martes, 10 de julio de 2012

Medicalización

La salud es definida por la Constitución de 1946 de la Organización Mundial de la Salud como el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.

Basándose en esta peligrosisíma definición se han medicalizado multitud de problemas sociales, personales o laborales creándose unas necesidades de “tratamiento” ficticias y una dependencia cada vez mayor de la sociedad de los médicos y los laboratorios farmacéuticos, que presumen de tener recetas mágicas para solucionar aquello que, en realidad, no se soluciona con química sino con cambios de actitud o simplemente usando el sentido común.

No es conveniente para las multinacionales farmacéuticas ni para muchos médicos, que las personas se responsabilicen de su estado de salud. Es mucho más rentable hacerlas dependientes de la mayor industria que existe: el negocio de la salud.

Sacar un nuevo fármaco de calidad es muy caro. Por el contrario, inventar una nueva enfermedad y aplicarle fármacos antiguos a esa nueva patología es muy rentable.

Algunas “nuevas enfermedades”

1. La timidez ya no es una manera de ser, es algo que hay que tratar.
2. Se le muere un ser querido o pierde su trabajo: usted no está triste. Sufre depresión. Y para la depresión tenemos muchos y variados antidepresivos.
3. Tiene 75 años y sigue trabajando como una mula, manteniendo su casa limpia y cuidando de tres nietos, sus lógicos dolores de espalda se deben a los pinzamientos de discos para lo que le podemos recetar antiinflamatorios, analgésicos múltiples, opiáceos de nueva generación y condroprotectores. Así le dolerá algo menos y podrá seguir machacándose.
4. A la señora le duelen los pies, pues le diagnosticamos pies cavos o pies planos anteriores y le recetamos la correspondiente plantilla y un antiinflamatorio para que pueda seguir deformando sus pies con zapatos de tacón o planos.
5. El crío es más trasto de la cuenta, tranquilizamos a los padres haciéndoles ver que ellos no tienen nada que ver en ello, ni el sistema educativo es deficiente: su hijo tiene un déficit de atención que, con el medicamento mágico, lograremos atontar lo suficiente al pitufo y de paso le vamos quitando esa fea tendencia a la rebeldía.
6. ¿Tiene la menopausia?. Es una terrible enfermedad de las mujeres que hay que tratar con hormonas, que curiosamente tienen más efectos secundarios que ventajas.
7. Menopausia masculina: el hombre pierde vigor, el piticlin empieza a funcionar peor. Pero disponemos del tratamiento fantástico: Viagra y hormonas masculinas y hormona del crecimiento.
8. Disfunción sexual femenina: una de cada tres mujeres “sufren” de falta de deseo, con el grave malestar y pérdida de calidad de vida y la consiguiente pérdida en las relaciones personales. Pero como las mujeres son tan complicadas ellas, aún no hay una pastillita, pero la habrá, sino, al tiempo.
9. Atención padres: hay una auténtica endemia de dismetrías de miembros inferiores y escoliosis infantil. Es que los niños ya no salen perfectos. Les da por ser asimétricos, pero no hay nada mejor (ni más incomodo) que tratar para siempre con una alza de ¡¡¡medio centímetro¡¡¡. No se nos vaya a herniar.
10. Las arrugas suponen una terrible enfermedad de la piel que suele afectar a personas con más de 40 años. Hay que operarse porque de otra manera seremos imperfectos y nuestra autoestima depende de ello.
11. ¡¡¡Hágase un chequeo¡¡¡. Contra más completo sea, más patologías le vamos a sacar y más pastillas le vamos a vender. Quién busca algo encuentra. Es lo que tiene no ser perfecto. No olvide incluir unas cuantas Resonancias magnéticas. Con ellas tendrá aseguradas varias enfermedades como protrusiones discales, roturas de meniscos en personas de más de 50 años, pinzamientos varios y un largo etcétera de “enfermedades” que nada tienen que ver con sus molestias.

La Medicina ha conseguido grandes avances y los buenos profesionales serán capaces de curar o mejorar muchas enfermedades que se pueden sufrir a lo largo de la vida. Pero la mejor manera de vivir en salud es autogestionándola.

En el blog http://wordpress.eldedoenlallaga.com/category/enfermedades-inventadas/ da las claves para autogestionar nuestra salud:
• Informarnos
• Cuidarnos, querernos, perdonarnos
• Comer mejor
• Ser menos sedentarios
• Potenciar nuestro sistema inmunitario
• Revisar nuestras emociones y pensamientos
• Sintonizar con las necesidades de nuestro cuerpo: llorar si quiero llorar, descansar cuando estoy cansado, etc.
• Descubrir qué queremos hacer en la vida antes de que sea la propia vida la que nos obligue a pensar de golpe y sea tarde (enfermedad grave, accidente, divorcio, duelo, cualquier crisis existencial)
• Relajarnos, meditar, rezar
• Armonía con el medio
• AMOR y GRATITUD
• Si ya estás enfermo: Contrastar diagnósticos con otras fuentes de información y otros tipos de medicina. Investigar sobre las explicaciones emocionales y metafísicas a la enfermedad. Buscar la causa final en nuestra propia vida y no solo el síntoma físico. Y entender que no somos responsable DE nuestras enfermedades sino que somos responsables ANTE nuestras enfermedades.

7 comentarios:

Lenka dijo...

Lo dije una vez y lo repito: creo que hacen falta más médicos como tú. Pero, ojo, no médicos de los de: "a usted no le pasa nada, tía loca, porque los análisis salen normales". Médicos que tengan tiempo y ganas para escuchar un poco y que incluso no tengan el menor miedo a derivarte. Porque tampoco arreglamos nada con el "eso es ansiedad", argumento tan recurrido. No. Explique al menos qué es la ansiedad. Guíe un poco a su paciente, o derívele a un psicólogo para que pueda orientar y ayudar a esa persona.

Y, por nuestra parte (la de los pacientes) deberíamos empezar a normalizar ciertas cosas (como, en efecto, estar tristes si alguien se ha muerto, porque lo raro sería lo contrario). Y a no normalizar otras!!! (Tengo 70 años y me paso el día limpiando la casa como una burra, y si hay que subirse a una silla para que los armarios de la cocina queden impolutos por arriba, me subo. Lo que llevo fatal es lo malísima que estoy de los brazos, el cuello y la espalda. Y pa mí que es algo grave, porque esto a los 30 años no me pasaba) ¿¿??

Tenemos (creo) que aprender a no etiquetarlo todo como "enfermedad". Digo más, del mismo modo que entendemos que tendremos agujetas después de hacer ejercicio (y no por ello vamos corriendo al médico, sabemos qué son las agujetas, por qué aparecen y que se irán solas) tendríamos que entender que muchas cosas generan estés, ansiedad, miedo o tristeza. Y que no es una enfermedad, es una reacción lógica a algo. Y no aterrarnos ante esas cosas normales. Se puede convivir con la pena o con la ansiedad, gestionarla. Y tranquiliza pensar que se irá. Y cuando no se puede convivir con ello o vemos que no hay manera de que se vaya, no debiéramos tener miedo a pedir ayuda. Si el médico de los huesos es el traumatólogo, el de las ansiedades, los miedos o el estrés es el psicólogo, no? Ir al psicólogo no es estar loco, como ir al traumatólogo no implica forzosamente que tengas una fractura.

Pero, como bien dices, mientras nos sigan metiendo miedo con que TODO (incluso envejecer!) es una enfermedad, mientras tantos médicos te despachen de malos modos sin escucharte o crean que "eso está en la cabeza" es un diagnóstico final (en lugar del comienzo para tratarte) y mientras sigamos empeñados en la pastilla mágica que nos lo cure todo en cinco minutos... mal vamos.

Juan dijo...

Pero el sistema está montado para esto. Todos ganan (o eso creen), cuando en realidad perdemos todos.

El médico termina antes recetando la pastilla.

El paciente queda contento porque ve colmadas sus expectativas con una etiqueta de enfermedad y no tiene que hacer ningún esfuerzo, salvo tomarse la pastilla, para mejorar su salud.

La industria de la salud queda contenta porque entra el dinero.

Pero el sistema no es sostenible así ya que los medicamentos son cada vez mas caros y cada vez hay que enfrentarse a nuevas enfermedades y más gasto. Si se gastara más para mejorar no me importaría, pero es que se gasta más para empeorarlo todo.

Creo en un sistema que enseñe a la gente a gestionar su propia salud y esto se tiene que empezar en la familia y en la escuela. Hay que saber normalizar lo que es normal y a enseñar que síntomas son críticos y se necesita ayuda profesional.

Y al contrario que en otras cosas, en que creo que hay que cambiarlo todo desde la base, en este caso creo que hay que cambiarlo todo desde la punta de la pirámide: desde los profesionales. El personal sanitario, desde el médico y enfermero hasta el auxiliar e incluso el celador, deben educar mucho más que curar. De hecho, aunque el ministerio se llame de sanidad y el Servicio se llame (en Andalucía) Servicio andaluz de SALUD, lo que en realidad se hace es tratar enfermedades cuando es mucho más lógico, barato y eficaz tratar la salud, mediante la educación.

Kaken dijo...

Totalmente de acuerdo con los dos.
Redundando en lo que decís, sería muy positivo realizar praxis preventivas y educación emocional.
Hay demasiados médicos que se han convertido en meros administradores de fármacos.

Lenka dijo...

Totalmente, Kaken. Parecen traficantes! :S
Y lo malo es que estamos inmersos en ese rollo desde niños, porque ahora empezamos a medicar a las personas desde que son pequeñas. Como todo es una enfermedad...
El niño travieso o malcriado no es tal, es hiperactivo (os juro que, según sus padres, TODOS los niños de mi barrio son hiperactivos. Cada vez que oigo la cantinela me apetece arrear dos guantazos a todos esos padres). Muy cómodo, claro, así no tienes ni que molestarte en educar, reñir o enseñar. Y, además, ninguna conducta de tu hijo es culpa tuya. Es la enfermedad. Y lo único que tienes que hacer es medicar (drogar) a tu hijo. Y, de paso, enseñarle que su conducta tampoco es responsabilidad suya, porque está enfermo, y a esa enfermedad puede achacárselo todo.

También le enseñas que las pastillas son una solución perfecta para casi todo. Y luego nos extrañan los consumos compulsivos de los chavales, en fin.

Me estoy acordando de un documental que me impresionó mucho: niños estadounidenses drogados hasta las cejas. En ese país es toda una compulsión, y lo malo es que la moda se extiende. Os juro que nunca había visto tal cantidad de padres ineptos y agilipollados. Ni tal muestrario de niños sin civilizar. Para colmo, legiones de "expertos" dándoles la razón y reforzándoles la paranoia. Sí, sí, buf, es gravísimo, dele pastillas a su niña de cuatro años, porque tiene un trastorno mental. ¿¿¿???

No, mira. La niña de cuatro años es una estúpida mimada e intratable consentida hasta la náusea por una cacho cateta que la tuvo sabe dios por qué (porque tocaba, supongo) y cuya vida consiste en comer alitas de pollo delante de la tele (esto es verídico) mientras se le caen los lagrimones de impotencia y aburrimiento porque, mecachis, esto de ser madre es más difícil de lo que creía, qué cruz, la nena no me obedece en nada.

Me dejó pasmada la absoluta abulia de aquella tipa, hundida en un sofá, apática, pasando de todo y mirando al vacío esperando que alguien le solucionara la vida. Entre tanto, una cría mortalmente aburrida y sin ningún estímulo se dedicaba a saltar por todas partes, romperlo todo, gritar y decirle a su madre que le iba a rebanar el pescuezo.

Oh, celos, psicótica peligrosa. Pues no. La niña se aburre de convivir con un mueble amorfo, nadie le hace caso, nadie habla con ella, nadie juega con ella, nadie le pone normas, nadie se interesa por ella, ni la estimula, ni la educa, ni le propone actividades de ninguna clase. Y la niña ha aprendido que la única manera de llamar la atención de los adultos es comportarse como una energúmena, o repetir ciertas consignas que probablemente ni entiende, pero provocan reacciones ("te voy a matar", "te voy a cortar el cuello", "me gustaría matar a todo el mundo").

En serio, que supuestos profesionales puedan creer que una niña tan pequeña dice esas cosas con intención, me flipa. Que nadie comprenda al primer vistazo que ese entorno familiar es completamente absurdo, me alucina. No entiendo que personas con estudios y especialistas en conducta infantil no se queden mirando a esa madre totalmente achampiñonada y le digan: "querida, es que los niños no se educan solos mientras tú ves concursos en la tele".

Da pánico. Pánico pensar en qué clase de adultos serán esos niños. Pánico pensar en semejante incompetencia (no existen los padres perfectos, pero por dioooooos...) Pánico pensar en profesionales que están criminalizando a niños y atontándolos con drogas. Da pánico pensar que semejante "moda" esté llegando a nosotros.

Juan dijo...

Pues está llegando Lenka, y a todos los niveles. Es muy cómodo no ser responsable de nada. Achacar nuestras sombras a los Dioses, la magia negra, la mala suerte, el destino o, en nuestra época, a las enfermedades o a los genes.

Los niños son niños, y tienen que ser traviesos, ir probando el mundo, tratar de saltarse las normas, tienen que saber hasta donde pueden llegar y si los padres son unos inconscientes se convierten en auténticas bestias que hay que "tratar".

La irresponsabilidad a todos los niveles nos lleva a situaciones tan estrambóticas como las que cuentas.

Lenka dijo...

Esta tarde estábamos tomando un café en una terracita (la Mamma nos hizo de canguro un ratito para salir a despejarnos) y, para una vez que nos tomamos un descanso, tuvimos que irnos para evitarle a nuestra perra un infarto. La razón fueron unos críos jugando con petardos. Bien, en fin, son niños, no se puede estar siempre encima de ellos y, por desgracia, les encanta jugar con cosas peligrosillas.

Cuando volvimos a casa la Mamma nos informó que había visto a dos críos tirando petardos encendidos por la ventana. Aluciné pepinillos. Quiero pensar que estaban solos en casa, porque no me entra en la cabeza que unos padres con dos dedos de frente permitan a sus críos hacer semejante burrada. Tirar petardos encendidos por la ventana!!! Ventana, además, que da a un parque en el que juegan todos los críos del vecindario!!!!! Que pueden desgraciar a alguien!!!!

Me apuesto la cabeza a que si luego pillas a los padres por banda y se lo comentas, no sólo no castigarían a los enanos, sino que quizá se te pusieran bordes y recurrirían a un lacónico y gilipollesco "cosas de niños". No, coño. Hay cosas y cosas. Después ocurre una desgracia y encima se tiran de los pelos. Eso cuando no se les ocurre echarle la culpa a otros (el kiosquero por venderles petardos, la ley por permitirlo, la tele por darles ideas, las malas compañías, la consola o cualquier memez que se les ocurra). Y oye, si encima se puede demandar a alguien y pedir una indemnización... de lujo!

Juan dijo...

Ya te digo. Hemos hecho de la irresponsabilidad todo un arte.