No me gusta la caza. Y un tipo de caza que me disgusta especialmente es la que se practica desde un puesto fijo, sentado todo el día, esperando a que aparezca la pieza para disparar.
Hay personas que son cazadores de este tipo en su día a día. Viven sentados cómodamente en sus butacas, sin arriesgar nada, sin innovar, sin cambiar lo que no funciona. Pero con una escopeta cargada de reproches y quejas dispuesta a ser utilizada continuamente sobre las piezas de alrededor. Es como el cazador de puesto fijo: pasivo, pero agresivo.
El rebelde, el que se cuestiona lo que le han enseñado, el que pretende hacer las cosas de manera diferente, el que no canoniza sino que investiga y saca sus propias conclusiones, el que pretende transformar para mejorar, es su víctima favorita.
7 comentarios:
Estamos de acuerdo. Y, además, celebro releerte por aquí.
Un besote!
Muchas gracias Lenka.
Ultimamente ando un poquillo bajo de moral y aparezco menos por aquí, pero no hay mal que mil años dure.
Jo, Juan, no te vengas abajo...Tú, no!!!
Un besazo, cielo.
Y si te mandamos un besazo enorme (con permiso de Ms. Kaken, claro)...¿te animas? Si es así, date por besado (y de paso le das otro a tu señora)
Bienvenidos son todos los besos¡¡¡
Más para vosotras :-)
Eli, no es nada preocupante, me encuentro bien. Sólo es un poco de moral baja por una mala racha, nada más.
Otro besazo para tí.
Un besazo y abrazos me animan siempre, sobre todo de gente buena como tú, vetinari.
Publicar un comentario