martes, 17 de febrero de 2009

Mi bosque

Un sauce reía y sus ramas expandieron el aroma de un color vivo por todo el bosque.

Un ciprés no dirigió sus plegarias al cielo porque, en el suelo, un nuevo arbusto le escuchaba.

Un gran eucalipto dejó de crecer para alimentar con su tierra el nacimiento de una hoja, una única hoja.

Un roble hablaba de una imposible historia de amor.

Un leñador soñó que su hacha florecía y dejó de cortar para nutrir.

Un beso solitario buscaba dueño y una boca ansiosa buscaba beso.

Y en el bosque de los deseos llegó la primavera y, con ella, la realidad

Y, con la realidad, llegaste tú.

Contigo dejé de soñar y comencé a vivir.

10 comentarios:

Andrea dijo...

Un hermoso poema, dedicado a alguien especial supongo, sin duda le encantará. Un abrazo.

Sra de Zafón dijo...

Me cuesta escribir en esta entrada aunque nos hayas regalado a todos tu poema.
Parece algo tan íntimo que me siento metiéndome por medio, pero ya que está me gustaría decirte que........ ¡es precioso! Felicidades Juan, por lo bien que escribes y por la realidad de sueño y primavera conseguida.

Kaken dijo...

A mí me ocurre igual que a Chusa, tan íntimo y tan público, me da que pensar, por muy bonito que me pueda parecer. Y me da por no meterme en honduras, que cosas.

Porfa, intenta localizar a Curro, el fregadero atascado va en ello-guiño-.

Un bes a todos.

Juan dijo...

Pues sí, Andrea, a alguien muy especial.

Muchas gracias Chusa. Los poemas íntimos no tienen porque estar encerrados en un cajón. Siento lo que siento y estoy muy orgulloso de mi amor. Ocultarlo nunca ha sido mi fuerte.

No hay que meterse en honduras, al menos en el amor, nunca Kaken. El amor no se piensa.....se siente.

Un abrazo.

Sra de Zafón dijo...

Los poemas íntimos, Juan, no tienen porque estar encerrados en ningún cajón, si no qué sería de la poesía y de los que la leemos.
Pero lo hermoso de verdad es vivir sin que lo estén los sentimientos.
Te agradezco enormemente tu manera de compartir y de nuevo te felicito, Juan, por todo.

Kaken dijo...

Por fin tengo mayúsculas¡¡ Restauré y voilà¡

Es cierto que la poesía no debe esconderse, ni los sentimientos, ser asertivos nos ayuda a promover nuestra autoestima y alejarnos de la depresión que esa presión de no expresarnos puede provocar,por tanto, expresar libremente, siempre.

Como toda moneda tiene dos caras, es posible que la persona a la que pueda ir dedicado un verso, una frase, un poema, lo que sea, prefiera recibirlo en privado, cada cual tiene su grado de intimidad. A algunos puede parecerle el summum encontarse con una entrada en un blog que igual es para esa persona y a otros les llenaría más encontralo en su correo, para gustos los colores.

Aparte de esto, difiero de Juan en el comentario final.

Me parece muy válido vivir en la realidad, pero, igual yo soy romántica en exceso, a mí no me gustaría ser la realidad de nadie.
El ser el sueño de alguien implica ser su realidad también, es decir, su ilusión.

En el amor, sin ilusión y sueños solo hay rutina, convencionalismos, miedos, mantener el status quo...cobardía si se tiene otra alternativa...

Un bes a todos ;-)
(Increíble, ya puedo guiñar¡¡)

Juan dijo...

Me parace que no has entendido el poema Kaken.

La última frease dice: "contigo dejé de soñar y comencé a vivir". Que un sueño se consiga hacer realidad no le resta un ápice a la ilusión. Los sueños, sueños son. No es malo tenerlos, pero prefiero convivir en el día a día con el mundo de la carne, del beso, del abrazo hecho realidad. Tampoco la realidad y el sueño son incompatibles, siempre y cuando el sueño no signifiquen expectativas depositadas en alguien.

Si una persona me regala una rosa, con todo el amor del mundo, no le diría que es bonita pero hubiera preferido un jazmín. Recibiría esa rosa con el mismo amor que ha depositado quien me la ha regalado. ¡¡¡Qué importante es saber recibir al ser amado¡¡¡.

Un beso.

Kaken dijo...

Efectivamente, Juan, lo había interpretado de otra manera, ahora me queda claro.

También estoy de acuerdo contigo en que es muy importante saber recibir y no tener falsas expectativas.

Sin embargo, e independientemente ya del poema, también hay que saber dar. Un ejemplo vulgar, si sabes que alguien es alérgico al queso, no se te ocurra regalarle uno porque, por mucho amor que le ponga al susodicho queso, no podrá recibirlo con agrado.

un bes

Kaken dijo...

Alaa, que silencio¡¡
,-)
bes a todos.

Katha dijo...

La mejor sin duda la última frase:
"contigo dejé de soñar y comencé a vivir". Encierra, guarda muchas cosas en muy pocas palabras.

Un abrazo