Parece que nunca aprendemos. Desde siempre se ha pretendido imponer la moral propia a los demás. Se parte de una supuesta “superioridad moral” que te permite insultar, vejar, meter en la cárcel e incluso matar, al que no comparte tu ética personal.
Muchas religiones, a lo largo de la historia, han dado múltiples ejemplos de intolerancia hacia los que no comparten sus ideas.
En Occidente se han conseguido grandes avances en cuanto a libertad moral se refiere. Pero cuando por fin se ha iniciado un proceso de tolerancia hacia el que piensa de manera distinta a nosotros, aparece una nueva modalidad de moral superior: la moral animalista. Y esta moral “superior”, como antes otras, no tiene inconveniente en vejar e insultar (de momento no a encarcelar ni matar) al que no piensa como ellos.
Las corridas de toros, la caza legal o la utilización de pieles son claros ejemplos de lo que digo.
A quien no le guste cazar, que no caze, al que no lo gusten los toros, que no vaya, al que no le gusten las pieles, que no las use, al que no le parezca bien comer carne, que no la coma, al que no le guste el aborto, que no aborte, al que no le guste la homosexualidad, que no la practique, quien esté en contra de las bodas gay, que no se case con un gay.
Libertad moral.
4 comentarios:
La gente ha criticado, sobre todo, que alguien que nos hablaba hace unos meses de cómo las instituciones públicas deben dar ejemplo en estos tiempos de recortes y austeridad se larga a Botswana de viaje. Que ha sido invitado? No lo sabemos. No hay mucha transparencia en estas cuestiones, o quizá no tanta como a muchos nos gustaría.
Que cazar es legal? Sí, lo sabemos. Aunque, personalmente, desconozco si en dicho país la situación del elefante lo permite. Están en peligro de extinción, que yo sepa. Y el Rey es miembro de Adena, lo que resulta un tanto incoherente, aunque desconozco si es uno de esos títulos que te endilgan sin pedirte tu opinión.
Imagino que sí, que es legal cazar elefantes en Botswana, y que incluso el ecosistema agradece una caza controlada para que no se disparen ciertas especies. Bien. No quita que para algunos sea un espectáculo espeluznante, y supongo que se puede decir.
Personalmente veo algo siniestro en plantarse delante de un animal y pegarle un tiro. No deja de ser mi opinión. Y luego hacerse la foto exhibicionista. Puaj.
Creo que estas cosas se suavizarían con más claridad, con más transparencia.
Al margen de lo del Rey en Botswana, que ha sido un error político garrafal (con el posterior reconocimiento del error, pedir perdón y que no volverá a suceder, ojalá todos hicieran lo mismo cuando se equivocan), hay cuestiones morales que desde siempre se han intentado imponer. Y una de ellas es el de la nueva moral animalista, con la que se escupe o se insulta a una señora que lleva pieles, se llaman asesinos a los que les gusta las corridas o a los que cazan.
Al que no les guste que se traten así a los animales, que me parece una opción moral muy válida, que defienda sus ideas, pero sin faltar al respeto a nadie.
Yo estoy personalmente en contra del aborto, pero respeto al que piensa de manera diferente a mí y me fastidian enormemente las manifestaciones, incluso violentas, de muchos antiabortistas.
Sólo se puede defender la moral individual desde el respeto. Los que se creen superiores en su moralidad ven lógico vituperar al que ve las cosas desde otro prisma.
Es que a mí no se me ocurre escupir a una señora por llevar pieles o insultar a un cazador. Ni se me ocurre. Puedo no entenderlo (no lo entiendo), horrorizarme o incluso recoger firmas a favor del trato digno a los animales (acertado o no creo que al menos no ataco a nadie al hacerlo. Creo). Las faltas de respeto nunca me han gustado. Mi abuela y sus hermanas llevan pieles y no las insulto por ello. Sería muy hipócrita si insultara a la vecina.
En eso consiste el respeto Lenka, Las personas que de verdad son tolerantes son aquellas que, sin estar de acuerdo con algún tipo de acción o de idea, respetan a los que no piensan como ellas. Y en ese respeto va incluído el luchar por lo que cada uno considera positivo.
Y esa lucha debe ser, a su vez, respetuosa. Nada de tirar pintura a la que lleva un abrigo de piel, nada de llamar asesina a la chica que acude a una clínica abortiva.
El concepto de buenos y malos, tan arraigado en la moral judeocristiana, en lo que concierne a la ética, debe ser eliminado. Ni hay buenos ni hay malos. Hay gente diferente que actúa en circunstancias similares de manera distinta. El libre albedrío sin tener la espada de Damocles de una sociedad que te señala por no seguir la senda marcada por sus propios principios.
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