domingo, 30 de septiembre de 2012

Autobiografía como terapia


En muchas ocasiones, la visita a un buen psicólogo podría mejorar muchos síntomas que creemos orgánicos pero que en realidad vienen de una inadaptación emocional.

Un sustituto barato, quizás no tan eficaz, pero no menos doloroso, es escribir una autobiografía HONESTA.

Para que una autobiografía funcione deben de cumplirse los siguientes requisitos.

1.     Mientras se escribe, se tiene que tener la certeza absoluta de que nadie, absolutamente nadie, lo va a leer. Esto es lo más importante de todo.
2.     No dulcificar ninguna situación vivida. Contarla tal y como la recordamos.
3.     No salvaguardar la propia imagen. En caso contrario se tendería a adaptar los recuerdos a nuestra imagen actual para no ponerla en tela de juicio.
4.     No justificarse ni justificar a otros.
5.     No juzgarse ni a sí mismo ni a los demás.
6.     Escribir lo que sucedió y lo que se sintió. También se puede contar lo que los recuerdos te están haciendo sentir en el momento en que escribes. Pero nunca juzgues, sólo siente.
7.     No vale con pensarlo sin escribirlo.
8.     Si el recuerdo está entre tinieblas, escríbelo de todas maneras y, sobre todo, escribe lo que sientes entre esas tinieblas.
9.     Si no estás dispuesto a escribir la verdad de lo que recuerdas no lo comiences. No servirá de nada. La verdad tiene muchas caras y aquí no se trata de ser objetivo ni de ser justo con nadie. Se trata de escribir lo que recuerdas, aún sabiendo que lo que recuerdas puede no ser exacto, e incluso puede estar absolutamente equivocado, pero es lo que te ha forjado. 

2 comentarios:

Lenka dijo...

Magnífica idea. Hace años que lo intento, pero cometo el error de querer no sólo contar, sino entender y justificar. Mal. Inento entender por qué pasó tal o cuál cosa, qué motivó a este o aquel a actuar así, y, sobre todo, intento justificar a todo el mundo.

Tendré que volver a empezar y aprender a contar las cosas crudamente, como las recuerdo, sin más. No sé si seré capaz...

Juan dijo...

No es nada fácil Te lo digo por experiencia propia. Es duro, pero a mí me ha servido mucho (aún sigo en ello). Es una manera de meditar más que de pensar.

En la meditación debes dejar la mente en blanco y dejar fluir lo que te venga sin intentar retenerlo.

En una autobiografía terapéutica es similar: contar sin juzgar y sabiendo que nadie lo va a leer (volveríamos a intentar dulcificar y/o condenar).

Si algún día fueras a un terapéuta, esta autobiografía le serviría muchísimo.