Desde distintos sectores nos pretenden convencer de las bondades de una u otra forma de afrontar la crisis financiera: a la islandesa (social) o a la letona (FMI).
Ambos países tomaron rumbos diametralmente opuestos a partir de la crisis de sus bancos en 2008. Los islandeses dejaron arruinarse a los suyos. Los letones asumieron su déficit y, por ello, fueron auxiliados por el FMI a cambio de recortes sociales.
Los resultados, tras dos años en que ambos países lo han pasado mal, empiezan a ilusionar. Islandia va a mejorar su PIB en 2011 en un 3%. Letonia está creciendo en el 2º y 3º trimestre de 2011 a un ritmo impresionante del 12%. Dos maneras distintas de hacer las cosas, ambas con éxito.
¿Son exportables estos modelos a países como España?.
No. Nuestros problemas son radicalmente diferentes.
Islandia no tenía más remedio que hacer lo que hizo. Tenía una economía totalmente desequilibrada en la que los tres bancos principales (los tres privados) manejaban unos activos 11 veces superiores a su PIB. Con esas magnitudes no podía nacionalizarlos (aunque la derecha lo intentó) ya que, de haberlo hecho, cada islandés tendría que haber pagado 50.000 euros anuales durante 15 años, mucho más que el sueldo medio. Islandia decidió lo único sensato que podía decidir: que se hundieran.
Letonia decidió justo lo contrario. Asumir las pérdidas de sus bancos privados y pedir ayuda al FMI a cambios de importantes sacrificios sociales. La reducción drástica de gastos del Estado conllevó un enorme paro y situaciones sociales espantosas, pero han merecido la pena (al menos para ellos) pues el país se ha estabilizado y ha comenzado a crecer a un ritmo vertiginoso.
Desde sectores de izquierdas nos venden que España debe seguir el camino de Islandia. Desde sectores de derechas ensalzan el modelo letón.
Pues ni uno ni otro. El Estado español no está poniendo un euro en pagar deudas de bancos (sí de algunas cajas), por lo que decidir no pagar las deudas de los bancos está fuera de lugar. Simplemente no va a hacer falta. Por lo que tampoco se nacionalizará la banca, como en Letonia para, de esta forma, nacionalizar deuda.
El modelo islandés y el letón son consecuencia de la quiebra de sus bancos principales, lo que no ha sucedido ni sucederá en España.
Los problemas en España son de índole radicalmente diferentes: economía dependiente de la construcción (un modelo a todas luces no sostenible), ineficiencia en el gasto público, demasiadas administraciones con demasiadas políticas diferenciadas, perfil poco innovador, arriesgado y aventurero del español y tendencia subvencionista de la sociedad. Pocos creadores de empleo para demasiados consumidores de empleo. En resumen, una sociedad acomodada, aburguesada y apalancada en la que se espera que los demás creen puestos de trabajo para mí.
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