martes, 28 de diciembre de 2010

Psicópatas (intoxicadores)

Desde hace algún tiempo, por cuestiones que han afectado profundamente a mi entorno, estoy muy interesado en el tema de los psicópatas.

Desde un punto de vista semántico, las palabras que describen a estos sujetos, psicópata o sociópata, no me terminan de gustar porque incluye el sufijo pathos, que implica de alguna forma “enfermedad”. Y no son enfermos. Mi pareja los llama intoxicadores y creo que, desde este prisma, son más fácilmente reconocibles.

Lo que me motiva a escribir esta entrada es precisamente esto: ayudar a reconocerlos, porque es realmente difícil.

Cuando se habla informalmente de psicópatas, a la mayoría les vienen a la cabeza personas que cometen crímenes atroces, violaciones múltiples, asesinatos en cadena, etc. Y sí, en su mayoría estos sujetos son psicópatas, pero son una ínfima cantidad y muy extrema, de estos intoxicadores.

Para centrar el tema, las estadísticas nos muestran que entre el 2 y el 4 % de los sujetos son psicópatas. Es decir, que uno entre 25-50 personas lo es. Teniendo en cuenta que de media nos relacionamos en un momento concreto de nuestra vida, con unas 200 personas, estamos teniendo contacto directo con 4-8 psicópatas más o menos a diario.

Definición
Vamos a intentar hacer lo que estos sujetos no saben: meternos en su pellejo. Imaginaos que os operan el cerebro y os dejan sin sentimientos de culpa, sin ningún cargo de conciencia por nada malo que hagáis. Que no sintáis ningún tipo de preocupación por los demás, incluyendo a vuestros familiares, ni ningún remordimiento por ningún daño que causéis. Que no os sintáis responsables de nada ni de nadie.

Todos asumimos que la conciencia y la empatía (en mayor o menor medida) es universal entre seres humanos, pero tras esta hipotética intervención quirúrgica de nuestro cerebro, nosotros no las tenemos, no poseemos ese “molesto freno”. Así que podemos ocultar el hecho de que no tenemos conciencia casi sin ningún esfuerzo por nuestra parte.

Estamos libres de restricciones internas, y esta libertad desenfrenada para hacer lo que te apetezca, sin remordimientos de conciencia, es una ventaja para nosotros entre otras cosas porque los demás no se dan cuenta.

Pues una de cada 25 personas es así de nacimiento, tienen un cerebro diferente.

No estamos comúnmente enterados, y por lo general tampoco identificamos a la gran cantidad de sociópatas no violentos que se encuentran entre nosotros, gente que a menudo no son infractores descarados, y contra quienes nuestro sistema jurídico oficial proporciona poca defensa.

La mayoría de nosotros no podría imaginar ninguna correspondencia entre la concepción de un genocidio étnico y, por ejemplo, el hecho de mentirle a su jefe sobre un compañero de trabajo sin sentir culpa alguna. Pero la correspondencia psicológica no sólo está allí; es escalofriante. Sencillamente, la relación está en la ausencia del mecanismo interno que nos tortura emocionalmente cuando elegimos hacer algo que vemos como inmoral, falto de ética, negligente o egoísta.

La mayoría de nosotros se siente ligeramente culpable si se come el último trozo de torta que queda en la cocina, e imagínese pues lo que sentiríamos si nos pusiéramos a lastimar a otra persona a propósito y de manera metódica.

Los que no poseen absolutamente ninguna conciencia constituyen un grupo por sí solos, así sean tiranos homicidas o simplemente francotiradores sociales despiadados.

La presencia o la ausencia de conciencia son una seria división humana, y podría decirse que es más significativa que la inteligencia, la raza, o hasta el género.

Lo que distingue a toda esta gente del resto de nosotros es un agujero completamente vacío en la psique, en donde deberían estar las funciones de humanización más desarrolladas. [Martha Stout, Ph.D., The Sociopath Next Door (El Vecino Psicópata)] (altamente recomendado).

"Agradable," "encantador," "inteligente," "despierto," "impresionante," "inspirador de confianza," y "un gran éxito con las damas": estas son las clases de descripciones usadas en varias ocasiones por Cleckley en su famoso estudio sobre psicópatas. También lo son, por supuesto, "irresponsable," "autodestructivo," y adjetivos semejantes. Estas descripciones destacan la gran frustración y los misterios que rodean el estudio de la psicopatía.
Los psicópatas parecen tener en abundancia aquellos rasgos más deseados por las personas normales. La despreocupada confianza en sí mismo del psicópata parece casi como un sueño imposible, y es generalmente lo que la gente "normal" intenta adquirir cuando asiste a talleres para ganar seguridad en sí mismo. En muchos casos, la atracción magnética del psicópata hacia los miembros del sexo opuesto parece casi sobrenatural.

Suelen ser unos grandes seductores, no sólo con el sexo opuesto, sino también con el propio. Suelen encontrar personas que los encumbran y admiran. Y a la vez escogen víctimas a las que intentan descalificar, humillar y acosar de manera continuada. Suelen hacerlo con un gota a gota, apenas visible para nadie, pero corrosivo a largo plazo para el que sufre este tipo de acoso continuado.

El sarcasmo suele ser una de sus mejores armas. Pequeñas “bromitas” sobre la víctima para ridiculizarla, nada que parezca importante a ojos de los demás, pero que cuando se multiplican en el tiempo (y en el número de compañeros que se suman a las “bromitas”) consiguen que la víctima quede descalificada a los ojos de su entorno y a los propios con el consiguiente daño en la autoestima.

Otras armas son las quejas continuadas sobre la víctima, o el llamar la atención sobre sus defectos (reales o imaginarios), reirse de sus ideas, sentimientos o actos, cualquier cosa que desacredite a su/sus víctimas.

Sus víctimas pueden ser sus hijos (la víctima se convierte en la oveja negra de la familia), sus parejas (buena parte de los maltratadores son psicópatas), amigos, vecinos, compañeros de trabajo, socios, etc.

El narcisismo también es una forma de psicopatía.

Cleckley piensa sobre lo que de verdad “era realmente anormal” en esta gente. Llega a estar muy cerca de sugerir que son humanos en todos sus aspectos – salvo en el hecho de que carecen de alma. Esta carencia de “calidad de alma” hace que sean “máquinas” eficientes. Pueden ser brillantes, escribir obras eruditas, imitar las palabras de la emoción, pero con el tiempo llega a estar claro que sus palabras no corresponden a sus acciones. Son el tipo de persona que pueden quejarse de estar siendo devastadas por la pena y que después van a una fiesta "para olvidar." El problema es que realmente SE OLVIDAN.

En pocas palabras, el psicópata - y el narcisista en un menor grado - es un depredador. Si pensamos en la interacción entre los depredadores y sus presas en el reino animal, podemos llegar a tener una cierta idea de lo que se esconde detrás de la "máscara de la cordura" del psicópata. Del mismo modo que un animal depredador adoptará toda clase de funciones furtivas posibles para acechar a su presa, sacarla fuera de la manada, acercársele y disminuir su resistencia, el psicópata construye todo tipo de camuflaje elaborado compuesto de palabras y apariencias - mentiras y manipulación - para "asimilar" a su presa.

¿Porqué me gusta hablar de intoxicadores?
Por que en donde están consiguen crear un clima tóxico, venenoso. Intoxican todo lo que tocan, crean mal ambiente allá donde van y muchas veces, tras enrarecer el ambiente, casi nadie es capaz de saber quién es el responsable. Saben como enfrentar a las personas y disfrutan con ello.

En el tebeo de Astérix y Obelix, “La cizaña”, caracterizan a un intoxicador a la perfección.

En Internet abundan estos sujetos. Se sienten seguros bajo el anonimato y no tienen nada que perder.

Lo único que les para es el miedo a las consecuencias de sus actos (cárcel, despido, denuncias, etc) no su conciencia, por que no la tienen.

No hay tratamiento. Cuando se consigue desenmascarar a uno lo único que se puede hacer es apartarse de ellos.

Agradezco a la página Psicopatía y ponerología su magnífica labor. Muchas de las ideas que aquí se exponen se las debo a ellos. Algunos párrafos los he copiado literalmente (los mejores sin duda).

Agradezco también a Kaken, que los ha sufrido en sus carnes, y me ha enseñado a verlos y reconocerlos.

33 comentarios:

Unknown dijo...

Muy buen articulo, acabo de descubrir que en mi vida diaria interactuo con dos psicopatas! :O
Y tiene mucha razòn tu descripciòn

Jack dijo...

Yo en su día cometí la torpeza de asociarme con una y montar una empresa.
Tardé dos años largos en darme cuenta de que todo lo que hacía no era casualidad. Menos mal que el santo me ayudó a soltarme de toda esa mierda mental.
Lo triste es que en cierto momento llegué a pensar que el problema lo tenía yo. Me dominaba completamente, llegó a tener un control mental tan gore sobre mí que cuando me llamaba por teléfono me paralizaba.
Y lo más desquiciante de todo es que era muy complicado, desde fuera, ver que la loca no era yo.
Afortunadamente la vida da vueltas y se la ha llevado a vivir lo suficientemente lejos como para que ya no sea un peligro para mí. Y menos mal, porque ahora lo veo con perspectiva y no sé cómo no me dí cuenta antes.
No quiero ni pensar lo que será tener a un familiar cercano tan tóxico, de lo que estoy absolutamente segura es de que la única, la única forma de salvarse de ellos es rompiendo todo contacto.
Precisamente su condenadísima forma de ser es la que encima genera culpa al que los aleja. Pero es la única forma de mantenerse a salvo.
Ole, doña K, por lo que estás haciendo. En esto, y sin que sirva de precedente, estoy con Juan a muerte.
La culpa es de ellos.
El problema es de ellos.
Mantente a salvo.

Juan dijo...

Ernesto, me alegro enormemente que te haya servido. Todos estamos en contacto con esta gente y, al menos yo, pensaba que eran simplemente hijos de puta, pero que se podía deber a algún trauma, malas experiencias, educación inadecuada, etc.

Y resulta que no, que no procede de la interacción con el medio, sino que es algo orgánico y heredado. Que no tienen solución. Que sólo vale, cuando se puede, alejarse de ellos.

Kaken dijo...

Gracias, Jack, un abrazo muuuy fuerte.

Juan dijo...

¡¡¡Cuánta razón tienes Jack¡¡¡. Kaken ha sentido culpabilidad toda su vida. Pensaba que la mala era ella.

Pero a raíz de descubrir esto, y tras hablar largo y tendido con mis hermanas en una reunión familiar, hemos descubierto algo terrible (hace tres días): el cabrón casado con mi hermana mayor abusó de mis otras dos hermanas y sospechamos que también ha violado repetidas veces a su esposa (mi hermana mayor) y posiblemente a mi sobrina. Mis tres sobrinos (los hijos de este hijo de puta) tienen unas taras psicológicas brutales y mi hermana mayor no ha salido de una depresión cuando no ha entrado en otra desde siempre. Y mis dos hermanas de las que ha abusado, hasta ahora no lo han dicho, se limitaron a cortar los lazos familiares.

Pero por fin ha salido todo a la luz y es hora de actuar.

Y sin que sirva de precedente, te diré que no te puedes ni imaginar en lo mucho que nos parecemos, jejejeje. Podemos ver las cosas desde distintos prismas, eso es verdad, y nos podremos echar los trastos a la cabeza muchísimas veces más, jejejejeje, pero hay un fondo de honestidad por parte de ambos que nos hace muy semejantes.

Un abrazo

Kaken dijo...

Bueenoooo, Juan por fin soltando lastre¡¡
Pues sí, no hay que esconder la ignominia, hay que defender la dignidad del humillado y avisar, difundir el daño que los depravados pueden hacer.
Y saber reconocerlos, la mayoría van de seductores y santitos por la vida, mientras no paran de desprestigiar y desacreditar a sus víctimas para que, si estas logran el enorme esfuerzo de contar su drama, no sean creídas. De ese modo, no serán castigados y podrán continuar su conducta criminal.

Independientemente de diferencias de credos,ideologías, momentos generacionales,ect, etc, la gente NORMAL se reconoce, se aúna y acaba generando estados de afecto desinteresado.
Y se disfruta del otro aunque no piense como uno.

Juan dijo...

Pues sí Kaken. La ocultación durante años de un drama sólo ha servido para ahondar las heridas. Por fin salen a la luz los hechos que han ocasionado circunstancias dentro de la familia que no se entendían.

Kaken dijo...

En ese caso, todo comienza a sanar...

A veces se abre una puerta y se desencadena que se abran otras, nos vemos en medio de una ventolera. Hay que aprovechar la oportunidad de curar heridas y disfrutar de los auténticos afectos, afrontar las crisis y ponerlas a nuestro favor.

Jajajjaa, pero si todo esto tu ya lo sabes¡¡

Juan dijo...

Gracias a tí, jejejejeje

Kaken dijo...

Y a tu apertura de mente, querido¡

Lo que me ha dejado admirada, Jack, es que tú y tu pareja (qué crack) supiérais detectarlo: pedazo de inteligencia emocional¡¡

Jack dijo...

Ah, yo no sé si es heredado, genético o que se cayeron de chicos en la marmita del demonio. Y mirad, llegados a un punto el origen de su forma de ser me importa poco.
Son los únicos seres de la tierra a los que no brindo ni las sobras de mi empatía. Cero. Nada. Nunca. Ya.

Y ojalá lo mío hubiera sido una cuestión de voluntad: yo pude librarme en parte por el santo (crack e inteligente él, no yo) y en parte porque a ella le convino dejarme tirada y marcharse a otro país. Osea, de voluntad hubo un poco al final por mi parte, pero me ayudó mucho el santo, y mucho la suerte.
Los dos años que estuve bajo su campo magnético los aprovechó para desacreditarme en los trabajos (me tenía convencida de que mientras yo trabajaba en taller por las dos, ella hacía relaciones públicas para las dos, jeje, me dscuido y me quedo sin curro para siempre), para tenerme prácticamente a expensas de cumplir sus órdenes y para tratar de no enfadarla, que se convirtió en una dedicación en sí, para mí.
Como el cuerpo es sabio y en seguida lanza señales de alarma, incluso me empezó a dar pánico conducir. Y yo ni ataba los cabos. Osea, esta mujer me generó fobias. Me destruyó la autoestima. Me lanzaba puyas que sabía que sólo pillaba yo.
Era tan maja, tan mona, tan lista, tan moderna y tan absolutamente hija de puta que su imagen era poco más que blindada. Imposible comentárselo a alguien que no fuera el santo.
Y lo que me costó, por cierto, hablar mal de ella por primera vez.
A día de hoy creo que soy la única persona en nuestro entorno que la vió gritar y volverse loca, porque se guardaba siempre muy mucho de hacerlo en público.
Pero doy gracias al dios de los ateos todos los días por haber puesto un océano de por medio. Ya puedo, incluso, acordarme de todo sin esa sensación horrorosa entre culpa y vergüenza. Que, por cierto, es inevitable un tiempo, y absurda cuando la ves con distancia. Repito. Inevitable al principio, absurda después.
Se pasa. Doy fe.


Sobre lo de tu familia, Juan... lo importante es que el día menos pensado sale todo a la luz. Y ese día es el primero del cambio.
Respirad, coged impulso, y a la carga. Apuesto a que sabéis lo que hay que hacer.
Dejemos de sacralizar a la familia sólo porque es familia. Y de avergonzarnos de cosas de las que no tenemos culpa alguna.
Hay familia que no significa nada. O que incluso significa cosas terribles.

A veces simplemente hay que soltar lastre lo más tranquilamente que nos sea posible. Y otras, directamente, dedicarse a recuperar la calma por justicia, poniendo a cada uno en su lugar.
Aunque sea a la fuerza.

Y sobre todo, alegraos de que estáis haciendo todo esto cuando aún no es tarde. Imaginaos el drama de no llegar a tiempo.
Con ambas cosas.

Suerte.

Juan dijo...

Joder Jack, vaya tela. Es impresionante tu historia. Que poder llega a tener esta gente y la indefensión que consiguen en sus víctimas.

Yo he conocido con certeza a tres y a uno lo tengo en duda.

A los tres que conozco, no me escogieron a mí como víctima, pero sí a mi mujer: su propia madre y hermano. Ya te imaginas el destrozo emocional que ha supuesto esto para Kaken. Yo veía cosas raras en su madre, pero las suponía cosas "normales" y defectos que puede tener cualquiera.

Pero Kaken ocultaba muchísimo. Ha necesitado más de tres años de terapia para que fueran saliendo todas y te aseguro que es espeluznante. Hace tres meses, por fin vió la luz (jo,parece una historia de santos) y ha roto todo lazo con ellos. Ha sido increíblemente valiente y fuerte.

Una de las cosas que más atan, y que también comentas, es la sensación de que nadie la puede creer. De hecho, en su familia no la creen. Pero atando cabos de todo lo que he visto en 32 años que conozco a mi suegra, ahora ya todo casa a la perfección: ¡¡¡y la he tenido delante de mí, jodiendo a mi mujer durante 32 años sin coscarme¡¡¡. Lo veía días tras día, mes tras mes y año tras año y no lo supe ver.

A mi cuñado (el marido de mi hermana mayor), hasta el domingo pasado, lo quería mucho. Y ha abusado sexualmente de mis otras dos hermanas y creo que ha violado a su propia esposa. Mis tres hermanas han sufrido horrores por él.

Y no sólo eso. Tras echar una mirada atrás, estamos muy convencidos (esto aún no se ha comprobado) que también abusó de su hija y de la mujer de su hijo. Además, sus tres hijos tienen unos traumas tremendos y unos problemas psicológicos graves que, hasta ahora, no entendíamos de donde podían venir. Incluso creíamos que era mi hermana la responsable de una pésima educación de sus hijos (ella misma siempre ha estado deprimida y se echaba la culpa del malestar de mis sobrinos).

El cuarto, del que no estoy seguro que sea psicópata, porque no lo conozco personalmente, sí ha intentado durante bastante tiempo ridiculizarme y desprestigiarme en internet, pero al no ser una persona importante en mi vida no me ha afectado y, en cuanto he tenido sospechas, he preferido cortar por completo la relación que tenía con esta persona.

Un abrazo Jack

Lenka dijo...

Permitidme que me quite el sombrero ante los tres, con toda la seriedad del mundo (porque desde luego el tema no puede ser más serio).

Tiene que ser absolutamente devastador encontrarse con alguien así en tu vida. Porque si una mera compañera de curro te puede minar hasta los extremos que comenta Jack, qué no podrá conseguir uno de esos hijoputas cuando, encima, tiene a su favor toda la carga de culpa que conlleva la sangre??? Porque un padre, un hijo o un hermano te quieren. Te quieren hasta las últimas consecuencias, aunque eso incluya autoengañarse, tragar, mentir al mundo, soportar e ir muriéndose de a poco. Coño, es que te dejas matar por el otro. Literalmente.

Afortunadamente no creo haber conocido a nadie así. Quizá en el trabajo, pero "del otro lado" (ya sabéis). Nunca a nadie cercano. Es posible que haya uno en mi familia, pero nunca tuve que sufrirlo porque no es demasiado cercano (un tío abuelo) y el clan se encargó hace años de romper lazos con él. Jamás le he tratado directamente, pero sé que intentó devastar a su madre y sus hermanos (especialmente al físicamente más débil, el de la minusvalía) y le salió caro. Se le largó de la familia, por lo que lleva unos... qué sé yo... cuarenta años, creo, insultando y esparciendo rumores absurdos sobre todo ellos y sus descendientes (no sé si a mí me habrá tocado algo, porque dudo que sepa de mi existencia siquiera).

De oídas conozco a otro que está en el círculo de mi familia política (bastante lejos) y sé que ha machacado siempre a su mujer y sus hijos. Una hija suya vive una agonía absoluta, porque aunque ha roto con él y se limita a esperar que muera (triste, pero cierto, y comprensible) no consigue ni que la madre rompa con ese cabrón ni que la deje a ella en paz con sus lamentos. Está atrapada esa señora, y se empeña en arrastrar a los hijos con ella. Muy duro. Muy duro porque no sólo debes romper con el psicópata, también con su principal víctima, que es tu madre (a la que adoras). Y ahí viene toda la culpa. Quiere salvar a su madre (que no se deja), pero no resiste que ella la use de paño de lágrimas porque entiende que eso la hunde. Y ahí sigue. "Es la última vez que te escucho, mamá, no me llames más si sigues con él". Y luego no tiene valor para no descolgar el teléfono la siguiente vez.

Lenka dijo...

Pero creo que el caso más duro que conocí fue el de una amiga de mi madre. Es la mayor de tres hermanos (los otros dos son varones) y siempre ha tenido que ser perfecta, además de la segunda esposa de su padre y la segunda madre de sus hermanos. El padre era un ogro, sin más. La madre, una criatura frágil y asustada.

Esta mujer (la hija) recuerda toda su infancia en dos frases que pronunciaba su madre (dependiendo del día) en cuanto los niños entraban en casa:

- No hagáis ruido, niños. Papá está de mal humor.

- No hagáis ruido, niños. Papá está de buen humor.

Creo que eso lo dice todo. El ogro era un gran profesional, inteligente, querido por sus amigos, culto... todo un señor. En casa lo aplastaba todo y a todos. Sólo se comunicaba con gritos, golpes y gruñidos. Era de esos que (como en las pelis) si la sopa estaba fría, o sosa, lanzaba el plato contra la pared y se iba a comer al bar mientras los niños debían seguir comiendo sin alzar la vista y la esposa debía recoger el desaguisado en silencio, con lagrimones cayéndole por la cara. Y todos temblando de miedo.

Esta chica huyó de casa a los 17, se casó poco después, tuvo una hija, hizo su vida, vivió en el extranjero... pero le costó hasta los cuarenta y tantos cabrearse, pegar dos voces y romper con todo, incluyendo el lado sumiso de su madre, a la que ve, a la que quiere, con la que pasa tardes estupendas, pero a la que no consiente jamás que le hable "de él". Porque, como bien le explica: "le elegiste tú y no quieres dejarle. Sigue con él, pero yo elegí sacarle de mi vida".

Lo curioso es que la única persona que osó enfrentarse al ogro fue la nieta, y desde muy pequeña. En una ocasión en que el tipo se puso estupendo, la niña (tendría unos 9 años) le lanzó un zapato a la cabeza y declaró que no quería verle nunca más. Tremendo que a su madre le costara mucho más tiempo llegar a la misma conclusión.

Esta historia me impactó tanto que la escribí hace años.

Juan, lo que cuentas es tremendo. Y, por desgracia, más habitual de lo que creemos. Pero nada de lo que sentir vergüenza. Vergüenza, él. No vosotros. Tremendo también lo de Kaken, sin duda. Qué duro cuando es una madre...

No os digo nada. Os lo habéis sufrido vosotros y os lo habéis currado vosotros. Sois grandes. Y os merecéis el equilibrio, la paz y vivir tranquilos. Caiga quien caiga. Porque a los tóxicos, nada. Cero. Ellos no empatizan, así que no empaticéis. Borradlos.

De verdad que sois unos bravos.

Lenka dijo...
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Juan dijo...

Gracias Lenka.

No he sentido vergüenza en ningún momento, de hecho he escrito esta entrada, con mucho dolor, pero sin vergüenza, porque ni mis hermanas ni Kaken han hecho nada avergonzante.

Primero fue Kaken la que dio su primer paso hace tres meses. Y si ya estaba profundamente enamorado de ella, ahora, si cabe, aún más, porque al amor se le ha sumado una enorme admiración. Es que es muy difícil lo que ha hecho. Nos han criado en el honrarás a tu padre y tu madre y romper esas cadenas es brutal.

Y a raíz de esta ruptura, hace tres días, al reunirnos por navidad con mis hermanas, el hecho de que ella contara su experiencia obró el milagro de que mi hermana "confesara" el peso que arrastraba desde hacía muchos años.

Infinidad de veces hemos hablado Kaken y yo de como mis tres hermanas habían cambiado una barbaridad, las tres a partir más o menos, de los 18 años.

Mi hermana pequeña, de ser la cosita más feliz, sonriente y locuela del mundo a ser una persona triste y rígida.

Mi segunda hermana, de ser una pánfila y relajada de la vida con 17 años, a ser la mayor rebelde, ácrata, femisnista, activista y extremista del mundo.

Y mi hermana mayor (la casada con el monstruo), de ser inteligente, divertida, dicharachera a ser una deprimida y quejosa toda la vida.

Y en medio de estos cambios, el cabrón. Y los demás ni pajorera idea de lo que había sucedido. Nos dábamos cuenta de los cambios, pero no del origen de los mismos.

Juan dijo...

Mis dos hermanas habían ocultado los abusos durante años y años (de hecho no sabían que la otra también había sido víctima) porque no querían hacer daño a mi hermana mayor y supongo que pensaban que nadie las creería, porque el ogro es de reputación intachable, persona "honesta", "trabajadora", "responsable". ¿Cómo las iban a creer a ellas?.

Durante años y años han vivido con ese peso, sin contarlo a nadie. Incluso la familia (desgraciadamente, yo el primer gilipollas que lo hacía) les afeaba la conducta que tenían con mi hermana mayor y su familia. Porque no iban a su casa. Porqué no llamaban a su hermana. Encima eran las malas, las ariscas.

Juan dijo...

El primer día, cuando lo supe, quedé en estado de shock.

Ahora ya se me están aclarando las ideas.

Me importa un carajo el cabrón. Sólo pienso en las víctimas y ellas son ahora mismo mi prioridad

Lo fundamental ahora es el bienestar de ellas. El apoyo, el cariño, la cercanía. Hemos vuelto a quedar este domingo para seguir hablando y darnos muchos abrazos.

Lo siguiente será muy doloroso, pero creo que necesario: contarlo todo a mi hermana mayor y mis sobrinos, que aún no lo saben.

Mis hermanas, creyendo que estaban protegiendo a mi hermana mayor, en realidad lo que ha sucedido es que han protegido al verdugo y expuesto durante años a mi hermana mayor a un impresentable. Lo hecho, hecho está y no hay ningún tipo de culpabilidad ni de responsabilidad en ellas. Son víctimas y punto, pero ha llegado el momento de desenmascarar al ogro. Si ellas aún no están lo suficientemente fuertes para contarlo a mi hermana mayor y mis sobrinos, lo haré yo.

Lo siguiente será indagar en lo que haya podido hacer a otras, como su propia esposa o su hija (mi sobrina).

Mi sobrina tiene también un peso enorme y lleva años y años en depresión, sin saber porqué. Ella misma reconoce que tiene un marido ideal, un hijo maravilloso, su trabajo fijo que le gusta, una situación económica estable, pero siempre tiene un nudo en el cuello. En la infancia y adolescencia, durante años, dormía con su abuela, que vivía en su misma casa. Prefería dormir con ella que en su habitación. Hay datos para pensar en lo peor.

Y mi sobrino, muy tarado emocionalmente, está casado con una chica estupenda.....que jamás ha dejado a su hija (la nieta del ogro) a mi hermana y al ogro, a pesar de los miles de ruegos para que se la dejen. ¿Porqué esa chica jamás ha dejado a su hija a mi hermana (y al ogro)?. Más dudas.

En fin, hay que sacar muchos trapos sucios y sanar, que es la prioridad fundamental.

Las consecuencias legales llegarán en su momento.

Juan dijo...

Y con Kaken, menuda tipa.

Ella solita se ha estado enfrentado a su pasado durante tres años (con la ayuda de su psicóloga) y no podía ni imaginar la enorme entereza y fuerza que se escondían detrás de sus ojos.

Ha luchado como una jabata y, por fin, ha salido a la luz el pedazo de mujer que siempre ha sido pero que estaba detrás de un espeso manto de podredumbre.

Gracias a su dolor, a su entereza, ha conseguido que mis hermanas hayan encontrado fuerza para sacar a la luz sus propias angustias.

Lenka dijo...

Cuántas víctimas, verdad? Es aterrador. Es tremendo. Pero el ser humano siempre termina resultando asombroso, en lo peor y en lo mejor. En lo mejor sobre todo.

De Kaken no te digo nada porque sabes de sobra lo que tienes.
De tus hermanas y tu entorno, sólo te deseo encuentros y reencuentros. Que se acabe la pesadilla, que al fin "se haga la luz" entre tantas dudas y sospechas (y ojalá no se confirmen las peores, de corazón te lo digo), que ahora que todos comprendéis qué estaba pasando y por qué pasaba os hagáis una piña para apoyaros y luchar juntos. No sé ni para qué lo digo, sé que lo haréis.

Me temo que tu hermana mayor se llevará un palo enorme, pero no puede ser de otro modo. Tus otras hermanas merecen su verdad, y también la mayor la merece, aunque duela. Eso creo, al menos. Es un alivio saber que estaréis ahí con ella. Supongo que ya habrás imaginado que en un primer momento pueda reaccionar contra vosotros (es muy humano negarse algo tan tremendo, sobre todo porque uno se culpa y hasta se odia por "no haberlo visto"), espero que si ocurre tendréis paciencia con ella y con su dolor.

No os reprochéis nada, nunca. Ni a las que al fin hablaron (que no tienen culpa, al revés, son víctimas) ni a los que no vieron (que tampoco tienen culpa de nada, desde luego). Un sólo reproche puede resquebrajarlo todo. El único culpable es el ogro. Él solito. No su mujer, ni sus hijos, ni su entorno, ÉL. Único responsable.

Me tranquiliza pensar que estarás ahí tomando las riendas, siendo reflexivo, empático y tranquilo, como siempre (por supuesto me tranquiliza también saber que tienes el apoyo de Kaken, que te entenderá mejor que nadie) Creo que lo harás muy bien, sinceramente (dentro de la dificultad, que la hay, claro). Y creo que serás un apoyo enorme para tus hermanas. Recuérdales a todas ellas que ninguna debe sentir la menor vergüenza por nada, que todas son víctimas de uno u otro modo. Y que el ogro no merece nada.

Mucho ánimo, Juan y que todo salga lo mejor posible. Os lo merecéis.
Un abrazo fuerte.

Lenka dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juan dijo...

Muchísimas gracias Lenka. Sé que es de corazón.

Dentro de todo el dolor, el de mis hermanas, porque yo solo siento dolor por el dolor que ellas sienten, estoy muy esperanzado, porque veo un futuro mucho mejor.

Y sí, tienes razón, también creo que al principio mi hermana mayor (que estoy convencido que es la mayor víctima, pues ha convivido con él durante 39 años y la ha hecho papilla durante tanto tiempo) se puede revolver contra nosotros. Incluso que se considere ella la culpable de que su marido haya hecho eso. Pero confía enormemente en mí y creo que podrá entrar en razón y hacer lo inevitable. Mis sobrinos también confían mucho en mí y espero que esto sirva para convencerlos.

Porque este señor tiene que desaparecer por completo de sus vidas, si no va a seguir intoxicándolos para siempre.

Al principio sí me reproché haber estado tan ciego y tuve mis llantos de rabia por el dolor que ví en mis hermanas y mi incapacidad de no haber ni sospechado nada. Kaken, durante años, me decía que mi cuñado no le gustaba ni un pelo, pero pensaba que simplemente le caía mal. Incluso me decía que miraba a mi hermana pequeña de forma obscena, y yo, como un gilipollas, no veía nada anormal.

Pero en cuanto conseguí enfriar la cabeza, y hay que enfriarla porque tengo que ahorrar fuerzas para ayudarlas, me olvidé de culpas y me centré en lo que realmente me importa: el bienestar de las personas que quiero.

Y Kaken, dentro de su dolor,está luchando como una auténtica brava junto a mí para poder ayudar de la mejor manera posible a mis hermanas.

Kaken dijo...

Ya que hablamos, quiero aclarar que lo que sucedió hace unos días es que una de las hermanas de Juan fue capaz, por fin, de contar lo que le sucedió y me eligió a mí. Yo eso lo vivo como un privilegio.
Que mis palabras previas ( y las más previas de Juan y su otra hermana víctima), mi vivencia de víctima y mi cercanía humana lograran que se deshiciera, por fin, de ese enorme peso, que confiara en mí es algo impagable.
Recobramos la naturalidad, el afecto que siempre nos habíamos profesado, tapado por años de influencias nefastas.
Reímos y lloramos, nos abrazamos, nos besamos....ya no somos cuñadas, nos sentimos y vivimos como hermanas,las dos.
Hoy, por fin, mi Hermana ha conseguido contarle a su marido lo que pasó.
Y él la ha recibido de la mejor manera posible, lo cual me hace feliz, pero no bajo la guardia.
Cuando una víctima es capaz de hablar y es bien recibida, el alivio que se siente es espectacular, inenarrable.

Pero en todo proceso de ruptura hay dolor, duelo, cosas que encajar...y ella caerá, seguro, es parte del problema antes de sanar del todo.

Y tiene muuuchas alas que la sostendrán¡¡¡

Kaken dijo...

Y por poner un poco de humor (la risa es sanadora), no os imagináis el cuadro cuando, al informar, a su tiempo y su manera, a nuestros hijos, uno de ellos dice: "Bueno, según la estadística ya nos han tocado todos los psicópatas que nos corresponden, no??"

Alberich dijo...

Un bravo a todos. Yo padezco a alguien así en la familia...y aún no sé que hacer. Creo que acabarà mal la cosa. Mal mal.... de sangre,vamos.

El caso es...cómo nos ven los demás? Algunos podemos caer en esa definición,aun odiándolo,a los ojos de otros?...

Lenka dijo...

Kaken, no me sorprende que tu Hermana (de Juan) te eligiera para desahogarse. Si algo dejas claro es que estás dispuesta a escuchar y a sostener con todas tus fuerzas a quien sea. Y, obviamente, los que te conocemos un poco y sabemos de tus luchas, entendemos que eres un ejemplo a tener en cuenta en ese sentido. Así que es normal que recurriera a ti.

Déjame decirte que el sentido del humor de tus enanos es revelador. Creo que Juan y tú hacéis muuuuy buen trabajo como padres, sin duda. Que chavales jovencitos (en esa edad en la que todo es una tragedia y todo nos supera) puedan participar de algo tan tremendo dentro de su familia con serenidad... y con humor!!!! En fin, me parece muy significativo. Creo que esos chavales van bien equipados para la vida, capaces de enfrentar las cosas con una actitud envidiable y muy sana. Con eso, la verdad, ya tienen mucho ganao. Vaya que sí. A otros nos cuesta años aprenderlo!!!

En fin, que mucha suerte y fuerza a la familia para seguir unidos y ganar esta batalla. Y, sobre todo, ganar vuestra paz, que os la merecéis.

Lenka dijo...

Albe, si tenéis a uno así en la familia me temo que sólo hay una opción sana: echadle fuera. Romper lazos con él. No se me ocurre otro modo de vivir en paz. A veces eso supone romper con más miembros de la familia, pero creo que por duro que resulte es preferible por higiene mental. Sinceramente lo pienso.

Juan dijo...

Alberich, cada uno debe optar por lo que crea mejor para sí mismo. El egoísmo, en la dosis correcta, es una de las mayores virtudes que se pueden tener (ojo, no el egocentrismo).

A veces se actúa de forma contraria a lo que se siente por tal de no dañar, o proteger o incluso pensando que es un bien para otro.

Creo que esto es un error porque nos traicionamos a nosotros mismos y traicionamos al que supuestamente le estamos haciendo un bien.

No hay que llegar a la sangre. Ante un psicópata sólo hay una manera de actuar: echarlo fuera de tu vida. Si no sabes si lo debes hacer o no en base a lo que puedan sufrir otros, estarías traicionando a tí y al otro. Cada palo que aguante su vela. Por muy duro que parezca.

La otra frase no la he entendido bien. Me ha parecido entender si alguien te puede ver a tí como un psicópata. Mi opinión es que eres justo lo contrario, muy emocional y empático.

Un abrazo de oso, gandul. A ver cuando te podemos poner la vista encima.

Juan dijo...

A mi tampoco me sorprende que mi hermana la eligiera a ella. No sé como se puede ver a Kaken a través de internet, que sabes que se pueden tergiversar muchas cosas al no tener más que unas palabras en vez de gestos, miradas, sonrisas, etc. Pero en persona deja huella.

La conozco, desde hace más de 30 años y nunca ha intentado hacer daño a nadie. En todo este tiempo sólo la he visto dirigir un insulto a una persona. Y es de armas tomar, te lo aseguro. No se calla ni una y, cuando tiene que enfrentarse a alguien, no rehuye la pelea, pero siempre lo hace desde el respeto.

Con una mujer así, los hijos salen muy bien armados....de amor.

Kaken dijo...

Albe, pienso que estás realmente intoxicado por alguien que te hace dudar a tí, con tu tremenda inteligencia, de cómo te ven los demás.
Se nota a la legua que tienes cerca una influencia nefasta. Y que no puedes, por el momento, echarla de tu vida y de tu mente.
Y me atrevo a sospechar quién es.
Un beso, Ant, te sigo la pista, no lo dudes.

Alberich dijo...

Quién crees que es,Kaken?
Te lo pregunto MUY en serio: mándame un mp al foro o un mail.
Sería importante.
Te espero!:D

Kaken dijo...

A ello voy, Albe, un besazo.

Remolina dijo...

Madre mía, me habéis dejado alucinada con lo que habéis contado. Por las historias en sí y por la valentía que habéis demostrado todos. No sé cómo hubiera reaccionado yo en vuestros casos. Chapeau para todos.

Yo tengo un caso cercano, pero no es tan "grave" como los vuestros, gracias a Dios, es más algo parecido a lo de Jack. Pero sí es una persona que intoxica, que manipula, y que cara al exterior es un encanto. Está destrozando a su familia, porque sus actos se centran en su familia. De puertas para afuera nadie diría ni se puede imaginar lo que hay de puertas para adentro. Lo que pasa es que en este caso son cosas pequeñas, elige a sus víctimas y las va minando, poco a poco, no con grandes cosas, si no con cosas pequeñas, poquito a poquito.