lunes, 27 de octubre de 2008

Me gustaría

A veces me gustaría poder traspasarte toda mi experiencia, todas mis vivencias para que fueras más feliz, pero sé que no sólo es imposible sino desaconsejable.

Quisiera enseñarte lo que es la esencia.

Enseñarte a sentir hasta la última hoja que nos rodea, a dejarte llevar por el viento y las olas, a discurrir con el río formando parte de sus aguas, a ser consciente hasta del último trozo de tu piel, a saber aceptar lo que no puedes cambiar, a cambiar lo que no debes aceptar, a saber comprender tu entorno para no sentir miedo, a saber sentir para comprender, a saber dejar la mente en blanco para sentir, a saber abandonar tu cuerpo para dejar la mente en blanco.

Lo esencial es simple. Las complejidades las ponemos nosotros para no entender, porque demasiadas veces no queremos comprender. Somos cómodos, muy cómodos y ésta es la principal fuente de incomodidad. Nos perdemos en palabras e ideales, que muchas veces sólo nos sirven para justificar una forma de vivir que no nos llena pero es la única que queremos conocer...porque somos cómodos, y dejamos de lado la sensibilidad, la simpleza del sentir y dejarse llevar.

Otorgamos el apellido “importante” a demasiadas cosas que no lo son. Creemos en muchas cosas porque nos interesa creer en ellas, porque es más cómodo creer que saber, asimilar lo que nos enseñan que pensar por nosotros mismos, porque es más fácil aprender que desaprender.

Cada uno de nosotros es único....o debiéramos serlo. Pero la educación, la religión, las buenas costumbres, las reglas aceptadas, aunque no pensadas, la interacción con los demás en suma, en vez de hacernos especiales, diferentes, nos homogeniza para sentirnos mejor al formar parte de la manada, pero perdemos nuestra esencia y, al perderla, nos hace sentir solos, incomprendidos, perdidos en un mundo que no entendemos porque no hemos sabido aprehenderlo con nuestros sentidos, nuestros cinco sentidos, sin poner palabras a lo que sentimos.....sólo sentir.

Sólo desde el pensamiento que surge de la Naturaleza, desde la reflexión del entorno que nos rodea, desde la esencia última de lo sentido, la razón adquiere el sello de lo auténtico, de nuestro ser, de nuestra identidad y, sólo desde nosotros mismos, nuestro ser social nos aparta del rebaño y nos regala un mundo de interacciones ricas con los demás y con la Naturaleza.

Mientras escribo todo esto, te has levantado del sillón, me has dicho: “buenas noches papá, te quiero” y me has dado un beso. Así de simple.

4 comentarios:

Kaken dijo...

Por fin¡¡
Te has soltado al fin. Y no sabes como me alegro.
Ya parlaremos.
Un bes.

Juan dijo...

Escribir sigue siendo una asignatura pendiente para mí. Me veo más suelto, es verdad. Me cuesta menos trabajo encontrar la palabra adecuada, per ya no tiemblo cada vez que me encuentro delante de un folio o una pantalla en blanco.

Te quiero

Alberich dijo...

q botita escena!!!

Kaken dijo...

Juaaasssss, Albeeee, no miresss¡¡¡
Un bes ;-)