Decía Buda que el dolor es inevitable,
pero el sufrimiento es opcional.
Vivimos en una sociedad en que el dolor
intenta ser evitado a toda costa pero se ha sacralizado el sufrimiento. Craso
error.
Dolor y sufrimiento no son sinónimos,
casi diría que son antónimos. El dolor es natural, viene de fábrica y siempre
estará cerca de nosotros, ya sea físico (una quemadura) o psíquico (una
pérdida). El dolor es una EMOCION, no lo pensamos, sólo lo sentimos. Si lo
sabemos vivir adecuadamente, el dolor es de gran intensidad pero de corta
duración y nos hace crecer.
Es la pérdida la causa más frecuente del
dolor y, cuánto más importante sea la pérdida mayor será el dolor. Sólo el que
vive tiene dolor y cuanto más intensa sea nuestra vida mayor dolor tendremos.
El amor, el desamor, tener hijos, la pérdida de amigos, familia, compañeros. Cuántas
más relaciones construyamos más pérdidas tendremos y más dolor habremos de
soportar, pero llegaremos a la tumba como una persona que ha vivido y amado
intensamente.
El sufrimiento en cambio es una opción, porque
en el sufrimiento es más importante el pensamiento que la emoción. Es una
manera no de vivir sino de sobrevivir, El sufrimiento es de baja intensidad
pero de larga duración, a veces toda la vida.
El sufrimiento suele ser el preferido de
personas que se creen fuertes, pero en realidad son débiles porque se niegan a
afrontar el dolor, a sentir dolor, a vivir el dolor. Prefieren alejarse
afectivamente de los demás “para no sufrir más”, prefieren no volver a
enamorarse para evitar el dolor del desamor, a querer a los amigos para evitar
el dolor del alejamiento. Prefieren en cambio hacerse las víctimas y generar un
resentimiento contra todo o todos y, desde ese resentimiento y victimismo
aprenden pronto a manipular a los demás con su desdichada vida, porque ser
víctima en nuestra sociedad es una patente de corso para que nos otorguen
compasión, cariño, afectos y derechos que en realidad no nos corresponden. Cuando
encuentres a alguien que sufre mucho estás ante alguien que no se quiere hacer
cargo de su vida (de su dolor) y te manipulará para que seas tú el que lo haga
y, como no lo conseguirás, tu serás un causante más de sus penas.
Este manera neurótica de existir, este
infantilismo de huir del dolor en vez de enfrentarse a él, de buscar a otros
que nos saquen de nuestro sufrimiento, de hacerlos responsables de nuestra
felicidad (y pobre de aquel que lo intente y evidentemente no lo consiga) es un
viaje sin retorno a menos que empiecen a abrazar el dolor y a dar respuestas
activas al mismo, a ser responsables de nuestra vida y no hacer responsables a
los demás de nuestras desdichas. De lo contrario llegaremos a la tumba con un
epitafio: murió sin haber vivido.
1 comentario:
Todo me resono perfectamente, solo me confunde tu frase:Prefieren alejarse afectivamente de los demás “para no sufrir más”, ya que creo que deberiamos poner un limite no fantaseando con tener lo que en realidad no tenemos (por ejemplo una familia que no ha demostrado ser familia...con notorias muestras que lo evidencian). No seria acaso lo mas sano alejarse para evitar el dolor, y construir sobre ese espacio vacío nuevas relaciones que suplan dicha necesidad afectiva???? tu que piensas???
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