El mundo del conocimiento se amplía con una velocidad de vértigo. Una de las claves de este fenómeno radica en la superespecialización. Leonardo Da Vinci, en la actualidad, sólo podría innovar especializándose.
Para innovar y descubrir es necesario profundizar hasta límites insospechados en el tema concreto que se quiere investigar. En Medicina, por poner el ejemplo que mejor conozco, ya no sólo hay que ser especialista en un aparato o sistema concreto, hay que especializarse en una sola enfermedad, e incluso, en un determinado aspecto de una enfermedad, si se quiere llevar a cabo con éxito cualquier estudio.
Hace tiempo me superespecialicé en una enfermedad que, por aquel entonces, se consideraba rara: la Fibromialgia y el Síndrome de Fatiga crónica. Fueron años de trabajo febril, ilusiones, estudio duro y muchas publicaciones y congresos. Tengo que admitir que mi contribución al conocimiento de estas patologías ha sido muy escasa y, aún hoy, son tremendamente desconocidas y no existe ningún tratamiento realmente eficaz. Pero me agobié. Llegó un momento en que sólo veía este tipo de pacientes y notaba que perdía práctica con el resto. Tras diez años dedicándome a estos temas, dejé la investigación y me volví a dedicar a la Reumatología general.
Saqué como conclusión que no sirvo para dedicarme a una consulta monográfica. Que necesito variedad, conocimiento amplio de mucho pero no exhaustivo de algo en concreto. No sirvo para ser superespecialista. Casi diría que estaría más contento como médico de cabecera.
Mi auténtica vocación era la Obstetricia, pero tuve que abandonar ese sueño cuando en 4º de Medicina, en las prácticas de Ginecología, me desmayé una y otra vez en cuanto entraba a ver un parto. Siendo ya médico adjunto, he asistido a múltiples partos y nunca más perdí el conocimiento, pero era demasiado tarde para cambiar de especialidad.
Creo que la superespecialización es una de las claves en el avance tecnológico y en el incremento del conocimiento en general. USA es el país donde mejor han desarrollado este concepto.
He comentado las ventajas, pero también tiene sus inconvenientes:
1. Una visión demasiado concreta de un tema puede llevar a no tener un concepto global de un problema. Se pueden obtener muchas respuestas parciales pero, si no se hace un esfuerzo de síntesis, que sólo se puede obtener mediante una visión total desde todas las perspectivas, se llegan a hipertrofiar de tal manera los hallazgos aislados que, en vez de una visión unificada de la hipótesis planteada, obtenemos un puzle gigante de respuestas inconexas entre sí. Por poner un ejemplo, se conocen en profundidad cada uno de los 5000 árboles de un bosque, pero no se tiene ni idea de cómo es el bosque en sí ni sus interrelaciones.
2. Una dedicación excesiva a una rama del saber puede derivar en una formación poco equilibrada. Hay científicos extraordinarios en EEUU, en una determinada parcela del conocimiento, que son auténticos incultos en todo lo demás…...con los subsiguientes problemas que da la incultura, como la facilidad para la manipulación. A muchos de mis compañeros que han estado en USA durante periodos largos, para aprender alguna técnica, les ha llamado la atención que el país más avanzado tecnológicamente del mundo también sea de los más incultos. La superespecialización es quizás la razón más importante para explicar este fenómeno.
3. Dedicar demasiado tiempo a una única cuestión te puede hacer perder otras actividades necesarias para tu felicidad. Un ejemplo que todos conocemos es el de Ramón y Cajal. Uno de los mejores científicos de la historia, apasionado con el Sistema nervioso central, pero fuera del mismo, un ser desgraciado.
4. Llegar a la obsesión en estos casos es muy fácil porque, por cada respuesta que obtienes, te surgen 1000 nuevas preguntas. Cuanto más profundizas en un tema, más consciente eres de lo poco que sabes y lo mucho que queda por descubrir. Se convierte en un reto infinito que cada vez requiere de más esfuerzo y dedicación.
Cualidades para ser un buen superespecialista
1. Inteligencia. No es una condición necesaria pero sí muy deseable.
2. Curiosidad. Absolutamente imprescindible.
3. No ser dogmático en el terreno que esté estudiando.
4. Capacidad de trabajo y abstracción.
5. Amor y pasión por el objeto de su estudio.
6. Saber asumir riesgos. Cuando se entra en un mundo desconocido, donde nadie ha dado ninguna respuesta a la pregunta que te has planteado, si no arriesgas por miedo a equivocarte, no se avanzará. Tienes que ser consciente que el error tiene una alta probabilidad de llegar, pero esos errores serán los que te vayan enseñando. La bombilla de Edison no se le encendió en el primer intento….ni en el décimo….ni en el centésimo….ni en el milésimo……pero se encendió.
Por supuesto que no todo es blanco o negro. Hay personas que son los número uno en una materia determinada y tienen además una formación global excelente. Son sujetos equilibrados en sus conocimientos.
En Europa se ha optado por un modelo distinto al americano basado en unos cimientos amplios pero dando facilidades para la profundización en un tema.
Debo confesar que el título original de la entrada era “Superespecialización y frikismo”. Pero me he enrollado tanto que dejaré el frikismo para otra ocasión.
viernes, 30 de enero de 2009
martes, 27 de enero de 2009
Transmisión generacional
Muchas veces he pensado que he nacido en el siglo XIX, he crecido en el XX y vivo en el XXI.
Puede parecer una exageración, pero la forma de vida de mis primeros 7 años no tiene casi ninguna diferencia con la que tuvieron mis padres o abuelos. Braseros de picón, cocinas económicas, leche comprada directamente al cabrero que pasaba por mi calle con sus cabras, doble cocción posterior, ni un solo coche en el barrio, nada de acerados ni de alquitrán, pila para lavar la ropa a mano, pollos vivos que habían que matar y desplumar en casa, no existía la tele, ni el teléfono, niños jugando en la calle, sin las miradas de los respectivos padres encima, puertas abiertas todo el día. ¿Aire acondicionado, pero eso qué es?: 45 grados a la sombra y a sufrir, como Dios manda. Domingos de misa y lavado semanal, por supuesto en una cómoda palangana en el salón, si era invierno, y en el patio, si era verano. ¿Cuarto de baño?. Sí claro, el agujero en el suelo y la fosa séptica.
A los 7 años crucé al siglo XX, así, sin anestesia. Piso, cuarto de baño, coche, televisión, teléfono, vacaciones en Mijas. Pero persistían las misas, los juegos en la calle, las bofetadas en el colegio y el respeto por los mayores.
Un buen día, tras aprobar el MIR, me vi en una tienda de ordenadores comprando un PC. Traspasé el umbral del siglo XXI. No más curas, los juegos de los niños vigilados estrechamente por los progenitores en el parque, las bofetadas en el cole siguen....pero de los niños o padres al profesor y el respeto por los mayores....¿pero existen los mayores?, ah, sí, esa vieja que no sabe de lo que habla y está tan atrasada en todo.
Hay una gran brecha, tanto tecnológica como económica, cultural y social, entre el mundo llamado “desarrollado” y el tercer mundo. Pero ¿y la brecha generacional actual?. ¿Donde se ha quedado la transmisión de valores, actitudes, sabiduría ante la vida, entre los adolescentes y los ancianos?. No sólo no se comprenden, eso ha sucedido siempre, es que ni siquiera contactan. Son dos mundos que viven en el mismo espacio, pero no en el mismo tiempo. Dos formas de conocimiento incomunicadas. Hasta en el lenguaje se puede apreciar estos aislamientos.
Todos han salido perdiendo. Los jóvenes padecen una ausencia de modelos a seguir, por lo que tienen que improvisar, con su poca experiencia, una nueva forma de estructura social y los mayores sienten que sobreviven en un mundo que ya no es el suyo, que están de más, que no pueden seguir creciendo apoyados por la ingenuidad y la ilusión de la juventud. La innovación no debe ser incompatible con la tradición.
¿Como integrar en un modelo de sociedad ambos colectivos?.
Puede parecer una exageración, pero la forma de vida de mis primeros 7 años no tiene casi ninguna diferencia con la que tuvieron mis padres o abuelos. Braseros de picón, cocinas económicas, leche comprada directamente al cabrero que pasaba por mi calle con sus cabras, doble cocción posterior, ni un solo coche en el barrio, nada de acerados ni de alquitrán, pila para lavar la ropa a mano, pollos vivos que habían que matar y desplumar en casa, no existía la tele, ni el teléfono, niños jugando en la calle, sin las miradas de los respectivos padres encima, puertas abiertas todo el día. ¿Aire acondicionado, pero eso qué es?: 45 grados a la sombra y a sufrir, como Dios manda. Domingos de misa y lavado semanal, por supuesto en una cómoda palangana en el salón, si era invierno, y en el patio, si era verano. ¿Cuarto de baño?. Sí claro, el agujero en el suelo y la fosa séptica.
A los 7 años crucé al siglo XX, así, sin anestesia. Piso, cuarto de baño, coche, televisión, teléfono, vacaciones en Mijas. Pero persistían las misas, los juegos en la calle, las bofetadas en el colegio y el respeto por los mayores.
Un buen día, tras aprobar el MIR, me vi en una tienda de ordenadores comprando un PC. Traspasé el umbral del siglo XXI. No más curas, los juegos de los niños vigilados estrechamente por los progenitores en el parque, las bofetadas en el cole siguen....pero de los niños o padres al profesor y el respeto por los mayores....¿pero existen los mayores?, ah, sí, esa vieja que no sabe de lo que habla y está tan atrasada en todo.
Hay una gran brecha, tanto tecnológica como económica, cultural y social, entre el mundo llamado “desarrollado” y el tercer mundo. Pero ¿y la brecha generacional actual?. ¿Donde se ha quedado la transmisión de valores, actitudes, sabiduría ante la vida, entre los adolescentes y los ancianos?. No sólo no se comprenden, eso ha sucedido siempre, es que ni siquiera contactan. Son dos mundos que viven en el mismo espacio, pero no en el mismo tiempo. Dos formas de conocimiento incomunicadas. Hasta en el lenguaje se puede apreciar estos aislamientos.
Todos han salido perdiendo. Los jóvenes padecen una ausencia de modelos a seguir, por lo que tienen que improvisar, con su poca experiencia, una nueva forma de estructura social y los mayores sienten que sobreviven en un mundo que ya no es el suyo, que están de más, que no pueden seguir creciendo apoyados por la ingenuidad y la ilusión de la juventud. La innovación no debe ser incompatible con la tradición.
¿Como integrar en un modelo de sociedad ambos colectivos?.
domingo, 25 de enero de 2009
Gran Hermano
Gran Hermano ha terminado su X edición. Lo anuncio porque nadie se ha enterado. De todos es conocido que GH no lo ve nadie. Los españoles sólo vemos informativos, documentales de la 2, películas y series de calidad.
Vivo en un raro mundo en el que sólo yo, y dos o tres de las llamadas maris, lo han visto y lo han disfrutado.....y no me avergüenza decirlo. Me gusta GH., aunque sea políticamente muy incorrecto escribirlo. Pocos programas tienen tan mala prensa como éste y me imagino que por múltiples motivos:
1. No está bien fisgar en la vida de los demás.
2. Es una plataforma magnífica para las chicas que quieren enseñar sus encantos en Interviú.
3. Es una manera de fabricar famosos a los que echar mano a un precio razonable, pues de todos es sabido que echar mano de los famosos por una actividad profesional es caro y difícil.
4. Los concursantes no representan a la media nacional.
5. Los participantes son zafios, incultos, folloneros, faltos de un mínimo de decencia, tienen pocos recursos intelectuales y pocos o ningún ideal que merezcan la pena ser exhibidos.
6. Se potencia en la sociedad la cultura del dinero y la fama fácil.
7. Los valores que se defienden son de la más baja estofa.
Todas estas razones, y algunas más que me habré dejado en el tintero, me parecen más que suficientes para que a muchas personas no les guste. Y me parece estupendo. Se puede criticar al programa y no verlo y hasta aquí, me parece fenomenal.
El problema surge cuando algunos se elevan de categoría y menosprecian, cuando no insultan directamente, a los que no están de acuerdo con sus gustos. Para demostrar la categoría excepcional que poseen, el buen gusto que los caracteriza, echan pestes de los pobres diablos que, como yo, su seguro servidor, se divierten y aprenden con este programa. Se sienten muy buenos y superiores a la chusma que sigue GH. Pasan una barrera que no se debe franquear: de reprochar un programa a despreciar a los que tienen unos gustos diferentes. De hacer un juicio de valor sobre un hecho (GH) a hacerlo sobre las personas que no están de acuerdo contigo.
A estas personas siempre les digo: tendrás un gusto refinadísimo, superintelectual pero, mientras no aprendas a respetar a los demás, ¿de qué te sirve tanta erudición?. ¿Tu exquisito buen gusto te da derecho a pisotear a los demás?.
Vergüenza
Por otro lado, están los que no pierden ripio del programa pero niegan insistentemente que lo ven y curiosamente, en algunos casos, son los que más critican a los que lo siguen. Se lo saben todo sobre GH, pero “porque me equivoqué de canal”, “porque estaba medio dormido y no me di cuenta”, “porque al pasar de un documental a otro, durante un segundo, un único segundo, lo juro, me pude enterar de todo lo que sucede en esa casa”.
Majo, si te da vergüenza verlo, es porque consideras que es negativo y si es así, no lo veas, simple y llanamente porque, si lo ves y niegas que lo haces, estás haciendo dos cosas negativas: hacer algo que has etiquetado como negativo y además mentir.
¿No es más simple reconocer que te gusta el programa?. ¿Ser sincero contigo mismo y con los demás?. ¿No llevar una carga de negatividad y culpabilidad por ser como eres y gustarte lo que te gusta?.
Pues yo no me retraigo. Me gusta por muchas razones aunque me revientan otras. Contemplar en vivo y en directo las reacciones de un grupo de personas, muy diferentes entre sí, ante determinados estímulos. Como se convive y los resortes que cada uno se busca para llevar a buen puerto sus estrategias. Los mecanismos que llevan a algunos concursantes a la ira, el odio o el miedo. Como se comporta una persona insegura en contraposición a otra con autoestima, como sirve la autocrítica para manejar las emociones. A que puertos lleva el victimismo y la queja contínua y porqué se producen. Me parece apasionante. Ya sé que en los libros puedes aprender y comprender todo esto, pero verlo en carne y hueso, es totalmente diferente.
Comentar con tus hijos todas estas reacciones y dialogar sobre ellas, es otro mundo fascinante para mí. Percibo que ellos están aprendiendo y creciendo con las charlas que tenemos sobre todos estos asuntos. Noto que lo comprenden mucho mejor que si se habla sólo en teoría.
En fin, me apena que haya terminado GH X, pero estoy ilusionado con que empiece GH XI. No tengo remedio, soy un adicto a la gente.
PD: la gala final sólo la vieron 11 millones de personas, aunque 10.990.000 fue por error al cambiar de canal, por supuesto.
Vivo en un raro mundo en el que sólo yo, y dos o tres de las llamadas maris, lo han visto y lo han disfrutado.....y no me avergüenza decirlo. Me gusta GH., aunque sea políticamente muy incorrecto escribirlo. Pocos programas tienen tan mala prensa como éste y me imagino que por múltiples motivos:
1. No está bien fisgar en la vida de los demás.
2. Es una plataforma magnífica para las chicas que quieren enseñar sus encantos en Interviú.
3. Es una manera de fabricar famosos a los que echar mano a un precio razonable, pues de todos es sabido que echar mano de los famosos por una actividad profesional es caro y difícil.
4. Los concursantes no representan a la media nacional.
5. Los participantes son zafios, incultos, folloneros, faltos de un mínimo de decencia, tienen pocos recursos intelectuales y pocos o ningún ideal que merezcan la pena ser exhibidos.
6. Se potencia en la sociedad la cultura del dinero y la fama fácil.
7. Los valores que se defienden son de la más baja estofa.
Todas estas razones, y algunas más que me habré dejado en el tintero, me parecen más que suficientes para que a muchas personas no les guste. Y me parece estupendo. Se puede criticar al programa y no verlo y hasta aquí, me parece fenomenal.
El problema surge cuando algunos se elevan de categoría y menosprecian, cuando no insultan directamente, a los que no están de acuerdo con sus gustos. Para demostrar la categoría excepcional que poseen, el buen gusto que los caracteriza, echan pestes de los pobres diablos que, como yo, su seguro servidor, se divierten y aprenden con este programa. Se sienten muy buenos y superiores a la chusma que sigue GH. Pasan una barrera que no se debe franquear: de reprochar un programa a despreciar a los que tienen unos gustos diferentes. De hacer un juicio de valor sobre un hecho (GH) a hacerlo sobre las personas que no están de acuerdo contigo.
A estas personas siempre les digo: tendrás un gusto refinadísimo, superintelectual pero, mientras no aprendas a respetar a los demás, ¿de qué te sirve tanta erudición?. ¿Tu exquisito buen gusto te da derecho a pisotear a los demás?.
Vergüenza
Por otro lado, están los que no pierden ripio del programa pero niegan insistentemente que lo ven y curiosamente, en algunos casos, son los que más critican a los que lo siguen. Se lo saben todo sobre GH, pero “porque me equivoqué de canal”, “porque estaba medio dormido y no me di cuenta”, “porque al pasar de un documental a otro, durante un segundo, un único segundo, lo juro, me pude enterar de todo lo que sucede en esa casa”.
Majo, si te da vergüenza verlo, es porque consideras que es negativo y si es así, no lo veas, simple y llanamente porque, si lo ves y niegas que lo haces, estás haciendo dos cosas negativas: hacer algo que has etiquetado como negativo y además mentir.
¿No es más simple reconocer que te gusta el programa?. ¿Ser sincero contigo mismo y con los demás?. ¿No llevar una carga de negatividad y culpabilidad por ser como eres y gustarte lo que te gusta?.
Pues yo no me retraigo. Me gusta por muchas razones aunque me revientan otras. Contemplar en vivo y en directo las reacciones de un grupo de personas, muy diferentes entre sí, ante determinados estímulos. Como se convive y los resortes que cada uno se busca para llevar a buen puerto sus estrategias. Los mecanismos que llevan a algunos concursantes a la ira, el odio o el miedo. Como se comporta una persona insegura en contraposición a otra con autoestima, como sirve la autocrítica para manejar las emociones. A que puertos lleva el victimismo y la queja contínua y porqué se producen. Me parece apasionante. Ya sé que en los libros puedes aprender y comprender todo esto, pero verlo en carne y hueso, es totalmente diferente.
Comentar con tus hijos todas estas reacciones y dialogar sobre ellas, es otro mundo fascinante para mí. Percibo que ellos están aprendiendo y creciendo con las charlas que tenemos sobre todos estos asuntos. Noto que lo comprenden mucho mejor que si se habla sólo en teoría.
En fin, me apena que haya terminado GH X, pero estoy ilusionado con que empiece GH XI. No tengo remedio, soy un adicto a la gente.
PD: la gala final sólo la vieron 11 millones de personas, aunque 10.990.000 fue por error al cambiar de canal, por supuesto.
lunes, 19 de enero de 2009
Perfeccionismo
No hay que confundir el perfeccionismo con el deseo de intentar hacer bien las cosas y mejorar. Estamos ante una personalidad perfeccionista cuando el afán por mejorar procede de una inseguridad y crea conflictos psicológicos internos y problemas de relación externos.
Características
· En una persona perfeccionista no existe lo bueno, sólo lo mejor.
· No se permiten el error y, cuando se produce, lo viven con ansiedad, frustración y culpabilidad.
· Tienen altas expectativas, no siempre acordes con las propias capacidades.
· Tienen un nivel de autoexigencia (y de exigencia hacia los demás) muy elevado.
· Intolerantes. Sólo hay una forma de hacer las cosas: perfectas. Todo lo demás está mal.
Origen
· Inseguridad. La causa más frecuente, sin lugar a dudas. Las fuentes de esta inseguridad son múltiples. Tienen miedo a equivocarse y precisan continuamente del visto bueno de los demás. Quieren cumplir con las expectativas que los demás tienen en él (o que se imagina que tienen depositadas).
· Padres exigentes, habitualmente perfeccionistas también ellos, que nunca están satisfechos con los logros de los hijos.
· Expectativas sobreelevadas de los padres. Quieren ver cumplidas las expectativas propias no alcanzadas en sus hijos.
· Alta competitividad en su entorno. Sólo triunfa el número 1, los demás son considerados fracasados.
Consecuencias
Puede ser ventajoso en algunos aspectos. Suelen ser trabajadores magníficos ya que el perfeccionismo promueve el esfuerzo y el trabajo bien hecho. Sin embargo, son muchos más los aspectos negativos:
· Insatisfacción. Se puede ser perfeccionista, pero no se es perfecto ni el entorno lo es, por consiguiente, nunca terminan de salir las cosas como le gustarían, creándose un eterno estado de insatisfacción.
· Relaciones difíciles, tanto con la pareja, hijos, amigos o en el entorno del trabajo debido a un nivel de exigencia muy alto, que nunca es satisfecho. Siempre piden más y mejor.
· Frustaciones múltiples, por muy buenos resultados que obtengan en sus actividades, porque siempre se puede ser mejor. Además, los objetivos, a veces poco realistas que se marcan, tienen muchas probabilidades de no verse cumplidos. Tienen 100 cosas buenas, pero no las disfrutan porque siempre hay una cosa mala que lo impide.
· Capacidad de desarrollo personal y aprendizaje limitado, porque el miedo a equivocarse les impide correr riesgos.
· Preocupaciones múltiples. Pueden estar enormemente preocupados por un problema pero, cuando lo resuelven, no disfrutan de lo obtenido pues rápidamente surgirá algún otro “problema” que hay que resolver.
· Fruto de lo anterior, es una especial susceptibilidad para padecer depresión y ansiedad.
¿Qué se puede hacer?
En un adulto, el tratamiento cognitivo-conductual puede mejorar mucho el cuadro.
En un niño, la actuación de los padres es fundamental.
· Los niños deben ser educados de acuerdo con sus capacidades y no según las expectativas de los padres.
· Fomentar la felicidad y no tanto el éxito académico.
· No alabar el exceso de dedicación.
· Fijar objetivos realistas.
· Cuando se fracasa no se debe presionar, sino alabar el esfuerzo que se ha hecho.
· Hay que ser bueno, no es necesario ser el mejor.
Características
· En una persona perfeccionista no existe lo bueno, sólo lo mejor.
· No se permiten el error y, cuando se produce, lo viven con ansiedad, frustración y culpabilidad.
· Tienen altas expectativas, no siempre acordes con las propias capacidades.
· Tienen un nivel de autoexigencia (y de exigencia hacia los demás) muy elevado.
· Intolerantes. Sólo hay una forma de hacer las cosas: perfectas. Todo lo demás está mal.
Origen
· Inseguridad. La causa más frecuente, sin lugar a dudas. Las fuentes de esta inseguridad son múltiples. Tienen miedo a equivocarse y precisan continuamente del visto bueno de los demás. Quieren cumplir con las expectativas que los demás tienen en él (o que se imagina que tienen depositadas).
· Padres exigentes, habitualmente perfeccionistas también ellos, que nunca están satisfechos con los logros de los hijos.
· Expectativas sobreelevadas de los padres. Quieren ver cumplidas las expectativas propias no alcanzadas en sus hijos.
· Alta competitividad en su entorno. Sólo triunfa el número 1, los demás son considerados fracasados.
Consecuencias
Puede ser ventajoso en algunos aspectos. Suelen ser trabajadores magníficos ya que el perfeccionismo promueve el esfuerzo y el trabajo bien hecho. Sin embargo, son muchos más los aspectos negativos:
· Insatisfacción. Se puede ser perfeccionista, pero no se es perfecto ni el entorno lo es, por consiguiente, nunca terminan de salir las cosas como le gustarían, creándose un eterno estado de insatisfacción.
· Relaciones difíciles, tanto con la pareja, hijos, amigos o en el entorno del trabajo debido a un nivel de exigencia muy alto, que nunca es satisfecho. Siempre piden más y mejor.
· Frustaciones múltiples, por muy buenos resultados que obtengan en sus actividades, porque siempre se puede ser mejor. Además, los objetivos, a veces poco realistas que se marcan, tienen muchas probabilidades de no verse cumplidos. Tienen 100 cosas buenas, pero no las disfrutan porque siempre hay una cosa mala que lo impide.
· Capacidad de desarrollo personal y aprendizaje limitado, porque el miedo a equivocarse les impide correr riesgos.
· Preocupaciones múltiples. Pueden estar enormemente preocupados por un problema pero, cuando lo resuelven, no disfrutan de lo obtenido pues rápidamente surgirá algún otro “problema” que hay que resolver.
· Fruto de lo anterior, es una especial susceptibilidad para padecer depresión y ansiedad.
¿Qué se puede hacer?
En un adulto, el tratamiento cognitivo-conductual puede mejorar mucho el cuadro.
En un niño, la actuación de los padres es fundamental.
· Los niños deben ser educados de acuerdo con sus capacidades y no según las expectativas de los padres.
· Fomentar la felicidad y no tanto el éxito académico.
· No alabar el exceso de dedicación.
· Fijar objetivos realistas.
· Cuando se fracasa no se debe presionar, sino alabar el esfuerzo que se ha hecho.
· Hay que ser bueno, no es necesario ser el mejor.
viernes, 16 de enero de 2009
Desengaño
Mil batallas inició, las mismas que perdió.
Mil amores anheló, ninguno fraguó.
Mil mujeres deseó, ninguna consiguió.
Mil océanos soñó, ninguno cruzó.
Mil capullos plantó, ninguno floreció.
Mil veces dijo sí, nunca murmuró un no.
Mil bailes danzó, nadie le acompañó.
Mil colores intuyó, ninguno lo plasmó.
Mil árboles contempló, ninguno prosperó.
Mil dones regaló, ninguno recibió.
Mil desengaños sufrió, nunca aprendió.
Mil amores anheló, ninguno fraguó.
Mil mujeres deseó, ninguna consiguió.
Mil océanos soñó, ninguno cruzó.
Mil capullos plantó, ninguno floreció.
Mil veces dijo sí, nunca murmuró un no.
Mil bailes danzó, nadie le acompañó.
Mil colores intuyó, ninguno lo plasmó.
Mil árboles contempló, ninguno prosperó.
Mil dones regaló, ninguno recibió.
Mil desengaños sufrió, nunca aprendió.
miércoles, 14 de enero de 2009
Bancos, empresas, Gobiernos y nosotros
En la actualidad se tiende a culpar de nuestra mala situación económica, del mal reparto de bienes en el mundo, de las injusticias y desigualdades, de la existencia de la pobreza, hasta de las guerras, a los bancos, empresarios o las Administraciones Públicas (sobre todo si es la norteamericana). Llegamos a estar absolutamente convencidos de ello dado que, cuando hablamos del tema en cualquier reunión, siempre nos dan la razón, todos están de acuerdo, sobre todo si no se sienta con nosotros, que es lo más habitual, ningún banquero, gran empresario, ministro o presidente de gobierno. Y contra más les criticamos, mejores somos.
Por supuesto, nosotros no somos responsables de nada, pues nada podemos hacer.
No dudo que tienen una gran responsabilidad en las cuestiones negativas que suceden, pero tanta como de las cosas buenas que también nos pasan.
BANCOS
Podría existir un mundo sin bancos, pero dudo mucho que mejorase lo que tenemos. Probablemente no sólo no aliviaría la pobreza actual si no que la extendería mucho más. El sistema financiero es uno de los pilares básicos en que se asienta nuestro estado de bienestar. No ha servido para erradicar la pobreza en todo el mundo, pero sí ha contribuido de manera eficaz para combatir la pobreza en una parte de ese mundo.
Se puede decir que lo han hecho por dinero y no con fines benéficos, y es cierto, pero muy pocos de los que critican a los bancos trabajan si no hay dinero de por medio. Yo considero justo que se gane dinero si tu trabajo esta consiguiendo un beneficio para la comunidad.
Se puede decir que ganan mucho dinero. Pero en una Sociedad como la que nos hemos dado, eso no es un delito, mientras no lo roben. Además, un sistema financiero que no sea robusto, con unas buenas ganancias, daría al triste con el tipo de sociedad que hemos constituido.
Hay bancos y banqueros sinvergüenzas, como no podría ser de otra forma. Igual que hay jueces, médicos u obreros, que no tienen la más mínima decencia en sus respectivos trabajos. Pero no se puede etiquetar a todos como deshonestos por culpa de una minoría. Pueden existir algunos abusos, como en cualquier otro aspecto de la vida, pero creo sinceramente que, al menos en España, son los menos. Buena parte de ello, y aquí una lanza a favor de nuestros gobiernos, ha sido una regulación de la actividad financiera que se ha demostrado muy válida. El ultraliberalismo ha fracasado. El Estado y, detrás del mismo todos los ciudadanos, deben poner unas normas de conducta de obligado cumplimiento para evitar casos como el que se está dando en la actualidad en EEUU. Nunca, demasiado poder en unas manos es bueno, porque siempre se van a aprovechar algunos de los que lo detentan.
Nos quejamos de los bancos, pero eso no sirve de nada. No hay que quejarse, sino ser responsable de nuestras propias finanzas. Los bancos no tienen culpa de que nos dediquemos a comprar a plazos multitud de bienes supuestamente necesarios. El último coche que se nos ha antojado o la casa más grande y mejor situada que nos podemos permitir, nos pueden ahogar....y no es el banco el que nos aprieta, somos nosotros los que hemos realizado una elección incorrecta. Ningún banquero me ha puesto nunca el revolver en la nuca para aceptar y firmar un crédito. Me venden dinero y yo acepto pagar por esa venta una cantidad estipulada. Invierto en fondos de inversiones, pero sin tener ni la más ligera idea de en qué estoy invirtiendo. Cuando las cosas van mal, la culpa de la pérdida de mis ahorros es del banco, si las cosas van bien, es que soy muy listo.
EMPRESARIOS
La lucha de clases tuvo su sentido en el siglo XIX. Hoy en día no la comprendo. Los sindicatos nos venden la imagen del empresario como un monstruo que sólo quiere ganar dinero y, para ello, explota a los trabajadores.
Esto fue así. Con las doctrinas ultraliberales, el empresario puede hacer y deshacer lo que le dé la gana. Afortunadamente, las ideas socialistas se han ido mezclando con las ideas capitalistas y, sobre todo en Europa, han creado un sistema de libre mercado con una tutela efectiva del Estado y unos altos impuestos, con lo que la brecha que existía, se ha ido cerrando paulatinamente.
Como decía antes con respecto a los bancos, hay empresarios sinvergüenzas, ni más ni menos que trabajadores por cuenta ajena sinvergüenzas, que no dan un palo al agua. Pero los empresarios son fundamentales en nuestra economía, son los que con su talento, ingenio, capacidad de innovación y sus riesgos, son capaces de vivir de su trabajo a la vez que consiguen que otros también lo tengan gracias a su ingenio. No se les puede pedir que sean ONGs, no es justo. La posibilidad de ganancia, de expansión, de crecimiento, les llena las arcas, pero a su vez, crean más riqueza para todos.
ADMINISTRACIONES PUBLICAS
Tendemos, y me incluyo, a criticar a todos los políticos. Parece que todos son ratas de alcantarilla que sólo van a medrar. Y en muchas ocasiones es cierto, pero en otros muchos no. Hay muchos honrados, honestos, que se pueden equivocar, pero luchan día a día por mejorar las condiciones de todos nosotros.
El problema principal que les veo es la falta de autocrítica. Ven muy bien los defectos del rival, pero ojo, los propios, ni flores. Pero a la hora de trabajar, creo que muchos dedican muchas horas, muchos esfuerzos para ir mejorando nuestra situación.
Basta recordar como era España hace 30 años y como es ahora. Hemos avanzado mucho y, en buena parte, se les debe a ellos.
NOSOTROS
Sobre nuestra felicidad influyen factores externos. El paro, la delincuencia, la violencia, gobiernos corruptos, bancos que quiebran fraudulantemente, empresarios sin escrúpulos que hacen la vida imposible a sus empleados o un mal sistema educativo, tienen que ver con nuestro grado de bienestar. Nosotros solos poco podemos hacer para cambiar estas realidades, pero eso no nos puede servir como coartada para no hacer nada. Al final, nuestra felicidad, depende más de nosotros mismos, de nuestra escala de valores, de saber disfrutar de lo simple, que al final es la salsa de la vida, que de las grandes cuestiones de Estado o Macroeconomías.
La Solidaridad, no las debemos dejar sólo en manos de las grandes corporaciones. No son los únicos responsables ni son los únicos que pueden hacer algo. Cambiemos a la Sociedad a través de nuestro esfuerzo y de nuestra lucha personal. Las mejores armas las tenemos, a veces, muy escondidas: una sonrisa, un abrazo, una escucha activa, un voto, un compromiso, nuestro trabajo día a día, confianza en uno mismo para poder confiar en los demás. Abrirnos al mundo, en una palabra.
Por supuesto, nosotros no somos responsables de nada, pues nada podemos hacer.
No dudo que tienen una gran responsabilidad en las cuestiones negativas que suceden, pero tanta como de las cosas buenas que también nos pasan.
BANCOS
Podría existir un mundo sin bancos, pero dudo mucho que mejorase lo que tenemos. Probablemente no sólo no aliviaría la pobreza actual si no que la extendería mucho más. El sistema financiero es uno de los pilares básicos en que se asienta nuestro estado de bienestar. No ha servido para erradicar la pobreza en todo el mundo, pero sí ha contribuido de manera eficaz para combatir la pobreza en una parte de ese mundo.
Se puede decir que lo han hecho por dinero y no con fines benéficos, y es cierto, pero muy pocos de los que critican a los bancos trabajan si no hay dinero de por medio. Yo considero justo que se gane dinero si tu trabajo esta consiguiendo un beneficio para la comunidad.
Se puede decir que ganan mucho dinero. Pero en una Sociedad como la que nos hemos dado, eso no es un delito, mientras no lo roben. Además, un sistema financiero que no sea robusto, con unas buenas ganancias, daría al triste con el tipo de sociedad que hemos constituido.
Hay bancos y banqueros sinvergüenzas, como no podría ser de otra forma. Igual que hay jueces, médicos u obreros, que no tienen la más mínima decencia en sus respectivos trabajos. Pero no se puede etiquetar a todos como deshonestos por culpa de una minoría. Pueden existir algunos abusos, como en cualquier otro aspecto de la vida, pero creo sinceramente que, al menos en España, son los menos. Buena parte de ello, y aquí una lanza a favor de nuestros gobiernos, ha sido una regulación de la actividad financiera que se ha demostrado muy válida. El ultraliberalismo ha fracasado. El Estado y, detrás del mismo todos los ciudadanos, deben poner unas normas de conducta de obligado cumplimiento para evitar casos como el que se está dando en la actualidad en EEUU. Nunca, demasiado poder en unas manos es bueno, porque siempre se van a aprovechar algunos de los que lo detentan.
Nos quejamos de los bancos, pero eso no sirve de nada. No hay que quejarse, sino ser responsable de nuestras propias finanzas. Los bancos no tienen culpa de que nos dediquemos a comprar a plazos multitud de bienes supuestamente necesarios. El último coche que se nos ha antojado o la casa más grande y mejor situada que nos podemos permitir, nos pueden ahogar....y no es el banco el que nos aprieta, somos nosotros los que hemos realizado una elección incorrecta. Ningún banquero me ha puesto nunca el revolver en la nuca para aceptar y firmar un crédito. Me venden dinero y yo acepto pagar por esa venta una cantidad estipulada. Invierto en fondos de inversiones, pero sin tener ni la más ligera idea de en qué estoy invirtiendo. Cuando las cosas van mal, la culpa de la pérdida de mis ahorros es del banco, si las cosas van bien, es que soy muy listo.
EMPRESARIOS
La lucha de clases tuvo su sentido en el siglo XIX. Hoy en día no la comprendo. Los sindicatos nos venden la imagen del empresario como un monstruo que sólo quiere ganar dinero y, para ello, explota a los trabajadores.
Esto fue así. Con las doctrinas ultraliberales, el empresario puede hacer y deshacer lo que le dé la gana. Afortunadamente, las ideas socialistas se han ido mezclando con las ideas capitalistas y, sobre todo en Europa, han creado un sistema de libre mercado con una tutela efectiva del Estado y unos altos impuestos, con lo que la brecha que existía, se ha ido cerrando paulatinamente.
Como decía antes con respecto a los bancos, hay empresarios sinvergüenzas, ni más ni menos que trabajadores por cuenta ajena sinvergüenzas, que no dan un palo al agua. Pero los empresarios son fundamentales en nuestra economía, son los que con su talento, ingenio, capacidad de innovación y sus riesgos, son capaces de vivir de su trabajo a la vez que consiguen que otros también lo tengan gracias a su ingenio. No se les puede pedir que sean ONGs, no es justo. La posibilidad de ganancia, de expansión, de crecimiento, les llena las arcas, pero a su vez, crean más riqueza para todos.
ADMINISTRACIONES PUBLICAS
Tendemos, y me incluyo, a criticar a todos los políticos. Parece que todos son ratas de alcantarilla que sólo van a medrar. Y en muchas ocasiones es cierto, pero en otros muchos no. Hay muchos honrados, honestos, que se pueden equivocar, pero luchan día a día por mejorar las condiciones de todos nosotros.
El problema principal que les veo es la falta de autocrítica. Ven muy bien los defectos del rival, pero ojo, los propios, ni flores. Pero a la hora de trabajar, creo que muchos dedican muchas horas, muchos esfuerzos para ir mejorando nuestra situación.
Basta recordar como era España hace 30 años y como es ahora. Hemos avanzado mucho y, en buena parte, se les debe a ellos.
NOSOTROS
Sobre nuestra felicidad influyen factores externos. El paro, la delincuencia, la violencia, gobiernos corruptos, bancos que quiebran fraudulantemente, empresarios sin escrúpulos que hacen la vida imposible a sus empleados o un mal sistema educativo, tienen que ver con nuestro grado de bienestar. Nosotros solos poco podemos hacer para cambiar estas realidades, pero eso no nos puede servir como coartada para no hacer nada. Al final, nuestra felicidad, depende más de nosotros mismos, de nuestra escala de valores, de saber disfrutar de lo simple, que al final es la salsa de la vida, que de las grandes cuestiones de Estado o Macroeconomías.
La Solidaridad, no las debemos dejar sólo en manos de las grandes corporaciones. No son los únicos responsables ni son los únicos que pueden hacer algo. Cambiemos a la Sociedad a través de nuestro esfuerzo y de nuestra lucha personal. Las mejores armas las tenemos, a veces, muy escondidas: una sonrisa, un abrazo, una escucha activa, un voto, un compromiso, nuestro trabajo día a día, confianza en uno mismo para poder confiar en los demás. Abrirnos al mundo, en una palabra.
domingo, 11 de enero de 2009
Solidaridad
A raíz de las dos magníficas entradas de Io y Celadus, he desenterrado algo que escribí en el foro hace algún tiempo. Me dio vergüenza en su día publicarla y me la vuelve a dar ahora.
Sobre el tema concreto de Israel y Palestina, soy incapaz de opinar. Ambos se dejan llevar por sus facciones más violentas. La única diferencia es que los israelíes matan mejor, no por ser peores, sino porque tienen mejores armas. Si fueran los palestinos los que tuvieran la fuerza de las armas, sería lo mismo pero al contrario. Por consiguiente, cuando dos pueblos han decidido matarse, las soluciones exteriores no suelen servir demasiado, quizás como mucho, disminuir el horror, que no es poco. Tampoco creo que los que crearon el problema, sean los que lo puedan solucionar. La única forma de terminar un conflicto así procede de los propios israelíes y palestinos.
Me he ido de madre, a continuación expongo lo que quería mostraros de mí.
Me considero una persona políticamente muy incorrecta. Soy incapaz de criticar de manera feroz a la derecha, la izquierda, los sindicatos o los empresarios. Soy incapaz de denunciar las inmensas injusticias sociales que existen en el mundo. No puedo reivindicar las igualdades ni la solidaridad, sólo reflexiono y lo escribo, pero soy incapaz de exigir. Intentaré contaros el porqué, de la forma más sucinta posible.
Durante mi infancia sufrí mucho debido a una enfermedad. Desde entonces me propuse cambiar el mundo en la medida de mis posibilidades. Sería misionero, o médico para curar a los negritos o a los chinitos, o maestro para enseñar a los mismos chinitos o negritos que previamente había curado. Todo desde un punto de vista muy espiritual y católico (me descerebraron en un colegio católico).
Pero hubieron dos hechos que frustraron mis loables intenciones: un terrible dilema físico-espiritual entre el egoísmo que suponía la masturbación (amén de secarse la médula espinal y la subsiguiente locura) y la imposibilidad de dejar de hacerlo, que me apartó de la Iglesia (después fueron muchas más razones las que me apartaron) y una visita de un misionero en Bolivia que me abrió los ojos a lo terriblemente difícil que era darlo todo por los demás. Foto a foto de aquella misión, con toda la podredumbre incluída, muy apartado de mis sueños de curaciones y enseñanzas maravillosas en un mundo pobre pero limpio en que yo era considerado como un héroe.
Varios años más tarde volvieron las buenas intenciones de la mano del PCE, hasta que comprobé que sí querían cambiar el mundo.....pero no precisamente para mejor. Sus herramientas para el cambio eran las armas y sus máximos exponentes, idolatrados, eran el Che con su fusil y Fidel Castro con el suyo.
Ahora ya no me engaño: soy un egoísta de tomo y lomo. No me falta de nada. Tengo casa, coche, televisor, no me falta un plato de lentejas, puedo permitirme mis pequeños lujos como la cervecita y la tapita con los míos, mis dos semanas de playa en el verano, mi ordenador, mi blog. En fin: un completito.
Para tener mi conciencia anestesiada podría llenarme la boca de palabras preciosas sobre igualdad, ayuda al tercer mundo, condonación de deudas, 0.7 %, todos los muertos son iguales, ayudar al inmigrante, luchar contra las injusticias sociales, que terrible es el consumismo y tantas y tantas palabras que nos hacen sentir ser buenos, ser mejores, pero que se quedan en eso: sólo palabras. Los hechos del día a día son tercos, porque después de decir o escribir semejantes buenas intenciones delante de un ordenador, lo apago y me voy a tomar la tapita y la cervecita con mi familia mientras 1000 millones de niños se siguen muriendo de hambre, mientras las mujeres siguen siendo mutiladas sexualmente y matadas por sus parejas, mientras tantos sufren persecución, tortura y muerte por sus ideas, mientras.....mientras......
No quiero ser como la miss de turno que quiere la paz en el mundo. O lucho activamente o me callo. Si todos somos tan iguales, ¿porqué no abrimos nuestras fronteras a todo aquel que quiera, sin papeles y sin gaitas?. Sí, vendrían 20 o 30 millones de subsaharianos, marroquíes, ecuatorianos, y Europa nos cerraría sus fronteras...y nosotros viviríamos mucho peor para que los que vienen vivan algo mejor. Pero eso es igualdad: no fronteras. ¿Porqué nosotros tenemos derecho a todo lo bueno que da Europa y el que ha nacido en Senegal no?. Pues amigos míos, yo no quiero abrir las fronteras libremente....porque SOY EGOISTA. No quiero vivir peor para que otros vivan un poquito mejor. Pero me niego a autoengañarme con palabras preciosas y políticamente correctas. Consumo y consumo y, entre cervecita y cervecita, hablo de lo injusto que es el mundo y lo mal repartido que está....mal repartido, pero lo que me toca a mí que no me lo quite nadie....que hasta el mileurista se queja de lo poco que puede consumir cuando hay cuatro mil millones de personas en el mundo que arriesgarían su vida por tener 500.
Soy un egoísta de tomo y lomo que mientras no luche con actos de verdad, como Ghandi, Teresa de Calcuta, mi buena amiga la hermana Isabel en Ghana, o mi buen amigo Jorge, oftalmólogo que ha preferido curar ojos en Mauritania a cambio de sonrisas, en vez de curarlos en España a cambio de millones, no me doy el derecho de decir bonitas palabras cuando ellos hacen buenos actos. Qué fácil es hablar y que difícil es ser consecuente con lo que se dice.
Soy egoísta, pero no me quiero autoengañar. Tranquilizo mi conciencia con “ya que no puedo cambiar el mundo, voy a hacer que mi mundo sea lo mejor posible”. Creo que soy un buen médico y me entrego a mis pacientes, tanto para curar su cuerpo como para confortar su espíritu. Siempre tengo una sonrisa, un beso y un abrazo para todos los que me rodean. Pero no quiero autoengañarme, podría hacer más, mucho más y, mientras no me dé la gana de HACER y siga repatingado en mi egoísmo, no me encuentro con el derecho de hablar para tranquilizar mi conciencia y sentirme mejor.
Cada uno hace lo que puede y lo que cree más oportuno. Siempre es mejor hacer algo que nada, por supuesto. Dar algo de nuestro dinero a las distintas ONGs es un pequeño remiendo de lo que realmente cada uno podría hacer. Asistir a una manifestación con el No seguido de cualquier slogan, en ocasiones, muy pocas, ha servido de algo. La cena de superlujo carísima con un objetivo recaudatorio para los desfavorecidos de cualquier tipo. No estoy en contra de nada de esto, muy al contrario, ayuda. Cumplen dos funciones fundamentales: una ayuda a los que más les hace falta y una anestesia al que la da. Ambas son positivas. Sentirnos culpables por no hacer más, o por no saber o simplemente por no ser capaces por comodidad o miedo, no mejora nada y lo empeora todo.
Vivo muy bien. Soy feliz. Pero me niego a engañarme. Soy egoísta.
Sobre el tema concreto de Israel y Palestina, soy incapaz de opinar. Ambos se dejan llevar por sus facciones más violentas. La única diferencia es que los israelíes matan mejor, no por ser peores, sino porque tienen mejores armas. Si fueran los palestinos los que tuvieran la fuerza de las armas, sería lo mismo pero al contrario. Por consiguiente, cuando dos pueblos han decidido matarse, las soluciones exteriores no suelen servir demasiado, quizás como mucho, disminuir el horror, que no es poco. Tampoco creo que los que crearon el problema, sean los que lo puedan solucionar. La única forma de terminar un conflicto así procede de los propios israelíes y palestinos.
Me he ido de madre, a continuación expongo lo que quería mostraros de mí.
Me considero una persona políticamente muy incorrecta. Soy incapaz de criticar de manera feroz a la derecha, la izquierda, los sindicatos o los empresarios. Soy incapaz de denunciar las inmensas injusticias sociales que existen en el mundo. No puedo reivindicar las igualdades ni la solidaridad, sólo reflexiono y lo escribo, pero soy incapaz de exigir. Intentaré contaros el porqué, de la forma más sucinta posible.
Durante mi infancia sufrí mucho debido a una enfermedad. Desde entonces me propuse cambiar el mundo en la medida de mis posibilidades. Sería misionero, o médico para curar a los negritos o a los chinitos, o maestro para enseñar a los mismos chinitos o negritos que previamente había curado. Todo desde un punto de vista muy espiritual y católico (me descerebraron en un colegio católico).
Pero hubieron dos hechos que frustraron mis loables intenciones: un terrible dilema físico-espiritual entre el egoísmo que suponía la masturbación (amén de secarse la médula espinal y la subsiguiente locura) y la imposibilidad de dejar de hacerlo, que me apartó de la Iglesia (después fueron muchas más razones las que me apartaron) y una visita de un misionero en Bolivia que me abrió los ojos a lo terriblemente difícil que era darlo todo por los demás. Foto a foto de aquella misión, con toda la podredumbre incluída, muy apartado de mis sueños de curaciones y enseñanzas maravillosas en un mundo pobre pero limpio en que yo era considerado como un héroe.
Varios años más tarde volvieron las buenas intenciones de la mano del PCE, hasta que comprobé que sí querían cambiar el mundo.....pero no precisamente para mejor. Sus herramientas para el cambio eran las armas y sus máximos exponentes, idolatrados, eran el Che con su fusil y Fidel Castro con el suyo.
Ahora ya no me engaño: soy un egoísta de tomo y lomo. No me falta de nada. Tengo casa, coche, televisor, no me falta un plato de lentejas, puedo permitirme mis pequeños lujos como la cervecita y la tapita con los míos, mis dos semanas de playa en el verano, mi ordenador, mi blog. En fin: un completito.
Para tener mi conciencia anestesiada podría llenarme la boca de palabras preciosas sobre igualdad, ayuda al tercer mundo, condonación de deudas, 0.7 %, todos los muertos son iguales, ayudar al inmigrante, luchar contra las injusticias sociales, que terrible es el consumismo y tantas y tantas palabras que nos hacen sentir ser buenos, ser mejores, pero que se quedan en eso: sólo palabras. Los hechos del día a día son tercos, porque después de decir o escribir semejantes buenas intenciones delante de un ordenador, lo apago y me voy a tomar la tapita y la cervecita con mi familia mientras 1000 millones de niños se siguen muriendo de hambre, mientras las mujeres siguen siendo mutiladas sexualmente y matadas por sus parejas, mientras tantos sufren persecución, tortura y muerte por sus ideas, mientras.....mientras......
No quiero ser como la miss de turno que quiere la paz en el mundo. O lucho activamente o me callo. Si todos somos tan iguales, ¿porqué no abrimos nuestras fronteras a todo aquel que quiera, sin papeles y sin gaitas?. Sí, vendrían 20 o 30 millones de subsaharianos, marroquíes, ecuatorianos, y Europa nos cerraría sus fronteras...y nosotros viviríamos mucho peor para que los que vienen vivan algo mejor. Pero eso es igualdad: no fronteras. ¿Porqué nosotros tenemos derecho a todo lo bueno que da Europa y el que ha nacido en Senegal no?. Pues amigos míos, yo no quiero abrir las fronteras libremente....porque SOY EGOISTA. No quiero vivir peor para que otros vivan un poquito mejor. Pero me niego a autoengañarme con palabras preciosas y políticamente correctas. Consumo y consumo y, entre cervecita y cervecita, hablo de lo injusto que es el mundo y lo mal repartido que está....mal repartido, pero lo que me toca a mí que no me lo quite nadie....que hasta el mileurista se queja de lo poco que puede consumir cuando hay cuatro mil millones de personas en el mundo que arriesgarían su vida por tener 500.
Soy un egoísta de tomo y lomo que mientras no luche con actos de verdad, como Ghandi, Teresa de Calcuta, mi buena amiga la hermana Isabel en Ghana, o mi buen amigo Jorge, oftalmólogo que ha preferido curar ojos en Mauritania a cambio de sonrisas, en vez de curarlos en España a cambio de millones, no me doy el derecho de decir bonitas palabras cuando ellos hacen buenos actos. Qué fácil es hablar y que difícil es ser consecuente con lo que se dice.
Soy egoísta, pero no me quiero autoengañar. Tranquilizo mi conciencia con “ya que no puedo cambiar el mundo, voy a hacer que mi mundo sea lo mejor posible”. Creo que soy un buen médico y me entrego a mis pacientes, tanto para curar su cuerpo como para confortar su espíritu. Siempre tengo una sonrisa, un beso y un abrazo para todos los que me rodean. Pero no quiero autoengañarme, podría hacer más, mucho más y, mientras no me dé la gana de HACER y siga repatingado en mi egoísmo, no me encuentro con el derecho de hablar para tranquilizar mi conciencia y sentirme mejor.
Cada uno hace lo que puede y lo que cree más oportuno. Siempre es mejor hacer algo que nada, por supuesto. Dar algo de nuestro dinero a las distintas ONGs es un pequeño remiendo de lo que realmente cada uno podría hacer. Asistir a una manifestación con el No seguido de cualquier slogan, en ocasiones, muy pocas, ha servido de algo. La cena de superlujo carísima con un objetivo recaudatorio para los desfavorecidos de cualquier tipo. No estoy en contra de nada de esto, muy al contrario, ayuda. Cumplen dos funciones fundamentales: una ayuda a los que más les hace falta y una anestesia al que la da. Ambas son positivas. Sentirnos culpables por no hacer más, o por no saber o simplemente por no ser capaces por comodidad o miedo, no mejora nada y lo empeora todo.
Vivo muy bien. Soy feliz. Pero me niego a engañarme. Soy egoísta.
miércoles, 7 de enero de 2009
¿Qué nos seduce a los hombres de las mujeres?
Muchas mujeres no entienden los gustos que tenemos los hombres, en cuanto a mujeres se refiere. Muchos de los gustos se pueden explicar en base al instinto de reproducción, aunque no se sea consciente de ello.
Pero ya se sabe que sobre gustos.....Voy a intentar esquematizarlos e intentar explicar algunos porqués, pero ya advierto que voy a generalizar, que cada hombre es diferente y, lo que fascina a unos, puede ser detestado por otros, así que voy a hablar de mayorías, porque individualmente es imposible acercarse a este tema.
ATRACTIVO FISICO
Curvas en movimiento.
Esto es lo máximo en cuanto a aspecto externo se refiere. Fijaros que hablo de curvas y de movimiento. Un tipazo, si no se mueve adecuadamente, no llama la atención. El movimiento, por sí mismo, aunque no vaya acompañado de un cuerpo excepcional, siembra el desconcierto allá donde vaya, pero si además hay curvas, es la repanocha.
Los tacones cumplen en esto una función increíble. Provocan una hiperlordosis lumbar, que hace sobresalir el culete y lo hace desplazarse de un lado para otro. Pero la hiperlordosis lumbar lleva a una rectificación de la columna dorsal con lo que el pecho se proyecta hacia delante....y ya la tenemos liada.
El instinto masculino (hablo de instinto no de ojos) ve en un pecho generoso, un trasero amplio y una movilidad buena, unas posibilidades de reprodución mejores, pues es menos probable que el parto sea complicado y que el niño que venga tenga mejor asegurado su alimento.
Evidentemente no vamos por la calle viendo culos que soportarán partos ni pechos que alimentaran a los hijos, no son cosas conscientes sino instintivas, genéticas.
Mirada de interés: Pocos hombres se resisten a la mirada de interés de una mujer. El rímel, pintura de ojos, las bajadas de pestañas, los guiños, cumplen una función atávica de “estoy dispuesta para la reproducción”. Las miradas directas nos gustan, pero las miradas indirectas, superficiales y con las pupilas dilatadas, nos enloquecen. ¿Por qué?. Porque las miradas directas pueden ser por muchas causas, simple interés en lo que decimos y no en lo que somos, pero cuando cazamos una indirecta.
Risas y sonrisas: Una expresión seria supone un menor interés por ti. Además, se supone que cualquier animal feliz tiene menos posibilidades de estar enfermo, que uno que esté serio o triste. Y la salud es otra de esas búsquedas instintivas para mejorar las posibilidades de reproducción.
Simetría
Se sabe que contra más simétrica es una persona, menos errores innatos tiene y más posibilidades de salud encierra. Esto las hace más atractivas y deseadas, tanto en hombres como en mujeres.
Pelo sin canas y piel sin arrugas
Las canas y las arrugas suponen envejecimiento y, por consiguiente, pocas opciones para la reproducción. Muchas mujeres se preguntan porqué se vuelven “invisibles” a partir de cierta edad y no sucede lo mismo con los hombres. Una explicación, según los instintos, es que el hombre sigue teniendo capacidad reproductiva, sea cual sea su edad, por eso en ellos las canas no son tan devastadoras.
ATRACTIVO NO FISICO
Muchas mujeres se quejan de que a muchos hombres no les atraen las mujeres inteligentes. Esto no es del todo cierto. La inteligencia es un valor, pero en la escala de valores de los hombres (insisto de nuevo que en general), está muy postergada por otras aptitudes.
De nuevo se puede explicar desde el punto de vista del instinto reproductor.
Llaman mucho más la atención la ternura, la dulzura, la dedicación, la capacidad de cuidar, mimar, las que escuchan más de lo que hablan, las que emiten pocas críticas, que sean permisivas y las que consiguen mantener una relación simétrica con el hombre. Esto último puede llamar la atención, pero os aseguro que a una mayoría de hombres, una mujer “dominada” no nos suele interesar casi nunca (excepciones hay por supuesto).
Volviendo a los instintos, la inteligencia no es un valor importante, porque la atracción está guiada por las mejores condiciones posibles para la reproducción. Una mujer tierna, dulce, cuidadora, que sepa escuchar, etc, va a tener más posibilidades de sacar adelante la prole.
Mujer para sexo. Mujer para emparejarse.
Muchos hombres (también muejeres, pero menos), diferenciamos el sexo por placer y por amor con una facilidad asombrosa. Para nada son incompatibles. Pocos hombres tiene escrúpulo alguno a la hora de tener sexo sin el más mínimo atisbo de amor. Cuanto más se esparza la semilla mejor.
Dependiendo de como venga envuelta una mujer, la clasificamos en sexo ocasional o en posible pareja.
Una mujer muy llamativa por sus movimientos, curvas y desparpajo entrará en la mayoría de casos en el primer grupo. Las señales que envía son codificadas por muchos machos como quiero sexo y nada más.
Si una mujer sólo quiere tener sexo, lo tendrá muy fácil. Bastará moverse de una cierta forma y se va a tener que quitar los moscones a patadas.
Si lo que busca es una relación estable, tendrá que recurrir a armas diferentes, en donde la belleza juega un factor clave, pero las otras cualidades no físicas serán también muy importantes.
¿Os habeis fijado que cuando un hombre mantiene una relación sexual esporádica, sin amor por medio, le falta tiempo para contarlo a los amigotes?. Sin embargo, cuando tiene relaciones sexuales con su “novia”, “esposa”, etc, no se entera ni Dios.
Una relación feliz
Todo lo anterior puede servir para “escoger” pareja, pero no son la clave para conseguir una relación feliz. Sólo son gustos y preferencias que, en algunos casos, son plenamente conscientes, fruto de la observación y la madurez pero otros muchos aspectos nos gustan porque sí y, en ese porque sí, no se puede minusvalorar la presencia del instinto. No se puede tomar ese instinto como algo irrevocable e irreversible, pero sí que marca una predisposición, una tendencia.
Para establecer una relación feliz se ha de conseguir colmar el mundo afectivo de tu pareja y, en este punto, el físico ya tiene muy poco que decir.
domingo, 4 de enero de 2009
Soledad en la era de la comunicación.
Nací en comunidad. Barrio obrero en las afueras de Córdoba. Casas unifamiliares. Puertas abiertas durante todo el día. Personas entrando y saliendo de las casas sin pedir permiso, no era necesario concertar ninguna visita. Hombres en el bar, tras su jornada laboral, jugando al dominó o las cartas. Mujeres sentadas en sus sillas, en plena calle, tras terminar las labores del hogar, hablando de una y mil cosas. Niños jugando fuera de sus casas durante todo el día. No existían teléfonos, ni ordenadores, ni aviones o trenes que te llevaban a cualquier sitio en un santiamén. Los había, pero ni se necesitaban ni se podían pagar en la mayoría de casos. No habían psicólogos, sino amigos.
Era una vida más humana, con todo lo que implica el término humanidad, en lo positivo y negativo. El mayor contacto, la proximidad, te daba lo mejor y lo peor de los demás. Existía una exaltación de la comunidad y un sacrificio, mayor o menor según el caso, en cuanto a libertad e individualidad. Era necesario seguir determinadas normas para que no te apartaran de esa comunidad o te criticaran. Era el precio a pagar.
La sociedad ha evolucionado y, como sucede en la mayoría de las revoluciones sociales, hemos ido de un extremo del péndulo al otro. En vez de centrarnos en cambiar lo malo del sistema anterior, hemos reaccionado sustituyendo los extremos existentes por los extremos contrarios. De la exaltación del colectivo hemos pasado a la exacerbación de la individualidad. Hemos cerrado las puertas al vecino de carne y hueso y hemos abierto nuestros móviles y ordenadores al avatar de Barcelona, Asturias o Argentina, que son personas de carne y hueso, y que se puede establecer una maravillosa comunicación, pero que nunca pueden ser sustitutos de unos ojos que te miran, una sonrisa que lo dice todo o unos gestos y una carne que dan una sensación de realidad imposible de imitar con unas simples teclas. La diferencia que hay entre enviar un abrazo y darlo. No hay comparación posible.
Seguro que en los comentarios a esta entrada van a aparecer causas a este aislamiento que no se me hayan ocurrido, pero ahí van algunas que yo veo.
1. La primera es el afán de individualismo por una, a mi modo de ver, incorrecta creencia de lo que se necesita para ser libre. Diferenciarse de la comunidad, para no tener que seguir unos cánones de conducta supuestamente obligatorios, para poder tener capacidad para seguir los dictados de nuestra razón o ideales. De esta forma se crean tribus pequeñas, con los mismos intereses y con poca relación con el resto de la sociedad. En estos pequeños colectivos, se hace especial hincapié en las diferencias con los otros, creándose un elitismo poco sano, en donde los buenos somos nosotros y los malos los demás. Nos cargamos de razones y nos auto-potenciamos con el apoyo que recibimos de nuestro propio grupo. Se obvia la autocrítica porque nuestras mentes se han cerrado y sólo quieren saber de la maldad de los que no son como nosotros. Como ejemplo basta recordar la política española. Algunos de derechas sólo se relacionan con otros de derechas y viceversa. Todo lo que hace el rival es malo y todo lo que hacemos nosotros es maravilloso. Los adversarios son unos impresentables mientras no demuestren lo contrario. De esta forma se pierde la oportunidad de conocer todos los posibles puntos de vista, los motivos de los demás para pensar como piensan. Terminamos confundiendo a las personas con los ideales y cerramos nuestro círculo de manera penosa.
2. Consumismo. La felicidad, te repiten una y otra vez desde todos los medios de comunicación, radica en tener lo último y lo más. Hay que coleccionar posesiones. La sonrisa de un niño es muy fácil de conseguir con la última Play Station. Los regalos a nuestros hijos han pasado de ser una excepción maravillosa y mágica a una rutina para demostrar lo mucho que les queremos y, a la vez, demostrar a los demás lo buenos padres que somos por lo mucho que nos sacrificamos para que a ellos no les falta de nada....material. De esta forma entramos en una espiral inagotable. La auténtica trampa del consumismo....nunca se termina, siempre queremos más y más. No hay fin. Suspiramos por un pisito, cuando lo tenemos queremos un chalet, a continuación “necesitamos” el apartamento en la playa, después el coche último modelo.....hasta el infinito. Cada vez “precisamos” más......y cada vez hay que trabajar más para conseguirlo. Vienen las prisas, los agobios, la falta de tiempo y la inversión de valores: lo más importante de nuestra vida son los amigos, familia, el contacto humano, pero la mayoría de horas las dedicamos al trabajo para obtener el dinero que nos permite conseguir más posesiones......que nos van alejando de lo que teóricamente más nos importa. Tenemos que vivir rápido, muy rápido, no podemos perder tiempo, tenemos demasiadas expectativas que cumplir y demasiadas “necesidades” que atender.
3. Evitar heridas. Construimos un imagen de nosotros mismos y gastamos una enorme cantidad de energía en mantenerla incólume. Necesitamos que los demás nos vean como nosotros queremos que nos vean, que es lo mismo que decir como nosotros desearíamos ser y no como somos en realidad. Pero continuamente nos “agreden”, porque no todos pasan por el aro de nuestros deseos. Sentimos la crítica como una no aceptación de nuestro ser. Para no poner en peligro nuestra “supuesta identidad” nos apartamos para que no hieran nuestra posesión más sagrada: nuestra percepción de nosotros mismos. Al no exponernos no nos lesionan, pero entramos en una situación de soledad.
4. Vergüenza. No dar el primer paso. Pensar que se va a hacer el ridículo o que nos van a rechazar. Suele existir una autoestima baja en este tipo de situación.
5. Falta de compromiso a largo plazo. Nuestros amores o amistades sirven para divertirnos aquí y ahora, no para establecer lazos duraderos, una comunicación a corazón abierto. Se utilizan para satisfacer los picores sexuales de una manera rápida, eficaz y limpia, sin necesidad de poner al descubierto nuestros sentimientos. Sirven para la discoteca, donde el chunda chunda impide la formación de una relación basada en la persona y no en la fiesta. Son reemplazables. No los cuidamos ni los mimamos. A la primera de cambio nos divorciamos, porque tenemos poca capacidad de sufrimiento, de paciencia. Es más fácil terminar una relación que defenderla. Utilizamos a las personas como pañuelos de un único uso en vez de servirnos de ellas para crecer conjuntamente. La entrega puede doler, quizás nos haga más vulnerables, quizás alguna vez nos dañen, pero sin heridas no hay crecimiento. No estoy en contra de nada de lo que he citado, el divorcio, el sexo rápido, la diversión, la fiesta, todo puede ser positivo en determinadas situaciones, sólo es negativo cuando es el único sistema de acercamiento a los demás.
6. Tecnología. La capacidad de comunicación que nos ofrecen las nuevas tecnologías es increíble, maravillosa, pero también puede ser peligrosa si no se usan con precaución. Personas con dificultades de relación pueden escoger el camino fácil de internet para establecer las relaciones que son incapaces de conseguir en persona. Esta “facilidad” entierra la posibilidad de vencer su incompetencia y terminan encerrándose en la comodidad de su teclado. En estos casos, el ciberespacio no aumenta las posibilidades de relación sino que las limita a este medio.
Las consolas, si no se controlan, son un medio maravilloso para que los padres no tengan que acompañar al niño al parque para que juegue con otros niños, o para tenerlos calladitos sin poner los nervios de punta. Nunca los niños han tenido tantas cosas materiales y, sin embargo, nunca han estado tan solos como en la actualidad. Y no es sólo culpa de la tecnología....
7. Desinterés. El egocentrismo siempre ha existido, pero no tanto como ahora. Sólo nos interesa lo que tenemos que decir, no lo que los demás nos quieran contar. Se lleva demasiado el no meternos en las vidas de los demás y que los demás no se metan en las nuestras. Pero si no nos abrimos, los demás hacen lo mismo. Todo tienen sus límites, por supuesto, pero si somos excesivamente restrictivos, estamos abocados a la incomunicación y la soledad. A mí me interesa la vida de los demás, sus penas y sus triunfos, sus alegrías y sus desgracias, y no para el chismorreo o para establecer juicios, sino para el conocimiento, para establecer la relación y, en algunos casos, el compromiso. Pero esto exige reciprocidad.
8. Miedo. Siempre el miedo. En los anteriores siete apartados ya he hablado de miedo sin pronunciar la palabra. Miedo a no estar a la altura, a que sean mejores, a que no nos respeten, a abrirnos en exceso, a la vulnerabilidad, a la decepción, a la pérdida, al apego pero, sobre todo, miedo a nosotros mismos.
Nací en comunidad, crecí en soledad, maduré de la mano de muchos y quiero seguir mi camino hombro con hombro, espalda con espalda, corazón con corazón.
Era una vida más humana, con todo lo que implica el término humanidad, en lo positivo y negativo. El mayor contacto, la proximidad, te daba lo mejor y lo peor de los demás. Existía una exaltación de la comunidad y un sacrificio, mayor o menor según el caso, en cuanto a libertad e individualidad. Era necesario seguir determinadas normas para que no te apartaran de esa comunidad o te criticaran. Era el precio a pagar.
La sociedad ha evolucionado y, como sucede en la mayoría de las revoluciones sociales, hemos ido de un extremo del péndulo al otro. En vez de centrarnos en cambiar lo malo del sistema anterior, hemos reaccionado sustituyendo los extremos existentes por los extremos contrarios. De la exaltación del colectivo hemos pasado a la exacerbación de la individualidad. Hemos cerrado las puertas al vecino de carne y hueso y hemos abierto nuestros móviles y ordenadores al avatar de Barcelona, Asturias o Argentina, que son personas de carne y hueso, y que se puede establecer una maravillosa comunicación, pero que nunca pueden ser sustitutos de unos ojos que te miran, una sonrisa que lo dice todo o unos gestos y una carne que dan una sensación de realidad imposible de imitar con unas simples teclas. La diferencia que hay entre enviar un abrazo y darlo. No hay comparación posible.
Seguro que en los comentarios a esta entrada van a aparecer causas a este aislamiento que no se me hayan ocurrido, pero ahí van algunas que yo veo.
1. La primera es el afán de individualismo por una, a mi modo de ver, incorrecta creencia de lo que se necesita para ser libre. Diferenciarse de la comunidad, para no tener que seguir unos cánones de conducta supuestamente obligatorios, para poder tener capacidad para seguir los dictados de nuestra razón o ideales. De esta forma se crean tribus pequeñas, con los mismos intereses y con poca relación con el resto de la sociedad. En estos pequeños colectivos, se hace especial hincapié en las diferencias con los otros, creándose un elitismo poco sano, en donde los buenos somos nosotros y los malos los demás. Nos cargamos de razones y nos auto-potenciamos con el apoyo que recibimos de nuestro propio grupo. Se obvia la autocrítica porque nuestras mentes se han cerrado y sólo quieren saber de la maldad de los que no son como nosotros. Como ejemplo basta recordar la política española. Algunos de derechas sólo se relacionan con otros de derechas y viceversa. Todo lo que hace el rival es malo y todo lo que hacemos nosotros es maravilloso. Los adversarios son unos impresentables mientras no demuestren lo contrario. De esta forma se pierde la oportunidad de conocer todos los posibles puntos de vista, los motivos de los demás para pensar como piensan. Terminamos confundiendo a las personas con los ideales y cerramos nuestro círculo de manera penosa.
2. Consumismo. La felicidad, te repiten una y otra vez desde todos los medios de comunicación, radica en tener lo último y lo más. Hay que coleccionar posesiones. La sonrisa de un niño es muy fácil de conseguir con la última Play Station. Los regalos a nuestros hijos han pasado de ser una excepción maravillosa y mágica a una rutina para demostrar lo mucho que les queremos y, a la vez, demostrar a los demás lo buenos padres que somos por lo mucho que nos sacrificamos para que a ellos no les falta de nada....material. De esta forma entramos en una espiral inagotable. La auténtica trampa del consumismo....nunca se termina, siempre queremos más y más. No hay fin. Suspiramos por un pisito, cuando lo tenemos queremos un chalet, a continuación “necesitamos” el apartamento en la playa, después el coche último modelo.....hasta el infinito. Cada vez “precisamos” más......y cada vez hay que trabajar más para conseguirlo. Vienen las prisas, los agobios, la falta de tiempo y la inversión de valores: lo más importante de nuestra vida son los amigos, familia, el contacto humano, pero la mayoría de horas las dedicamos al trabajo para obtener el dinero que nos permite conseguir más posesiones......que nos van alejando de lo que teóricamente más nos importa. Tenemos que vivir rápido, muy rápido, no podemos perder tiempo, tenemos demasiadas expectativas que cumplir y demasiadas “necesidades” que atender.
3. Evitar heridas. Construimos un imagen de nosotros mismos y gastamos una enorme cantidad de energía en mantenerla incólume. Necesitamos que los demás nos vean como nosotros queremos que nos vean, que es lo mismo que decir como nosotros desearíamos ser y no como somos en realidad. Pero continuamente nos “agreden”, porque no todos pasan por el aro de nuestros deseos. Sentimos la crítica como una no aceptación de nuestro ser. Para no poner en peligro nuestra “supuesta identidad” nos apartamos para que no hieran nuestra posesión más sagrada: nuestra percepción de nosotros mismos. Al no exponernos no nos lesionan, pero entramos en una situación de soledad.
4. Vergüenza. No dar el primer paso. Pensar que se va a hacer el ridículo o que nos van a rechazar. Suele existir una autoestima baja en este tipo de situación.
5. Falta de compromiso a largo plazo. Nuestros amores o amistades sirven para divertirnos aquí y ahora, no para establecer lazos duraderos, una comunicación a corazón abierto. Se utilizan para satisfacer los picores sexuales de una manera rápida, eficaz y limpia, sin necesidad de poner al descubierto nuestros sentimientos. Sirven para la discoteca, donde el chunda chunda impide la formación de una relación basada en la persona y no en la fiesta. Son reemplazables. No los cuidamos ni los mimamos. A la primera de cambio nos divorciamos, porque tenemos poca capacidad de sufrimiento, de paciencia. Es más fácil terminar una relación que defenderla. Utilizamos a las personas como pañuelos de un único uso en vez de servirnos de ellas para crecer conjuntamente. La entrega puede doler, quizás nos haga más vulnerables, quizás alguna vez nos dañen, pero sin heridas no hay crecimiento. No estoy en contra de nada de lo que he citado, el divorcio, el sexo rápido, la diversión, la fiesta, todo puede ser positivo en determinadas situaciones, sólo es negativo cuando es el único sistema de acercamiento a los demás.
6. Tecnología. La capacidad de comunicación que nos ofrecen las nuevas tecnologías es increíble, maravillosa, pero también puede ser peligrosa si no se usan con precaución. Personas con dificultades de relación pueden escoger el camino fácil de internet para establecer las relaciones que son incapaces de conseguir en persona. Esta “facilidad” entierra la posibilidad de vencer su incompetencia y terminan encerrándose en la comodidad de su teclado. En estos casos, el ciberespacio no aumenta las posibilidades de relación sino que las limita a este medio.
Las consolas, si no se controlan, son un medio maravilloso para que los padres no tengan que acompañar al niño al parque para que juegue con otros niños, o para tenerlos calladitos sin poner los nervios de punta. Nunca los niños han tenido tantas cosas materiales y, sin embargo, nunca han estado tan solos como en la actualidad. Y no es sólo culpa de la tecnología....
7. Desinterés. El egocentrismo siempre ha existido, pero no tanto como ahora. Sólo nos interesa lo que tenemos que decir, no lo que los demás nos quieran contar. Se lleva demasiado el no meternos en las vidas de los demás y que los demás no se metan en las nuestras. Pero si no nos abrimos, los demás hacen lo mismo. Todo tienen sus límites, por supuesto, pero si somos excesivamente restrictivos, estamos abocados a la incomunicación y la soledad. A mí me interesa la vida de los demás, sus penas y sus triunfos, sus alegrías y sus desgracias, y no para el chismorreo o para establecer juicios, sino para el conocimiento, para establecer la relación y, en algunos casos, el compromiso. Pero esto exige reciprocidad.
8. Miedo. Siempre el miedo. En los anteriores siete apartados ya he hablado de miedo sin pronunciar la palabra. Miedo a no estar a la altura, a que sean mejores, a que no nos respeten, a abrirnos en exceso, a la vulnerabilidad, a la decepción, a la pérdida, al apego pero, sobre todo, miedo a nosotros mismos.
Nací en comunidad, crecí en soledad, maduré de la mano de muchos y quiero seguir mi camino hombro con hombro, espalda con espalda, corazón con corazón.
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