viernes, 9 de diciembre de 2011

Sobrecualificación

Según cifras recientemente publicadas, el 31% de los trabajadores españoles están sobrecualificados respecto al trabajo que realizan. Cifra mucho más elevada que en la UE que es del 19%.

Se da la gran paradoja de que jamás en la historia de nuestro país la población ha estado tan preparada y, a la vez, nunca ha existido tanto paro.

Surgen varias preguntas:
1. Preparados ¿para qué?.
2. La cualificación profesional ¿es sinónimo de empleo?.
3. ¿Trabaja mejor el que tiene más títulos?.
4. La enseñanza universitaria ¿se debe enfocar sólo al empleo?.

Me salen mejor las preguntas que las respuestas.

La formación integral de la persona es esencial para que una sociedad sea lo más justa y equitativa posible. Pero, al menos es España, esa formación va dirigida casi en exclusiva a conseguir en el futuro un trabajo. No se pretende formar personas sino trabajadores.

Este enfoque de los estudios trae consigo muchos de los males que nos azotan. Se invierte demasiado en conseguir arquitectos, ingenieros, médicos o dietistas, todos ellos necesarios, y nos olvidamos que, sin una formación integral, nos va a faltar gente con sueños, ideas, imaginación, con novedades, con capacidad de innovación, con inquietudes científicas, que son curiosamente los que crearán los empleos para que los universitarios trabajen.

Nacemos con un potencial creativo impresionante, con una diversidad asombrosa, producto de millones de años de evolución. Pero desde que nacemos, la mal llamada educación, yo diría des-educación, no intenta potenciar lo que traemos de fábrica sino que pretende justo lo contrario, homogeneizarnos, que seamos lo más parecidos posible, desterrar la creatividad y la diversidad e imponer la memorización absurda de los reyes godos y el sistema periódico. Los diferentes son mal vistos, peligrosos. Cuanto más igualitos seamos, más posibilidades (supuestamente) tendremos de trabajar por cuenta ajena (por cuenta propia es demasiado arriesgado).

De esta manera empieza una carrera de obstáculos y, desde los tres años, te sientan en un pupitre para prepararte la memoria (no la capacidad de inventar o crear) y empiezan a obligarte a memorizar una ingente cantidad de datos, no para que los recuerdes todos cuando seas mayor, sino para preparar la memoria que te servirá en el futuro para aprobar el bachillerato, la selectividad, la licenciatura, los máster y, por último, la oposición. Pero pobre de aquel que no sea capaz de sentar el culo en la silla de memorización colectiva durante seis horas al día. El niño de seis años que no sea capaz de eso es “anormal”, tiene déficit de atención o simplemente es rebelde y hay que domarlo o, en último extremo medicar, al diferente.

Pero el “normal”, consigue terminar sus estudios con gran éxito y se tiene que enfrentar con la “OPOSICION”, porque no hay tantas plazas como licenciados. Los que han conseguido tener mejor memoria la aprueban. Pero los que no consiguen superarla, se encuentran de pronto con un título, que supuestamente les iba a dar trabajo, pero a la hora de la verdad es papel mojado, y como sólo se les pedía memoria y no creatividad, que la dejaron en el pupitre, no tienen capacidad de crear empleo y se tienen que conformar con que alguien les dé trabajo en lo que sea.

No hay sobrecualificación en España. Hay un exceso de DES-EDUCACIÓN y, este exceso de des-educación, lleva a que existan muchos demandantes de empleo y pocos creadores.

4 comentarios:

Lenka dijo...

No te digo que no, pero ya ves: yo soy de las memorión cuasi fotográfico, imbatible para retener datos, fechas y demás. Encima soy creativa y mucho (supongo que para compensar mi nulidad matemática). Aprendo rápido, me adapto bien, se me da lo de improvisar soluciones ante imprevistos, tengo facilidad para hacer varias cosas a la vez y organizarme, trabajo bien sola y también en equipo, me manejo bien mediando en conflictos y soy buena de cara al público porque vigilo muy mucho los detalles (sonreír, mirar a los ojos, hablar despacio y claro, tratar de usted salvo que me pidan lo contrario, tengo labia y me vendo que da gusto oírme).

Cada vez que hago una entrevista de trabajo el "examinador" me cubre de elogios y parabienes, todo es estupendo y siempre se quedan "encantados" conmigo. Les parezco tela de "pofesional".
Llegamos a las opciones:

- Estás demasiado preparada para el puesto.
- Buscamos a alguien con más experiencia (eso me pasó hasta los 25 o 26 años)
- Buscamos a alguien un poco más joven (eso me empezó a pasar al acercarme a los 30)
- Me eligen, pero siempre es un curro temporal porque, lamentablemente, la actual situación no permite hacer indefinidos (ojo, esa "actual situación" la llevo oyendo desde el año 99, que tiene tela!)

Así es que no dudo que tenemos un problema de des-educación, pero creo que tenemos otros muchos. La temporalidad es escandalosa en este país, un indefinido es ciencia ficción. Parece que se pretende que trabajemos SIEMPRE en contrato de "obra y servicio", te largan como mucho a los seis meses (si no antes y tras tenerte al menos un mes currando gratis "a prueba"), te aseguran la mitad de las horas (con suerte) y el resto va en negro...

En fin, que llevamos ya unos años de verdadera precariedad, porque al parecer se pretende que uno siga aceptando a los 35 años las condiciones que podía asumir a los 21, cuando aún vivía con sus padres y sólo pretendía ir sacándose unas pelillas para sus gastos empezando desde abajo. Pero coño, es que vamos a tener que empezar SIEMPRE desde "el mismo abajo"? No comprenden que a los 33 años las necesidades son otras, que uno ya tiene hipotecas e hijos?

Y esa es otra. Mujer en edad fértil... mal rollo. Veremos ahora que ya he "cumplido" pero tengo hijos pequeños. Supongo que entraré en una nueva y estupendísima fase con nuevos obstáculos. Ayns!! Ya te contaré.

Juan dijo...

Has hecho el retrato perfecto de la persona que no debe buscar trabajo, sino crearlo.

Y ese es uno de los fallos del sistema, probablemente el más preocupante y el que nos mantiene en unas tasas de paro y de precariedad insoportables. Nos preparan/preparamos para trabajar por cuenta ajena. Mientras sean muchos los que buscan trabajo y pocos los que lo crean, siempre vamos a tener tasas de paro mucho más altas que las de nuestro entorno.

Eres creativa, y mucho, pues pon esa faceta tuya a tu propio servicio.

Prepararse para que te contraten es perder independencia, es un paso en que empiezas a depender menos de tí y más de los demás, de que hayan empresarios honrados, de que tengas un buen día en las oposiciones, en que caigas mejor o peor al entrevistador. NO. No te mereces eso. ¿Cuándo te vas a dar cuenta de lo que realmente vales y te arriesgas?. Ten confianza en tus posibilidades. Tienes unas capacidades envidiables, pero desaprovechadas. Te animo a que te tires al rio.

Lenka dijo...

Qué miedo!!! XD Por qué nos educarán para ser tan conservadores, para no arriesgar?? Cuando veo a gente que se ha lanzado a la piscina y que vive de su propio trabajo (de algo que ha creado) siento admiración y envidia sana. Lamentablemente siempre pienso que mis talentos no son rentables, que no hay nada concreto que sepa hacer de manera sobresaliente. Creo que soy buena educadora, sí, y buena masajista, vale, y buena organizando tareas, y creo que soy buena escribiendo, pero no consigo concretar algo de eso en nada, ni tengo la menor visión empresarial. Me hago siempre la pregunta de "yo pagaría por esto?" Y, maldición, nunca sé qué responder. Y no es esa la clave de un negocio propio? Poder ofrecer algo a los demás por lo que paguen? Y, a ser posible, algo un poco original, un poco diferente, con algún detalle que lo haga apetecible? Porque la competencia es feroz en casi todo lo que se me ocurre!!! Y el detalle es lo que marca la diferencia, de eso sí estoy segura.

Nunca he aspirado a ser rica (juas, nada más lejos) pero siempre pienso que ni siquiera lograría mantenerme. No acabo de encontrar "la gran idea" :S

Juan dijo...

No es necesario pensar en términos de grandes ganancias, sino en términos de satisfacción personal.

Al final no es tanto, que también, lo que los demás quieren, sino lo que tú realmente quieres y deseas.

Cuando estamos absolutamente convencidos y enamorados de lo que queremos hacer y, mínimamente hay algún hueco en el mercado, conseguimos que los demás se enamoren y crean en lo que hacemos. No sé si me explico.

Hay comerciantes, que sólo buscan el beneficio económico, y hay enamorados de lo que hacen. Bill Gates, por poner el ejemplo del hombre más rico, hizo aquello que amaba y consiguió que los demás lo amaran.

Pero no es necesario llegar al extremos del bueno de Bill, déjate llevar por tus sueños, por tu creatividad y, con un poco de sensatez, no te harás rica, ni falta que hace, pero te sentirás más plena, haciendo lo que te gusta y ganándote la vida con ello.

No busques la gran idea que guste a los demás, podrás ganar dinero, pero poco más. Busca la gran idea que de verdad te encandila, te enciende, te llena. Quizás ganarás menos dinero pero mucha más felicidad.

Cuando algo no funciona, no esperes que cambien los demás (empresarios, políticos, etc). Cambia tú. Arriesga, embárcate en lo que deseas.