domingo, 19 de octubre de 2008

Extremistas

Hay que diferenciar, en primer lugar, el concepto de extremista, fanático y el de radical.

El radical busca y profundiza “hasta la raíz” en el origen de los problemas. Y es, desde la raíz, desde donde propugna los cambios de la sociedad. Son cambios, habitualmente, de contenido altamente revolucionario, pero bien concebidos y racionalizados. Radical fue la Revolución francesa, el marxismo, Julio César o, en la actualidad, algunos movimientos feministas. El radical, cuando consigue sus objetivos, es capaz de cambiar el mundo durante generaciones.

El extremista no es llevado por la razón sino por la emoción. Parte de reflexiones con poca o ninguna base y las defiende, no desde la lógica, sino desde sentimientos más o menos violentos: ira, odio, violencia verbal o física.

El fanático, según la RAE, defiende con tenacidad desmedida y apasionamiento creencias u opiniones, sobre todo religiosas o políticas. Por consiguiente, todos los extremistas y radicales son fanáticos, pero no a la inversa. Se puede ser fanático de un grupo de música o un club de fútbol, por ejemplo, y no tener ninguna de las características de extremistas y radicales.

Decidir lo que son o no ideas extremistas es harto complicado. Lo que aquí y ahora resulta normal e incluso conservador, allí y antes era extremismo puro y duro. No me interesan por tanto lo que son o no ideas extremas, sino los que son o no extremistas.

Características del extremista
1. Son personas que tensan las posiciones y las llevan hasta el límite. Distorsionan la realidad hasta llevarlos a un punto de irrealidad imposible.

2. Impaciencia. Los objetivos hay que lograrlos aquí y ahora.

3. La victoria ha de ser absoluta. No les basta con conseguir avances, siguen la consigna del “todo o nada”. Por eso, negociar con extremistas, no es buena idea. No se puede negociar con el que no se conforma nunca. El extremista aborrece de los compromisos o acuerdos.

4. “El que no está conmigo, está contra mí”.

5. Escoge a un enemigo, real o imaginario, al que hace responsable de todos los males de la humanidad. A ese enemigo lo llega a odiar incluso hasta la muerte. Para el religioso ultra, la laicidad es el mal único, para la feminista extremista, el machismo es el origen de todos los males o para el extremista de izquierda, es el capitalismo la raíz de todos los males.

6. Uso de la violencia. Como la victoria ha de ser completa e inmediata, los mecanismos racionales para conseguir cambios no les sirven. El uso de la violencia verbal y física, e incluso en último extremo, del terrorismo, es el final lógico para estos sujetos.

7. Su ideología no sólo es la mejor....es la única. Esto los lleva a la intolerancia.

8. Son individuos profundamente tribales, sin la menor traza de autocrítica. Nunca van solos, sino en pandilla y, los miembros de su tribu, no tienen culpa de nada, no son responsables de los actos, a veces abominables, que cometen. Estos actos son consecuencia lógica de la maldad absoluta de la tribu contraria.

9. Los extremistas se creen con el derecho a completar su propio destino, aún a costa de imponer sus criterios por la fuerza, sintiéndose la vanguardia y la élite de la humanidad. La propia trascendencia de sus ideas les otorga impunidad ante los actos más salvajes que puedan cometer, justificados por un fin último y elevado. No sienten remordimiento ni muestran la más mínima empatía por el que ha sufrido las consecuencias de sus actos.

El extremista ¿nace o se hace?.

No se me ocurren respuestas satisfactorias. Pienso que el extremista, de alguna forma, nace. Creo que debe existir una predisposición genética para que, a algunos individuos, les sea más fácil enrolarse en aventuras, llamémoslas, románticas. Deben ser personas que, al contrario que a la mayoría, el cambio no les produce miedo, sino todo lo contrario, una forma de sentirse bien. Por supuesto que deben haber psicópatas en estos movimientos, pero intuyo que deben ser los menos, aunque siempre bien aprovechados por los cabecillas. También hay personas que tras determinadas vivencias, más o menos traumáticas, llegan a este tipo de movimientos.

Sin un caldo de cultivo adecuado, el extremista no se desarrolla plenamente. Será un individuo tozudo, prejuicioso, siempre en posesión de la verdad, intolerante y violento, pero en un ámbito privado.

Cuando varios “extremistas genéticos” encuentran en un lugar determinado un motivo o una idea para luchar, es cuando desarrollan todo el potencial. Da igual que idea sea, con tal de que esa idea les enfrente a toda la sociedad. Un extremista determinado, si hubiera nacido en Alemania en los años 20, se hubiera convertido en nazi, si hubiera nacido en los años 30 en China hubiera sido maoísta y si naciera en Afganistán sería un islamista extremista. Lo de menos es la idea que decide defender, lo importante es desarrollar la personalidad para la que han sido programados.

No creo en el determinismo genético, pero sería igualmente absurdo desdeñar la influencia que los genes pueden tener en nuestras actitudes.

Al contrario que los radicales, los extremistas sólo son capaces de cambiar el mundo durante un corto y sangriento lapso de tiempo.

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