sábado, 18 de octubre de 2008

La flora y fauna del gimnasio

El ecosistema del gimnasio es un medio hostil para muchas especies, pero otras han evolucionado hasta adaptarse a las exigencias de sus duras condiciones de habitabilidad.

Los gimnasios se inauguraron con el homo musculens en Kenia. Fue descubierto por Sir Allan Thompson en 1987. Mientras estudiaba en el foso konga sobre restos fósiles humanoides, se encontró con un hallazgo único: un fósil humanoide, con los huesos habituales en estos casos, y músculos hasta en las orejas, perfectamente conservados, junto a un espejo en que el fósil se miraba mientras flexionaba con gracejo ambos miembros superiores. A su lado, un fósil de mujer que le contemplaba, sin músculos, sólo con huesos y con la boca muy abierta. Por toda la cueva, se hallaban multitud de huesos con forma parecida a nuestras pesas actuales, cuernos de búfalos retorcidos, que recuerdan mancuernas y pieles de animales cosidas que, supuso con perspicacia, era el atuendo habitual de este homínido. Extrajo esta conclusión tras comprobar que no tenía mangas, por lo que dejaba al aire sus grandes bíceps para jolgorio de la dama que le contemplaba con tanta admiración.

A lo largo de la historia, ante la pujanza de esta especie, que era la que más se reproducía (recordemos a la mujer con la boca abierta y comprenderemos mejor), otras muchas especies siguieron los mismos pasos. Este es el motivo por el que hoy en día tenemos tal variedad de especies distintas en nuestros gimnasios.

Vamos a conocer mejor los especímenes que nos podemos encontrar en este ambiente.

Pavo real
Es la especie más frecuente. Tienen un andar pausado, con las piernas abiertas y con los codos separados casi un metro del tronco, posiblemente por el grosor de bíceps y tríceps. Tienen grandes pechos aunque carezcan de mamas. Son lampiños. No poseen, mangas ya que no tienen capacidad para mudar la camiseta de tirantes. No necesitan árboles para cobijarse como les sucede a los monos (una especie muy allegados a ellos), pero precisan estar siempre en un entorno de espejos. Nunca van al gimnasio, viven en él. Sólo salen en contadas ocasiones para ir a pasearse por la playa.

Aves migratorias
Anidan y ponen sus huevos en el gimnasio en primavera. Posteriormente emigran pero vuelven en Septiembre y en Enero, aunque nunca para quedarse.

Foca
Animal con gran cantidad de grasa que encuentra en este hábitat cintas y bicicletas con las que humedecer su piel. No les suele hacer falta tanto ejercicio pues, en cuanto entran, ya empiezan a sudar. Su periodo de anidación es largo, pues ponen sus huevos en el gimnasio en Enero y los incuban hasta Junio. Tras perder en esta temporada muchas de sus reservas, emigran para rellenar de nuevo sus tejidos lipídicos durante el verano, buscando, y encontrando, tierras más fértiles, como los bares con mesas al aire libre donde crecen las cervezas y otras plantas propias del verano. En Septiembre, tras el fructífero periodo estival, suelen volver al gimnasio hasta la primera mitad de diciembre, momento en que lo vuelven a abandonar para el duro trabajo que les espera en las mesas de Navidad.

Vaca
Es una especie en todo idéntica a la foca, pero no suda. Tras estudios exhaustivos, se ha descubierto que, en realidad, no van al gimnasio....sólo pasan por allí. Se pasean 18 segundos por la cinta pero la abandonan a todo correr porque notan una desagradable sensación de ahogo, muy propia de todo el género vaqueril. Tienen una extraña propensión por las bicicletas de las que extraen un alegre ritmo de una pedalada cada hora. Cuando se juntan varias vacas se ponen de acuerdo en tres cosas: las medicinas engordan, el agua engorda y el gimnasio....engorda.

Loro
Ave extraña donde las haya. No fortalece bíceps. No intenta mejorar su salud cardiovascular. No le importa su barriga caída. Sólo acuden al gimnasio a fortalecer un sólo musculo: la lengua.

Dragón
Animal mitológico del que tenemos constancia de su existencia, porque paga religiosamente todas las cuotas mensuales, aunque nadie le haya visto aún.

Mosca
Distinguimos dos tipos de moscas: la común, que vuela de aparato en aparato sin ton ni son, siempre con cara de despistada y la cojonera, que también vuela de aparato en aparato, parándose para decir a otros animales el poco peso que se están poniendo.

Canguro
Animal que no anda. Se desplaza con pequeños saltitos. Sólo da un gran salto al llegar a la puerta de un gimnasio para no tener que olfatearlo, ya que es alérgico al olor del sudor.

Cabrillas
Son las crías adolescentes de las cabras. Se caracterizan por ir siempre en manada. Al gym entran perfectamente conjuntadas, pintadas y peinadas. Entran en los vestuarios y, tras dos horas, salen perfectamente equipadas, pintadas y peinadas. Sus ubres están habitualmente bien marcadas. Ríen mucho, pero nadie sabe porqué a ciencia cierta. Tras 20 minutos de risa y uno de cinta, salen del gimnasio perfectamente conjuntadas, pintadas y peinadas.

Cacatuas
Seres milenarios que acuden sólo por las mañanas, porque son jubiladas y la cuota es más baja. Exigen siempre un profesor que sea pavo real porque, aunque saben que son animales unineuronales, les gusta mucho sus plumas. Mueven tres veces la cervical, dos la lumbar, suben los brazos cuatro veces, los bajan otras tantas y estiran (o eso dicen). Tras terminar la clase se juntan todas las cacatuas al sol para poner verde a la que ha faltado y hablar del plumaje del profe.

6 comentarios:

Alberich dijo...

JAAAAAAA!!!!!!!!!!!
ay, q buenoooo!!

si fuera al gimnasio (q debería,ya lo sé...) sería foca,imagínome..

Muajajajaja...aiiinsss!!!

XD

Juan dijo...

Pues sí querido Alb, en el gimnasio serías una foca.

En la amistad un oso pleno de fortaleza, bondad y lleno de abrazos fabulosos y sentidos.

Y en la vida un hombre, un caballero, todo honor y todo amor.

Un abrazo....de oso por supuesto

Rogorn dijo...

Juas. Bien visto, C.

Kaken dijo...

Esto....yo soy dragón-vaca¡¡

Celadus dijo...

Juas, buena disección. Yo en su día fuí ave migratoria, aunque ya ni eso. Ahora me dedico a hacer bicicleta en casa (de momento).

Lenka dijo...

Y es por ello que no voy al gimnasio!!!! Me sentía un poco rara entre las cabrillas, las moscas me ponían de los nervios y los pavos reales me daban risa, así que, temiendo por mi integridad física, emigré para siempre jamás... a la piscina. Porque en bañador, gafas y gorro no somos tan chulitos, jejejejeje...

Buenísimo, Juan!!!