Un día cualquiera en un
lugar cualquiera
Calles sin apenas coches, sólo podían circular coches oficiales o
con permiso especial, por la escasez de gasolina
Calles sin hombres
Calles sin niños
Calles tristes, sin risas ni voces
Calles sin esperanzas ni ilusiones
Calles sin futuro
Plazas sin bares
Plazas sin tertulias
Plazas sin carritos de niños
Plazas sin balones de fútbol
Plazas frías
Carreteras sin viajeros
Carreteras hacia ninguna parte
Carreteras sin asfalto y con vegetación
Carreteras con polvo del camino, sin ser camino
Vías de tren oxidadas, olvidadas
Semáforos apagados
Sombras por doquier
En un día cualquiera, en un lugar cualquiera, se mascaba lo
inevitable, la desesperanza, el fin de algo sin un renacer de nada
El fin del mundo apocalíptico, de pocas horas de duración, podría
haber sido duro. Pero este final aplazado durante años era demasiado doloroso.
La gente prefiere morir de un infarto en horas que de un cáncer en años, y lo
que estaba viviendo la humanidad era un cáncer de toda una vida de duración.
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