viernes, 14 de octubre de 2011

Soluciones para una crisis

Parece que nadie tiene la varita mágica para salir de esta crisis. Yo, menos que nadie. Pero me llaman la atención las reacciones ante la crisis. Y hablo de reacciones como algo negativo. Muchas veces, el que reacciona es que previamente no ha entrado en acción. El mundo de la reacción tiene mucho de queja y nada de solución.

Y en estas reacciones hay mucho de defender lo propio atacando lo ajeno. Son los demás los que tienen que pagar y yo dedicarme a defender mi parcelita. Cada cual aporta soluciones en las que los damnificados sean los otros.

Los pobres no quieren que se les recorten las ayudas. La clase media está harta de pagar siempre los platos rotos. Los ricos dicen que pagando más impuestos no se resuelve nada. Cada uno a lo suyo.

Y a la hora de encontrar culpables es aún más fácil. Los culpables son los otros.

Mientras perdamos tiempo y energía en encontrar y señalar a los responsables de esta crisis (siempre los otros, jamás nosotros) y no hagamos autocrítica sobre lo que no hemos hecho y podemos hacer, cada uno en su pequeño mundo, esto no se va a solucionar de manera satisfactoria. Porque de esta crisis saldremos, por supuesto, como siempre se ha salido de muchas infinitamente peores. Pero saldrán fortalecidos sólo los que se pongan manos a la obra, no para criticar lo que han hecho los demás, sino los que se pongan a trabajar por un futuro mejor. Y los que hagan esto serán los que pongan las bases que a ellos les interesen.

La democracia no es sólo votar cada cuatro años y criticar al político de turno. Democracia es entrar de lleno en el barro de la política diaria, no sólo en un partido político, sino innovando, produciendo, creando trabajo y tomando decisiones y riesgos para crear un nuevo mundo y no para protestar por el que tenemos.

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