sábado, 13 de marzo de 2010

Naturalidad

Hasta hace unos días, un misterio envolvía mis relaciones con los demás. Hay personas con las que no me encuentro a gusto. Las rehuyo todo lo que puedo.

Estas personas no parecían tener ningún nexo en común. Las había inteligentes y poco inteligentes, serias y alegres, optimistas y pesimistas, buenas y malas personas, divertidas y aburridas y, sobre todo, las había que me caían muy bien o mal.

Durante muchos años he tratado de encontrar ese nexo común, más que nada, para conocerme mejor y saber porqué reacciono así. Pero también porque a algunas de ellas las quiero y admiro.

Y el otro día, por casualidad, se hizo la luz. La respuesta era tan simple como sencilla: naturalidad.

La falta de espontaneidad y la manera de comportarse artificiosa me repelen. Personas que miden sus pasos y gestos, que no dejan salir su forma de ser, que se conducen con rigidez.

Y esta falta de naturalidad no necesariamente indican maldad, ni intento de engañar a los demás sobre la verdad de sus vidas. Muchas veces no intentan estafar, pero van con pies de plomo. Da la impresión que necesitan y dependen tanto de su imagen, que siempre se tienen que comportar de manera que la mantengan íntegra.

La naturalidad va inevitablemente unida a la sencillez. A comportarse de acuerdo con su propia naturaleza, sin artificios ni adornos. Ser tal cual se es y se piensa. Supone no tener miedo al ridículo, tener poca vergüenza y aprender a reirse de uno mismo. No tomarse a sí mismo demasiado en serio. Huir de la trascendencia.

Este descubrimiento se ha vuelto contra mí. Me considero/consideran una persona muy natural. Sin embargo cuando escribo, me descubro artificoso. No me gusta como escribo, aunque sí me guste lo que escribo. Para intentar que mi mensaje sea interpretado con la misma intención que ha sido pensado, uso palabras y expresiones que no uso en la vida diaria. Por eso, cuando leo algo que redacté hace tiempo, me queda un regusto amargo. Es como si lo hubiera escrito otro que piensa como yo. Y me disgusta. Mucho.

17 comentarios:

Lenka dijo...

No sé qué decirte, Juan. No creas que es fácil ser natural 100% por estos medios. Yo tengo que cortarme muchísimo para no dejar salir mi verdadera forma de hablar, porque si ya midiendo sueno cabreada incluso sin estarlo... calcula. La mayoría de las veces que me pongo en modo "megáfono en mano y predicando en el desierto", también conocido como modo "hablando sola frente al espejo", mucha gente se siente insultada directamente o interpreta que estoy pegándoles gritos, cuando nada más lejos de la realidad. Debo tener un tono de lo más iracundo. Y resulta que, insisto, normalmente deberían leerme pensando en el ñoñidiscurso final de algún prota de película. Porque te aseguro que lo que más me sale es la vena "apasionado-teatrera" que cualquier otra.

En confianza y en la vida real no sólo tengo esa vena megáfono, es que encima me expreso con tacos, sarcasmos y de forma mucho más directa. Como se me ve la cara no me suele traer problemas, pero imagina por escrito. Si de apasionada sueno a bruta y de hablar sola parezco una pedante dando lecciones, sólo me falta soltar improperios pa que me caneen.

Así que no, no soy natural, no del todo. Ni de lejos. Creo que por estos medios no podemos serlo nadie. O quizá sí que puedan los que siempre mantienen un tono la mar de sosegado, supongo que a ellos les saldrá sin más y nadie les malinterpretará. O sí, a saber.

Cuesta un poco, pero al final no queda otra que adaptarse a los canales. Es como cuando vas a ver a los abuelos. No usas con ellos el mismo lenguaje que con tus amigos (si yo lo hiciera les daría un patatús a los cuatro, créeme). Somos menos honestos por eso?? No sé, es lo que hay, supongo. No somos los mismos en el curro, con la pareja o con el vecino, pero siempre somos nosotros. O eso espero, porque si no menuda crisis de identidad.

Además de todo esto, es que hay gente que te provoca inmediata simpatía y gente que no te cuadra ya de entrada. A veces ni siquiera puedes explicar por qué cuernos te ocurre, qué distingue al que te cae bien del que te repele. Recuerdas la de veces que hemos comentado eso del sexto sentido, del cerebro que percibe ciertas cosas (positivas o negativas) sin que uno sea consciente más que de la mera sensación? Y que luego, al conocer mejor al otro, esas sensaciones se confirman o se desmienten? Y llegan los consabidos "si ya decía yo que no me caía bien", o el "pues mira, me equivoqué con esta persona".

Percibimos sin darnos cuenta cosas que, según nuestros personales criterios, son buenas o malas, así sin matizar mucho. Qué sé yo. A veces pueden ser verdaderas tontunas. Como un compañero de curro que no tragas es rubio, rizoso y habla alto, mañana das con alguien que se ajusta a eso y te cae fatal sin más, y ni te das cuenta de que es por algo tan simple como que te recuerda a otro.

En fin, todo esto es hablar por hablar. Espero que no te agobie mucho comprobar que ese que escribe en el foro eres tú a ratos. Te aseguro que nos pasa a todos. Yo me releo a veces y lo mismo pienso "cómo se me ocurrió tal genialidad" que "santo dios, qué ascazo me doy". No te nos comas demasiado el coco, Juan!!!

Kaken dijo...

Yo pienso igual, Lenka.
También nos sucede algo similar a cuando nos vemos en fotos ¿alguien se gusta a sí mismo o se ve favorecido?

Supongo que una de las cosas más difíciles que nos toca vivir es lidiar con nuestra imagen, con lo que somos, cómo nos vemos y cómo nos ven los demás.
Es un tema fluctuante que nos enfrenta a su resolución cada vez que nos comunicamos con otro por el medio que sea.

Hace poco leí algo escrito por mí en los principios del foro y me dió la risa tonta: más cursi que un ocho, parecía Teresa de Calcuta en bruto, jajaja.

Juan dijo...

Tienes razón en que no nos comportamos ni hablamos igual dependiendo de las circunstancias y personas con las que estamos. Y no tiene nada que ver con la honestidad ni con la hipocresía. Simplemente es saber adaptarse al entorno.

Pero, al menos eso creo, en la vida real mantengo una actitud similar y reconocible. Puedo estar en una reunión con el director del Hospital, o tratando a un paciente en el Hospital, o estar con mi familia, o en el gimnasio con los amigos, o dando una conferencia con gente totalmente desconocida y soy reconocible. O eso creo. Quizás se deba a que me apoyo mucho en la expresión corporal. Mis manos no paran y mi cara creo que es bastante expresiva. Me siento a gusto con estas muletillas porque mi expresión verbal es bastante pobre.

Pero al escribir, de pronto me siento desnudo. Lo tengo que expresar todo con palabras. Continuamente acudo a páginas con sinónimos y a los diccionarios porque me siento inseguro. Tengo muy claro lo que quiero decir pero nada claro como expresarlo.

Hay personas que siempre encuentran la palabra justa, la expresión exacta, y me dan una enorme envidia (os pasa tanto a ti, como a Kaken o a Chusa, Celadus o Rogorn).

Y a tí te encuentro una enorme naturalidad cuando escribes. Creo recordar que Rogorn dijo en alguna ocasión que escribes de corrido y casi sin repasar nada y con una rapidez asombrosa. Y de todos los que conozco, tú eres la única a la que encuentro con la posibilidad de escribir de manera profesional. Rogorn o Celadus, e incluso Kaken, pueden escribir de manera igual de "correcta" desde el punto de vista gramatical, pero tu tienes un extra que es que sabes contar historias con razón y con corazón. Y tienes un estilo absolutamente particular y diferente.

Un abrazo

Juan dijo...

Pues Kaken, yo te veo absolutamente igual escribiendo que hablando.

Cuando te decides a escribir, también lo haces maravillosamente y perfectamente reconocible.

¿Y quién te ha dicho a tí que a veces no te parezcas a Teresa de Calcuta?. Con unas pocas más de curvas, afortunadamente.

Y tienes razón con lo de las fotos, por lo menos a mí también me pasa que no me reconozco.

Inés Valencia dijo...

Qué curioso! para mí ésto sí que es otro mundo... Yo soy igual siempre, para bien o para mal. Generalmente para mal, como bien decís, no se puede uno comportar igual en toooodas las situaciones, pero yo lo hago. Lo mismo me dá estar con mi madre en la cocina, que en un bar con colegas, que en una entrevista de trabajo, que comprando el pan. Tengo que trabajar en ello, pero a estas alturas de la vida no sé yo si podré hacer algo...

Juan dijo...

¡¡Pues enhorabuena Lal¡¡.

No creo que tengas que trabajar nada. A esto lo llamo yo naturalidad total. En todo caso soy yo quien tengo que trabajar para conseguir lo que tu has conseguido.

Un abrazo Lal

Kaken dijo...

¿Como que generalmente para mal, Lal???
Yo te he encontrado siempre de lo más natural, me encantan tus fotos, tus bailes, tu mundo ínfimo, tu amor y sabiduría sobre la naturaleza y lo que escribes, me encanta tu parecido con mi hija, que poseis en las fotos las dos iguales, no sé, mil cosas, pero te considero única, original y natural. Es decir, en tí todo cuadra y es coherente.

Alguna collejilla sí que te daría por tu pesimismo, creo que te valoras a la baja y también que no siempre dices lo que piensas, sobre todo si puede surgir enfrentamiento...y eso no es bueno para ti, a la larga.

En fin, Lal, espero disculpes mi atrevimiento, pero esto me ha salido "del tirón" al leerte y espero que pueda serte de utilidad (o me lo sea a mí).
Y si no es así, me dejo que me acollejes viva ;-)

Por cierto, me encanta leerte por estos lares, un bes, so guapa¡

Inés Valencia dijo...

Me has calado cuasiperfectamente, K. Y me ha encantado que me veas así, además.
Es cierto, no siempre digo lo que pienso, pero no es por no provocar enfrentamientos (que podría ser, porque no me gustan nada), sino porque no quiero que nadie haga las cosas de una forma porque yo se lo diga. Quiero, necesito, que salga de ellos. Y no, no es nada bueno para mí, porque mi estrategia es un churro total y, a mis ojos, el mundo tiene una seria carencia de empatía. Pero qué le voy a hacer! no tengo remedio.
El pesimismo no es tal, es solo el realismo, el mío, el que me da mi experiencia. Tengo datos empíricos de que lo más probable es que las cosas me salgan mal. Vivo con ello, que es mucho mejor que vivir pensando que el mundo es una nube y no parar de caerte de ella, de morros contra un zarzal.
Lo de la autoestima es algo que sí que tengo que trabajar. Y mucho. Acolléjame, me lo tengo merecido.

En cuanto a la naturalidad en cuanto a forma de expresarme, a veces sí es un problema. Obviamente no entre amigos, pero sí en ciertos círculos, véase familiares no muy cercanos, jefazos... ya sabéis.
En este aspecto admito que he tenido suerte y he topado con gente que ha sabido aguantarme, incluso que se ha soltado la melena animado, adivino, por mí. Veamos con qué me voy encontrando a partir de ahora!

Lenka dijo...

Lala, no tengo más remedio que decirte que, para mí al menos, eres una de esas personas que encandilan desde el primer segundo. Es verte y ya está, tener la sensación de que uno te conoce de siempre. Coincido con Kaken y Costillo, seguramente se debe a tu naturalidad pasmosa. No conozco a mucha gente que sea tan honesta, tan de frente, tan "voilá". Esta soy yo, hola, qué tal. Es que no tienes nada de pose, nada artificioso. Y, además, sospecho que aceptas a la gente con esa misma naturalidad. Te veo incapaz de un pensamiento maluto sobre nadie, me recuerdas mucho a mi tía predilecta de la que me fascina su alegría y su capacidad para que todo el mundo le guste como es.

Resulta imposible sentirse incómodo a tu lado, eso te lo aseguro (y mira que yo soy persona de esta de mucha vibración, mucho pellejo, mucho "este no me gusta no sé por qué", y un tanto fóbica social, amos, que no me doy fácilmente, soy tirando a esquiva). La verdad es que eres de esas personas que uno piensa automáticamente "con ella me iría al fin del mundo". Vaya, que me has encantao siempre, pa qué te lo voy a negar!!!

Respecto al pesimismo, jejeje, te entiendo. Yo lo he sido siempre, pero también considero que es más bien realismo. Las cosas que pueden ir mal suelen ir mal (al menos a mí me pasa, empíricamente demostrado!) peeeero hay que darles la razón en algo a los optimistas: quizá cuando nos van bien no nos fijamos tanto. Yo en eso sí que entono un mea culpa. Con todo, veo una diferencia entra nosotras. Yo soy más "rencorosa" con el cosmos. En plan: "no, y encima tendré que agradecerte que ALGO me salga bien por fin!!" Me da la sensación de que tú sí que sabes disfrutar más y mejor que yo de lo que sale bien. Te veo más natural también en eso, yo estoy a ver si lo aprendo. Porque soy tan desconfiada que si algo sale bien siempre me pregunto dónde está el truco o cuándo me caerá el siguiente mazazo!!!

Eso sí, coincido en que no es sano vivir en las nubes. Para el que sepa hacerlo, genial, le envidio sanamente. Pero si uno sabe que los porrazos le van a poner de mal humor, mejor contar con ellos un poco, por si las moscas.

(Así un secreto entre nos, y eso que soy un cardo borriquero pa decir ciertas cosas: desde que te conocí pensé que eras la chica más guapísima del foro. Y mira que hay nivel, Maribel!!! Pero creo que lo pienso no sólo porque seas indudablemente guapa, sino por cómo eres y lo que transmites a todo el mundo. Yo de mayor quiero ser como tú. O de pequeña, no sé, porque creo que soy más vieja que vos, ahora que lo pienso!!!)

Lenka dijo...

Costillo, pues ya lo tienes. Es que te faltan los gestos!! (Marchando un camión de emoticonos pal Costi!!!!) Pero eso no es que no seas natural al escribir, es que te hacen falta tus herramientas, nada más. Y seguro que le pasa a mucha gente. Yo no gesticulo apenas cuando hablo (aparte de hacer muecas cuando hago el idiota, claro) así que no lo echo en falta. Al menos eso no.

Me fascina la gente que hace dibujitos al hablar, o toquetea las cosas o mueve las manos, me parece toda una curiosidad y me encanta observarlo. Yo soy de esas que simplemente fuma o incluso habla cruzada de brazos. Me parece que lo único expresivo que tengo son los ojos. Las manos, como si no estuvieran! Supongo que son simplemente maneras distintas, ninguna mejor que otra. A mí no me cuestan las palabras, y como por escrito también están... quizá por eso largo de corrido y sin pensar, como dice Rogorn. Es más, aun escribiendo a toda leche me parece que voy lentísima en comparación con la velocidad a la que barrunto mentalmente!!

Pero ya ves, todos notamos el cambio de un medio a otro. Yo me corto con palabras y tonos que pueden sonar desproporcionados y tú echas de menos tus manos. Perfecto nunca sale, doy fe. No te nos agobies mucho por eso, Costi. Esto es como los dialectos. Por hablar todos hablamos castellano, pero ah, amigo, qué de matices!!!!

Juan dijo...

Yo no te conozco personalmente Lal, pero de lo que te he leído y visto en tus fotos, tengo una opinión calcada de la de Lenka. Además cuentas, en mi caso, con un plus: te pareces enormemente a mi hija mayor y, sólo con eso, ya te has ganado mi cariño.

Con respecto al realismo, hay mucho que decir. No hay que vivir en una nube, pero tampoco ponerse la tirita antes de caerte. Tú dices que la mayoría de cosas te salen mal y no es pesimismo, sino realidad. Pues te digo que eres muy realista con lo que te sale mal, pero me temo que eres muy poco realista con lo que te sale bien. Sólo piensa lo que pasaría si perdieras muchas cosas que ahora das por hechas. Imagina que España entra en guerra y se destruye tu entorno, desaparecen tus seres queridos y pierdes hasta las cosas más necesarias.

Demasiadas veces nos damos cuenta de lo que tenemos cuando las perdemos.

Si piensas en todo lo que puedes perder, quizás veas que no estás valorando con realismo lo que tienes ni lo que te sucede. Y que probablemente puntúas en exceso lo que te sale mal.

Si tienes un amor, familia que te quiere y a la que quieres y tienes un solo amigo y tus necesidades básicas cubiertas.......todo lo demás es superfluo. Y lo que es superfuo debe tener un valor mucho menor que lo auténticamente importante.

Juan dijo...

Jajaja Lenka. Me faltan los gestos porque me faltan palabras para expresar todo lo que quiero. Hablo con todo mi cuerpo, sobre todo con las manos y los ojos. Y cuando mejor hablo es estando de pie, andando. Me veo como más libre.

Cuando doy alguna charla, jamás me siento ni me quedo parado en la tribuna. Me pongo frente al público o entre el público y voy andando de un lado para otro. No me estoy quieto ni un segundo. Y así van fluyendo las ideas con una facilidad asombrosa. Tampoco me pongo encima de una tarima. perfeiro estar a la altura de los oyentes. De hecho, generalmente no me preparo las charlas sino que dejo fluir, en el momento, lo que quiero decir. Casi nunca uso diapositivas. Tengo tal seguridad mientras me muevo, que puedo estar hablando dos horas sin parar sobre un tema e hilarlo a la perfección. Si me sentara, no tendría más remedio que usar diapositivas para no perderme.

¡¡¡Qué cosas¡¡¡

Lenka dijo...

Para que veas. Cada cual con sus muletas!!! Pero es que todos las tenemos, personalísimas todas ellas. Por eso muchos serían incapaces de hablar en público, y tú puedes. Otros no se apañan delante de un teclado, yo sí. Y así cada uno. Pero no es falta de naturalidad, es que a unos se les da bien correr y otros se mueven como pez en el agua. Ah, misterios!!

Respecto a lo que comentas de pesimismos... creo que lo ideal es coger el punto, el equilibrio, como en todo. Yo me niego a ser quejona porque no me soporto cuando me pongo así. Así que no me lo permito, lucho contra ello. Soy realista en el sentido en que calculo siempre que las cosas pueden ir bien o mal, y que si van bien es fácil alegrarse, pero si van mal encajarlo cuesta un poco más. Por eso voy avisada de que puede ocurrir, y aunque no me pongo la tirita (eso sería pesimismo), la llevo en el bolso. Que en cambio no llevo encima el matasuegras?? Cierto. Pero no porque no crea probable el éxito, sino porque cuando se da, ni matasuegras hace falta, saltas tú solito de alegría!!

Eso sí, en una cosa das en el clavo: a veces el realista peca de pesimista cuando tiene más presentes fracasos que éxitos. Supongo que es humano, a casi todos nos sale el lado "no es justo!" o el enfadarnos con el mundo. Para ciertas cosas siempre somos un poco niños. Y como hemos hablado otras veces, parece que a cada generación nos preparen peor para el fracaso (calcula, si hasta tener tal o cual coche es "triunfar" y cualquier papanatas puede salir por la tele haciendo el idiota, y todos lo valemos... nos meten en una burbuja y nos lo creemos!!!) Por eso creo que es muy sabio aprender a que nos resbale lo superfluo, no valorar cosas inútiles por encima de las importantes y ser muy consciente de lo que se tiene en lugar de lo que falta o creemos que nos falta. Es una buena política que intento no olvidar.

Por cierto, esto me recuerda una reflexión que me salió de la olla así, a lo tonto, charlando con una amiga. Una cosa sobre lo que "merecemos". Pero como es larga de narices (pa variar!!!) creo que la converiré en la próxima entrada de mi blog.

Besotes!

Inés Valencia dijo...

Me habeis emocionao, canallas. De hecho voy a tener que desemocionarme para poder seguir comentado. Volveré!

Juan dijo...

Espero con impaciencia esa entrada Lenka.

Sobre lo que consideramos como un éxito o un fracaso, uffff, habría tanto que hablar.

Porque, ¿qué es el éxito?. ¿Consiste en conseguir lo que te propones?. o ¿consiste en saber lo que quieres y luchar por ello, tengas el resultado que tengas?.

Hay una cuestión que siempre me ha impresionado y sobre la que no hay "estudios científicos", pero que creo firmemente en ella: el compromiso es la mejor manera de que una persona no se deprima. No conozco a nadie que esté realmente comprometido con algo, ya sea con el ecologismo, la religión, el arte, el feminismo, ONGs, etc, que se depriman. Pueden tener algún momento bajo, pero depresión jamás.

Por eso pienso que buena parte del éxito radica en saber lo que quieres de verdad y luchar con todas tus fuerzas por ello, aunque en el camino pierdas muchas batallas. Aunque no consigas nunca los objetivos. En el camino está el éxito y no en la consecuencia del objetivo.

Al final, el verdadero éxito no es vencer, sino no desanimarte casi nunca. ¿Y sabes quién no se desanima casi nunca?. El que sabe lo que quiere. El que lo sabe de verdad.

Juan dijo...

Pues Lal, desemociónate y preséntanos dos listas. Una con las cosas buenas que tienes en tu vida y otra lista con las malas.

Al lado de cada cosa, pon si es una cuestión esencial, importante o banal. Haz un esfuerzo de realismo. A lo mejor te llevas una sorpresa.

Juan dijo...

Lal, no es necesario que las presentes en público, jajajajaja. Pero hazlas, aunque sea sólo para tí. Y después nos cuentas las conclusiones.