia el Sur y los sureños. De hecho, les importaba un comino los negros.
Una buena causa puede ser manchada por los sentimientos aviesos de quien la defiende.
Cuando dejamos fluir el odio en nuestras ideales, el motor del cambio hacia lo digno es la hostilidad y el viaje a lo justo se transforma en venganza.
4 comentarios:
Efectivamente. Y si de vez en cuando nos parásemos a meditar el verdadero origen de nuestras acciones nos llevaríamos más de una sorpresa desagradable.
Saludos, Juan.
Controlamos poco y algunos nada.
Reaccionamos mucho y algunos siempre.
Muchas veces no sabemos ni lo que hacemos, mucho menos comprendemos porqué lo hacemos.
Tendemos demasiado a la queja y a la justificación y poco a la meditación honesta.
Nos cabreamos con el mundo para no cabrearnos con nosotros mismos.
Un abrazo Cel.
muy bien expresado. Estamos de acuerdo.
Gracias JR
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