El burrito Ajum siempre ha deseado que lo quieran. Ha sido lo más importante de su vida…..y lo ha conseguido.
Es un burrito pequeñito, con ojos negros como el tizón, lomo blanco y mullido, orejas simpáticas, sonrisa alegre y fácil….que ha perdido.
Todo el pueblo te quiere Ajum.
Todos cuentan contigo Ajum.
Todos te necesitan Ajum.
Has hecho realidad tu sueño Ajum.
Pero Ajum mira con tristeza y llora.
Está agotado.
Se siente inútil. Confundido.
El buen burrito llevaba feliz su carga de 50 Kg. Pero siempre había espacio en su espalda para los 10 Kg de R. Si J lo precisaba, se ofrecía a llevarle otros 30 Kg. H pasaba por una mala racha y se cargó con 50 Kg más. La voz se fue corriendo y las cargas fueron aumentando. Nunca existía un NO por respuesta.
Un buen día, cuando llevaba 600 Kg, no pudo más y dejó de ser útil. Ya no podía ni con sus propios 50 Kg.
La primera lágrima surgió cuando se dio cuenta que, en realidad, no había conseguido que le quisieran sino que le necesitaran.
Cuando conseguir el amor de otro se convierte en objetivo, se pervierte la relación porque asumimos lo inasumible a la vez que generamos expectativas poco realistas.
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