Nunca segundas partes fueron buenas, pero la quiero hacer con el mismo cariño que la primera. De hecho, la primera se me fue de las manos. Recordé mis sueños de maestro y me explayé en ellos, dejando de lado el tema que quería comentar. Escribir tiene esas cosas. Los pensamientos empiezan a volar y los sueños se adueñan de la situación.
La primera pregunta que se podría hacer ante el título de la entrada es:
¿Porqué trabajar?
Hay muchas respuestas que podrían ser obvias: el poderío económico, la brillantez social, el reconocimiento público, pero la razón principal para la mayoría sería simplemente para poder subsistir.
Desde este prisma, trabajar se convierte en un medio obligatorio para conseguir un fin necesario. Y, como la mayoría de las obligaciones, termina convirtiéndose en un lastre que resta. Deja de formar parte de nuestra vida, de nuestro ser, para convertirse en un pozo traga-tiempo, del que somos muy conscientes, hasta el punto de dejar pasar la semana en estado de sonambulismo esperando el fin de semana y sobreviviendo los 11 meses de trabajo soñando con el mes de vacaciones. Las expectativas sobre ese mes ansiado son tan maravillosas que casi siempre decepciona. No vivimos mientras trabajamos, nos limitamos a vegetar a la espera de terminar.
Hay factores que pueden hacer que el trabajo se vuelva aún más difícil: malos jefes, ambiente enrarecido, compañeros trepas o pelotas, ocupar un puesto diferente a la formación que se tiene o simplemente, un trabajo feo, repetitivo o pesado.
Yo reivindico el trabajar por amor y con amor.
· Por amor a los demás, para prestarles nuestro mejor servicio.
· Por amor a nuestra empresa, para que sea fuerte, ofrezca productos de calidad y que sea más difícil que pase por situaciones peligrosas para nuestra propia estabilidad laboral.
· Conseguir que nuestro trabajo sea nuestra mayor distracción.
· Integrar el trabajo en nuestra propia vida de tal manera que, más que un lastre, sea una extensión de nuestro ser hacia los demás y hacia nosotros mismos. El amor por cualquier cosa nos hace grandes, el desamor por el trabajo, en cambio, nos hace mediocres a nosotros y compartimos esa mediocridad con los demás.
· El amor al trabajo nos hace amos de sus resultados mientras que el desamor nos hace esclavos del reloj, que nunca termina de dar la hora para salir.
· Los frutos de un trabajo con amor, entre otras cosas, son la prosperidad material y espiritual.
En nuestra mano está quejarnos del sueldo, los compañeros, los jefes, la empresa, el stress y dar rienda suelta a nuestras frustraciones o elegir el camino de la sonrisa, de los ojos brillantes, de la pasión por nuestra labor.
Pero difícilmente encontraremos a alguién con pasión por el trabajo si no tiene pasión por la vida.
9 comentarios:
Precioso, Juan. Mi lucha y mi ilusión es llegar a tener ese trabajo por el que ilusionarme. Un trabajo. Uno que me permita vivir. Parece poco pedir, pero hoy día es una lotería. De ahí mi pena mora. Ya me gustaría poder llevar mis brillantes ojos y mis ilusiones a un curro. Ayns!! Pero en fin, no pierdo la esperanza.
Yo creia que trabajabamos para vivir. Hoy empiezo a pensar que vivimos para trabajar. Sigo en paro!
Que complicado hablar de amor al trabajo en estos tiempos...
Supongo que la gran mayoría pensará que primero le den un trabajo y luego ya tendrá tiempo de ver si lo ama o no.
Un bes.
Muy bien expuesto, Juan!
En esta vida todo se debe hacer con entusiasmo. Nos vamos al famoso "Haz lo que amas, ama lo que haces". Cualquier trabajo es una oportunidad para desarrollar la creatividad, para crear relaciones humanas, para aprender, todo depende de cómo se viva el trabajo.
Quisiera puntualizar un par de cosas:
Cuidado con la pasión por el trabajo. La distancia a la adicción al trabajo es muy corta.
Y otra cosa. Cuando se tiene un negocio, puede llegar a ser muy frustrante trabajar y no ganar dinero, esforzarte, echarle entusiasmo y horas y acumular deudas. En este caso, el fruto de un trabajo con amor no siempre es la prosperidad material.
Enhorabuena por la entrada!
Mil besos! y trabajo para tod@s!
Buenos días, Juan.
Creo que como uno vive trabaja, da igual en dónde, cómo, y con quien. (a no ser que te utilicen de exclavo)
En mi caso trabajé de mil cosas diferentes (llevo trabajando desde los 16 años) unas bien pagadas y otras fatal, unas muy cansinas y otras muy cómodas, unas que podrían haber sido muy tediosas y otras verdaderamente motivantes, pero lo que siempre viví igual, por pura necesidad vital, fue pasarlo bien y disfrutar de las personas de las que se puede disfrutar, porque soy consciente de que esas horas, que algunas veces viví como verdaderos encierros y explotación y otras como un verdadero lujo, siguen siendo mías, las dedique a lo que las dedique. Y la vida no es otra cosa que tiempo que se esfuma...
Como siempre, Juan, otra entrada que da para mucho.
Un beso
Lenka, no dudo que tarde o temprano conseguirás trabajo y harás de ese trabajo una experiencia enriquecedora.
Un abrazo.
Lo siento Laura. Espero que pronto consigas un trabajo.
Siempre me han parecido desacertadas las expresiones vivir para trabajar o trabajar para vivir. Ambas, bajo mi punto de vista, son erróneas desde la base. Es como desligar las 8 horas de trabajo con las 16 de no trabajo. Las veinticuatro horas son nuestras, son nuestra vida y las tenemos que vivir disfrutándolas, aprendiendo, creciendo con ellas y sufriendo cuando toque. No tenemos dos vidas, sólo una.
Un abrazo Laura.
Pues sí, lo primero es tener trabajo, que hoy en día está complicado. Pero más tarde o temprano se consigue y lo segundo es vivir en el trabajo. El trabajo no puede ser nuestro enemigo....es mejor onvertirloo en nuestro aliado y, si te empeñas, lo consigues.
Un beso chata
Cuidado con la pasión por el trabajo. La distancia a la adicción al trabajo es muy corta.
Efectivamente Io. Las obsesiones no son positivas. Ni la obsesión por el trabajo ni la obsesión por lo mal que estoy mientras trabajo. Como en todo, el equilibrio es fundamental para llevar una vida en armonía.
Y otra cosa. Cuando se tiene un negocio, puede llegar a ser muy frustrante trabajar y no ganar dinero, esforzarte, echarle entusiasmo y horas y acumular deudas. En este caso, el fruto de un trabajo con amor no siempre es la prosperidad material.
Efectivamente, no siempre es así, pero hay muchas más posibilidades de conseguirlo. De todas formas, aunque no se tenga éxito en lo económico, siempre queda la satisfacción personal por el trabajo bien hecho. Estoy convencido que a pesar de lo mal que te tienes que sentir en estos momentos, no te veo frustrada, porque seguro que has conseguido aprender y crecer en estos años de lucha. No te vas con las manos vacías de amigos, conocidos y cariño de mucha gente.
Un abrazo Io.
Creo que como uno vive trabaja, da igual en dónde, cómo, y con quien. (a no ser que te utilicen de exclavo)
Exacto Chusa, ese es el sentido que le quería dar a la entrada. Eres como eres y como te has ido construyendo y esto se va a manifestar en cualquier actividad que emprendas, sea de negocios, de trabajo, de ocio o de creatividad.
porque soy consciente de que esas horas, que algunas veces viví como verdaderos encierros y explotación y otras como un verdadero lujo, siguen siendo mías, las dedique a lo que las dedique. Y la vida no es otra cosa que tiempo que se esfuma...
Exacto, son nuestras horas y las podemos vivir como queramos o como seamos capaces de afrontarlas. Si te has ocupado de ser alguién en armonía con el entorno, seguramente vivirás y disfrutarás en lo que hagas.
Un abrazo Chusa.
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