domingo, 30 de octubre de 2011

La palabra mágica: NO

Comprendo lo difícil que es decir que no. Tan difícil como imprescindible para la salud emocional.

Hay personas que parece que llevan un cartel en la frente que dice: venid a mí con vuestros problemas. Y los que llevan ese cartel consiguen que acudan cientos a esa llamada invisible.

Y sólo consigo encontrar tres maneras de afrontar este hecho:
1. “Ser altruista” y ayudar, aún en contra de lo que sientes al hacerlo. Pero esto desgasta y, sobre todo, amplías el cartelito de la frente y más moscas acuden hasta llegar al agotamiento y la decepción. En ocasiones se puede terminar con la famosa frase del “doy más de lo que recibo” o la otra: “y yo cuando recibo”.
2. “Ser egoísta”. El bienestar propio está por encima del bienestar de los demás. Puede llegar a guiar hacia el egocentrismo y a crear unas relaciones insanas que, finalmente, redundan en contra del bienestar que perseguimos.
3. “Ser natural”. Lo intermedio entre el altruismo buenista, en última instancia, “dar a los demás para que me quieran y así ayudarme a quererme más” y el egocéntrico “no dar, sólo recibir porque me lo merezco”. Ese ser natural implica indagar en nuestros sentimientos y sensaciones para dar sólo aquello que realmente queremos dar y no lo que nos exigen/autoimponemos por la imagen de “bueno” que tenemos o, sobre todo, nos han inculcado.

La cultura y moral judeocristiana tiene mucho que ver en el altruismo autodestructivo. Nos meten desde pequeños un chip en el cerebro en el que lo importante no es lo que quieres, sino lo que se espera de ti. De esta concepción nace la sacralización del sacrificio, la bendición del sufrimiento, la obediencia ciega.

Busca en tu manera de relacionarte con los demás lo que haces para que se enganchen a ti. Cuando lo encuentres y lo cambies notarás que las exigencias de los demás bajarán en la misma medida que tu capacidad de ayudar aumentará, porque empezarás a auxiliar porque sale de ti y no porque te lo exigen/ autoimpones. Dejar de ser altruista o egoísta y empezar a ser “natural”.

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