lunes, 15 de diciembre de 2008

Sinceridad

Se llama R y es compañero desde hace años. La palabra que mejor le define es sinceridad. Una virtud que se ha convertido en su peor defecto. Hace y se hace daño, pero todo lo justifica en nombre de la franqueza. Su verdad se ha convertido en motivo de enfrentamiento y discusión allá por donde va. Muchos no le quiere trabajando a su lado y otros le adoran. Sin embargo, es un magnífico profesional y mejor persona. Me crispa pero me gusta.

Me relaciono muy bien con este tipo de personas. Consiguen tantos adeptos incondicionales como enemigos a muerte. Nadie se explica el motivo por el que me llevo de maravilla, no sólo con R, también con P o S, muy similares a él. Mi respuesta es sencilla: confianza. Se equivocan a menudo, tan a menudo como lo reconocen en cuanto se dan cuenta. Su sentido de la justicia es tan alto como su búsqueda de la verdad. No admiten la mentira y se han convertido en el portaestandarte de la veracidad. Caiga quien caiga.

¿Cuál es el problema?

Tanto R como P o S hacen juicios de valor. Esta es la gran diferencia. Esto es lo que convierte su virtud en defecto, el motivo por el que tienen tantos duelos. Critican, no sólo actitudes, sino a personas. La imagen propia, cuando es puesta en cuestión, hace salir los peores instintos para defenderla.

La sinceridad tiene un límite: la persona.

¿Por qué me relaciono bien con ellos?

Porque huyo de tener imagen.

30 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Por qué me relaciono bien con ellos?

Porque huyo de tener imagen.

-¡Venga ya, no será por eso!
- Bueno,pues no séra... :-P

A tenor de cuanto nos dices hoy, un día me contaron un cuento y me tuve que aplicar el idem, precisamente por lo obvio que se me mostró el mensaje.

***
Una sabia y conocida anécdota árabe dice que en una ocasión, un Sultán soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó a llamar a un Adivino para que interpretase su sueño.

- ¡Qué desgracia, Mi Señor! - exclamó el Adivino - Cada diente caído representa la pérdida de un pariente de Vuestra Majestad.

- ¡Qué insolencia! - gritó el Sultán enfurecido - ¿Cómo te atreves a decirme semejante cosa? ¡¡¡Fuera de aquí!!!

Llamó a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.

Más tarde ordenó que le trajesen a otro Adivino y le contó lo que había soñado.

Éste, después de escuchar al Sultán con atención, le dijo:

-¡Excelso Señor! Gran felicidad os ha sido reservada... ¡El sueño significa que sobreviviréis a todos vuestros parientes!

Iluminóse el semblante del Sultán con una gran sonrisa y ordenó le dieran cien monedas de oro.

Cuando éste salía del palacio, uno de los cortesanos le dijo admirado:

-No es posible!, la interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el primer Adivino. No entiendo porque al primero le pagó con cien latigazos y a ti con cien monedas de oro...

-Recuerda bien, amigo mío- respondió el segundo Adivino -que todo depende de la forma en el decir... uno de los grandes desafíos de la humanidad es aprender el arte de comunicarse.

De la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la guerra.

Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe duda, más la forma conque debe ser comunicada es lo que provoca, en algunos casos, grandes problemas.

La verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el rostro de alguien, puede herir, pero si la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura, ciertamente será aceptada con agrado.

***

La verdad es que cuesta un poco aceptar incondicionalmente el punto de vista del otro y perdonárselo todas las veces, pero estoy en ello...

Buena tarde.

Celadus dijo...

¡Ah, la imagen! Es muy curioso pero, precisamente el otro día hablaba sobre ese tema con Kaken, sobre la tiranía de la imagen y lo apegado que estamos a ella la mayoría. Le contaba una anécdota sobre Francisco de Asís, al que el obispo un día le dijo:
-Francisco, cada vez sois más. ¿Por qué no permites que los hermanos tengan algunas propiedades?
A lo que este respondió, simple y llanamente:
-Porque si tuviésemos propiedades necesitaríamos armas para defenderlas.

Pues nuestra mayor "posesión" no es otra que la imagen.Nos identificamos tanto con ela que si es atacada nos sentimos atacados, si nuestra imagen pierde valor casi creemos que oriremos, y sacamos todas nuestras armas para defenderla,a costa de lo que sea.

Yo también ando en camino, no de no tener imagen (cosa que veo muy dificil si no imposible) sino de desapegarme de esa imagen, de no identificarme con ella y de verla omo lo que es: pura ilusión.

Ina dijo...

Me encanta la leyenda Amanda, me la copio con tu permiso.

La sinceridad está muy bien, pero la humanidad está mejor. Lo de decir las cosas a la cara sólo es bueno cuando te las han preguntado. La gente que va sentando cátedra por ahí sobre los asuntos ajenos dan un poquito por saco, la verdad.

Y no creo que sea porque no tenéis imagen, sino porque seguramente pasáis mucho de ella. Pero recuerda que hay gente que se esfuerza en hacer de eso su tarjeta de visita, y la diferencia entre una crítica y un insulto a veces es muy difusa.

Un abrazo.

Luna dijo...

En mi caso me limito a lo que me enseño mi madre. Se puede decir todo, la diferencia está en el modo y la forma que se use para ello.
Felices sueños

Lenka dijo...

Es curioso, pero he conocido a varias personas de esas de las que defienden la sinceridad a capa y espada. Algunas consiguen ser radicalmente sinceras, pero jamás pierden la cortesía ni las maneras. Utilizan expresiones como: "me incomoda esta actitud tuya" o "es que no llevo lo de la impuntualidad, es una manía". Te dan el toque, te transmiten la información y no levantan ampollas.

Conozco a otros que son más bien de los de: "es que tú siempre tienes que estar con esto y lo otro!!" o "sólo a ti se te ocurre, pareces tonta". Hay una diferencia abismal. Estos últimos, como bien dice Juan, juzgan. Sientan cátedra y no admiten más postura que la suya. Lo malo es que son groseros, y nada justifica eso. Se puede ser honesto, se puede decir lo que se piensa, pero con asertividad.

Reconozco que no me gusta mucho la gente del segundo tipo, y suelo pagar con la misma moneda, soltando cosas como: "cierto, yo soy así, y tú eres asá y me da por el saco horrores" o "tú no eres sincero, majo, tú eres una vaca burra maleducada, que no es lo mismo". Es curioso, porque normalmente los del "es que yo soy así" no admiten jamás el "yo soy asá". Se vanaglorian de su claridad, pero no la admiten en los demás. Eso sí, cuando se lo haces ver, funciona. A mí al menos me ha funcionado.

Io dijo...

Con sinceridad o sin ella, la crítica o los juicios de valor me parecen innecesarios y dañinos. Y, generalmente, se vuelve contra el que realiza la crítica, que la vida siempre pone a cada uno en su lugar, es cuestión de tiempo.

Me ha gustado mucho el cuento de Amanda, y comparto ese tipo de sinceridad. Si no hay necesidad de herir a alguien, no entiendo qué satisfacción se puede encontrar haciéndolo. Y si hay necesidad, las cosas se pueden decir de muchas maneras. Como dice Lenka, transmitir la información sin levantar ampollas.

Ahora mismo, no recuerdo conocer a alguien como R. Las personas que conozco que critican lo hacen siempre por la espalda, y a esas no les doy cuartelillo.

Siempre sacas temas interesantes, Juan.

Un abrazo y besos para repartir.

Kaken dijo...

Lo que llevo leído me encanta. Todo.
Sin embargo yo me he tenido que enfrentar a seres "enfermos" de siceridad, por llamarlos de alguna manera, espero que no suene peyorativo, ya que me incluyo entre ellos en ciertas etapas de mi vida.
Personas que, con un hondo sentido de la honestidad, hacen de la sinceridad una necesidad y un absoluto.
Personas que no pueden detener su comunicación pesamiento-persona, que lanzan lo que piensan porque sienten que DEBEN ser sinceros, ABSOLUTAMENTE sinceros.
No pueden entender que la "educación", los "formalismos", los prejuicios, deformen su manera de sentir la realidad y manifestarla.
Y es obvio que se van a enfrentar a múltiples problemas, porque no todo el mundo está preparado para tal andanada de sinceridad sin tapujos, volvemos al tema de la imagen.
Antes me irritaban en extremo este tipo de conductas, ahora entiendo porqué se producen y deseo que cambien...por su propio bien (y el mío en su momento).

Resumiendo, para comunicarse con sinceridad es necesario equilibrar lo pensado y sentido con el lenguaje que exprese respeto.

Celadus,no sabes hasta que punto entiendo ahora todo lo que me has comentado-enseñado sobre la imagen...gracias,me sirve de mucho.

Ina, estoy contigo en que es muy difícil el límite entre sinceridad e insulto en algunos casos, pero he descubierto, con ayuda, que los límites los marco yo¡ Cuando quieras hablamos de ello.

Lenka, exacto: hay mil formas de comunicar sin prejuzgar. Asertividad, bendita palabra...

Io, de acuerdo con lo que expones, pero...he creído captar algo de dolor..y no es habitual en tí, es como si hubieras sufrido mucho por este tema, espero equivocarme.

Y para terminar una anécdota:
hace mil años, invitados a almorzar en casa de la madre de una amiga que era una excelente cocinera. Nos sirvió unos boquerones en vinagre, muy típicos de la zona,pero estaban especialmente ricos.
Sin embargo, el "sincero de turno" manifestó, muy Séneca el:
"están buenísimos¡¡¡ y eso que se nota que son malos."
jejejeje, no digo más¡

Nas noches, bes a todas y cada una de vuestras imágenes ;-)

(Por cierto, ya que Juan lo cuenta todo todo y creo que se me está contagiando, os diré que anda pelín pachucho con cólico nefrítico leve leve del que espero que mejore mucho y pronto, seguiremos informando)

Celadus dijo...

Pues que haya franca mejoría, Juan.
Un abrazo.

Io dijo...

Juan, no sabía que estuvieses pachucho. Ya se echaba de menos al anfitrión. Espero que te mejores pronto. Un abrazo.

P.D. Si no te importa, en tu ausencia te vamos a vaciar la nevera, je,je.

Kaken, no, tal vez he dado esa impresión, pero no me refería a experiencias personales, más bien a experiencias de terceros.

Lo de que la vida pone a cada uno en su lugar lo digo sin rencor, pero lo digo porque estoy harta de verlo, para bien o para mal, el tiempo siempre acaba por poner orden. El que te hace daño a tí acaba por encontrar a otro que le devuelve ese daño, generalmente, multiplicado por diez, y con el que te hace un bien suele pasar lo mismo.

Y creo que, a la hora de hacer daño, la palabra puede ser un arma letal, aunque "aparentemente" haya buena intención. Intuyo que esas personas tan tan tan sinceras actúan movidas más por alimentar la magna opinión que tienen de sí mismas, tan sinceras ellas, que por el efecto, tal vez demoledor, que puedan causar sus palabras en quien las escucha.

Un besazo, guapa.

Luna dijo...

Hola a todos y el deseo de que Juan mejore. En casa del herrero...
Lo, lo que dices no es o no debe ser ningún consuelo y remediar esas cosas, no es tan dificil.
Poneros en situación, para oír una pequeña historia.
Mis padres estaban hartos de una niña leo, criada entre chicos. La niña era muy chuleta y muy sincera al hablar con todo el mundo.
En un ataque de "sinceridad" la madre de la niña, decidió grabar la conversación teléfonica y despues la puso para que la niña oyera las barbaridades que había soltado por su boquita en aras de la sinceridad, la niña no podía creer lo que estaba oyendo, ella no era así, pero bueno, lo hecho hecho estaba. ¿quedó la cosa así?
Pues no, la mamá de la niña, le dijo: hasta que no llames y pidas disculpas, eres una extraña en esta casa y la merienda será sólo de pan. No tienes derecho a tratar a los demás como lo haces. Durante una semana - El tiempo que tardé en racapcitar - fuí una extraña de verdad,ni mis padres, ni mis siete hermanos, me dirigieron la palabra y cuando me veían llorar, decían ..."ya sabes lo que tienes que hacer". Funcionó tan bien, que no lo he olvidado y no lo he vuelto a repetir.
Y como la historia de repitió en una de mis hijas en una discusión teléfonica con el novio, hice exactamente los mismo y cuando ella se escuchó, se sorprendió al decir cosas tan graves en un ataque de sinceridad, fué más lista que yo y pidió disculpas a los dos días.
Moraleja:
Si nos escucharámos cuando nos dedicamos a ofender y ser sinceros, las cosas cambiarían.

Besos a todos

Juan dijo...

Amanda:
Cuando digo que huyo de la imagen, no significa que no la tenga en absoluto, eso es muy difícil, no sé si imposible. Me refiero a que me importe poco, a no sufrir por su causa. Que no sea el eje de mi vida, ni siquiera un factor importante. Fíjate la de cosas que se han hecho por honor (una manera de contemplar la imagen desde una determinada perspectiva), por ejemplo. Y todavía es peor cuando tu imagen depende, no sólo de tus acciones, sino de las acciones de otros. Si “mi honor” dependiera de la virginidad de mis hijas, de los aciertos de España como nación, de acciones negativas de mi pareja o de mi familia....sería terrible. Un auténtico sin vivir. Prefiero ser libre en todo momento (en lo que las circunstancias me dejan) y si me equivoco, no mancho nada, ni imagen, ni honor, sólo lo vivo como un error y como una manera, habitualmente muy eficaz, de mejorar aprendiendo. No dañan mi autoestima porque mi error es un error, NO SOY YO. Pero es que mis aciertos tampoco SON YO. Son vivencias sin más. Además, soy consciente que el error de hoy, lo veo como error hoy......pero mañana lo puedo ver como algo muy atinado. Mi verdad actual sé que mañana puede ser mentira, o puede ser matizada de mil maneras.

Otro ejemplo. Por mis circunstancias, me relaciono con una gran cantidad de personas y hablo de muchos temas sin tapujos. Me he encontrado a personas de derechas que me han tachado de rojo (me han valorado como persona, no han valorado sólo mis ideas). Otros de izquierda me han llamado facha, algunas feministas me han tildado machista, algunos machistas, de feminista, algunos científicos me han dicho que no soy nada científico por tener muy en cuenta las emociones y otros me han dicho que no tengo sentimientos porque me dedico a la ciencia, y un largísimo etcétera de valoraciones PERSONALES y no de valoraciones de ideas o de actos.

¿Qué siento yo?. Nada. No me siento aludido ni dolido. Es como si no fuera conmigo, porque no han destrozado ninguna imagen, porque apenas la tengo. Cuando me llaman rojo, ni lo soy ni lo dejo de ser, porque NO SOY.....sólo tengo mis ideas, no me considero de la tribu fascista, ni de la tribu comunista, ni de la centrista, machista o feminista. Tengo pensamientos, ideas, que son dinámicos y que no forman parte de mí como entidad, sino como estructura de pensamiento en eterna transición.

El que es un patriota extremo, el que es comunista o fascista hasta la médula, esas ideas, dejan de ser sus ideas para convertirlas en su ser.....formarán parte de su imagen y serán capaces de hacer cualquier cosa, hasta la muerte, para defenderlas.

No sé si me he explicado.

Me haces pensar mucho Amanda. Muchísimas gracias por ello.

Un abrazo.

Juan dijo...

Celadus, no puedo estar más de acuerdo contigo. En mi anterior contestación a Amanda creo que he expresado lo que pienso de la imagen. Me ha faltado decir que tiene otras consecuencias muy positivas ya que, el hecho de desapegarme de mi imagen también he conseguido desapegar a los demás de su propia imagen, con lo que yo mismo distingo entre ideas y personas. Un abrazo clon.

Ina, la diferencia entre una crítica y un insulto, en mi modo de ver, radica en los motivos que mueven a lo que expresas y saber hacer correctamente la diferenciación entre idea y persona. Criticar una idea, no para dar por saco (motivos) es muy sano, se puede aprender o conseguir que el otro vea una nueva perspectiva, aunque no esté de acuerdo con ella o incluso al tener que pensar sobre la crítica, se afiance aún más en su pensamiento gracias a que ha tenido que madurarlo más. Criticar a la persona, generalmente va a tener funestas consecuencias y sobre todo, NO ES NECESARIO. Puedes mostrar tu desacuerdo con una forma de actuar sin tener que herir a la persona que ha actuado incorrectamente desde tu perspectiva. Muchas gracias Ina. Un abrazo.

Luna, me ha encantado la enseñanza de tus padres. Ponerte un espejo delante de tí para que te veas con los ojos del que te contempla, jajajaja. Muy buen aprendizaje.

Se puede decir de todo, hasta cierto punto. Se puede y se debe ser sincero, pero si te formas una imagen de alguien y se la sueltas, si es positiva muy bien, no hay problemas, pero si es negativa, ¿tienes derecho a poner en solfa algo tan frágil como la imagen?. Quizás el problema de raíz es que, de la misma forma que forjamos nuestra imagen, también la forjamos de los demás, pero con muchos menos elementos de conocimiento, lo que inevitablemente va a llevar a errores y, posiblemente al dolor. Muchas gracias por tu aportación Luna. Un abrazo

Juan dijo...

Exacto Lenka, estoy de acuerdo. A mí no me repatean, dependiendo de la intención con que lo haga. Si es para molestar, no me molesto –risas- y eso les jode. Si es con buena intención siempre les digo: ¿estás criticando mi postura o a mí?. Me suele dar muy buenos resultados. Como siempre, un placer tenerte. Un abrazo.

Io, yo sí conozco a algunos. Los hay que lo hace por egoísmo, que se regodean y disfrutan de su sinceridad. Los hay que tienen buenas intenciones, que creen de verdad que lo que hacen es correcto. Incluso no entienden porqué los demás se ofenden. Pero todos, como no podría ser menos, obtienen consecuencias de sus actos, muchas veces dolorosas para todos. Muchas gracias Io, enriqueces todo lo que tocas. Un abrazo.

Kaken, ¿no sabes guardar un secreto?, jajajjjajaja. Pues el Séneca que dijo que los boquerones eran malos, fui yo. En cuanto me dí cuenta del patón me moría de vergüenza y lo intenté mejorar, para sólo empeorarlo. Pretendía decir que la señora era tan buena cocinera (la mejor que he conocido) que hasta con unos boquerones malos hacía maravillas, jajajajajaja. Estoy de acuerdo en la buena intención de algunos “sinceros” hasta la médula. No consiguen ver su error y caen una y otra vez en el mismo. Para tí, besos, besos y más besos.

Entre todos conseguís que este blog sea un lugar en que me siento muy a gusto. Io, el frigorífico lo puedes abrir cuanto y cuando quieras. Pero cerca del frigorífico hay un jamón.....uffff.

Con respecto al cólico nefrítico, ya llevaba algunos días pachucho. Esta madrugada por fin ha salido la arenilla y estoy recuperado. Muchas gracias.

Un abrazo.

Elvira dijo...

"...sólo tengo mis ideas, no me considero de la tribu fascista, ni de la tribu comunista, ni de la centrista, machista o feminista. Tengo pensamientos, ideas, que son dinámicos..."

¡Hola, Juan! Vengo del blog de Io y me ha hecho mucha gracia que expreses algo muy parecido a lo que estaba pensando esta mañana: que yo no siento que pertenezca a ninguna tribu, sino que en todo momento intento observar y pensar por mí misma. A veces coincido con unos, otras veces con otros, o no... Mi tribu la forman personas que, al pasar yo por determinados ambientes, no se han molestado por el hecho de que yo pudiera pensar "por libre", al contrario. Con eso no pretendo decir que yo no tenga condicionamientos, sólo que intento mirar honestamente y sacar mis conclusiones.

Bueno... sí que soy de una tribu: la de los sinceros que intentan decir las cosas bien, o callar si es mejor así (pero no siempre lo consigo; a veces habría estado más mona calladita, supongo).

Muy interesante la entrada y los comentarios. Un abrazo.

Io dijo...

Elvira, qué gracia!

Vengo aquí precisamente a poner un enlace a una entrada tuya porque habla del respeto a la fragilidad del prójimo y te encuentro comentando, je,je,je.

En cualquier caso, este es el enlace:

http://floresypalabras.blogspot.com/2008/12/respetar-la-fragilidad-del-otro.html

La entrevista es interesantísima.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Juan, con el chiste de mi anterior comentario sólo expresaba mi acuerdo contigo en lo de no defender la imagen. Ironizaba con la paradoja de entrar a defenderla si alguien se aprestara a porfiarte la verdadera causa de tus buenas relaciones...

Comprendo bien que se tenga una imagen. En este sueño colectivo, todos manejamos unas cuantas.

La cuestión última es cuánto de quienes somos en realidad apostaríamos por defender cualquiera de ellas. O cuánto nos permitiríamos sufrir por mor de mantenerlas incólumes.

Te has explicado muy bien.
Y más que pensar mucho, creo que te apetece hilar fino.
Muchas gracias a ti por prestarte a ello.

Como ya dije, es difícil aceptar sin condiciones la perspectiva ajena y perdonársela tantas veces como sean necesarias. Y cuando afirmo que estoy en ello, y que me apliqué el cuento que llegó a mis manos, lo que estoy confesando es haber padecido una sinceridad de las llamadas insoportables: la mía; que siempre fue mucho más sangrante para conmigo. De ahí que otrora tantos me sufrieran largo.

La honestidad para con uno mismo es una herramienta fundamental si lo que pretendemos es averiguarnos. Pero he llegado a saber que a quien no la pide no hay que servírsela, mucho menos fría.

Claro es que hasta que lo averigüé, me equivoqué muchas veces.

***

En todo lo dicho hay un aspecto importante que influye sobremanera en el avatar "sinceroso".

A veces da igual si decimos o nos dicen las cosas con el mayor de las delicadezas. Es el hecho mismo de hacerloe, incluso tamizado hasta la dulzura, lo que hará que quien no está preparado para oírlo, reaccione como cada cual mejor que nadie sabe.

Y todo eso, por cuanto la emoción es uno de los efectos que se derivan de la interpretación que cada cual le da a sus experiencias.

Abrazos adictos para todos.

Anónimo dijo...

"Respetar la fragilidad del otro puede estar en el corazón de un crecimiento relacional muy positivo entre dos personas. Pero en nuestra actual sociedad hay una tendencia a eliminar la fragilidad, queremos ser admirados más que amados, y eso es un error."

Sí que es interesante, Io. Gracias por traerla al hilo del diálogo.
Y escogí ese párrafo para destacar.

Juan dijo...

Elvira, bienvenida. He echado un vistazo a tu blog y me ha encantado. Me parece que ya tienes un inquilino más.

En la entrevista, que tan amablemente ha enlazado Io, me han gustado muchas cosas. Con otras no estoy del todo de acuerdo. Además de la frase que ha rearcado Amanda, también me quedo con:

"Las malas intenciones existen, pero lo más común es que con buenas intenciones se haga daño a los demás. Hay que ser prudente con nuestras buenas intenciones y con nuestra buena conciencia. "

Me recuerda a la frase que tantas veces he oído: "esto lo hago por tu bien". Miedo me da, jajajjaja.

Amanda, ante preguntas inteligentes....hay que hilar fino. Y me gusta. Yo mismo me aclaro las ideas cuando las escribo. Pensar es una cosa, pero expresar el pensamiento con palabras, te hace ordenarlas, deglutirlas mejor. Es un ejercicio muy saludable.

La honestidad con uno mismo es fundamental para crecer y la autocrítica hay que saberla medir, porque puede suceder que se convierta en un castigo contra nosotros. Una cosa es reconocer errores para repararlos y otra para castigarnos.

Estoy plenamente de acuerdo contigo. La sinceridad nuestra no puede ser la justificación para hacer daño. Hay que saber a quien se le puede decir y con quien es mejor callarse. La mentira no la justifico, los silencios sí los reivindico.

A mí me ha pasado igual. Esa frase me ha llegado.

El día que decidí que no quería ser el héroe de nadie, que no iba a salvar a la humanidad, que podía y debía llorar, fue el primer día de felicidad de mi vida. Fue liberador. Me gusta ser admirado, por supuesto, pero no lo busco. Prefiero ser amado.

Un abrazo a todos.
Sois especiales.

Elvira dijo...

Hola Juan:

Gracias por tu cariñosa bienvenida. Yo también te doy la bienvenida a mi blog (ahora te enlazo, con tu permiso).

Me hace gracia que entre Amanda y tú hayáis escogido dos párrafos de los 3 que he seleccionado para la entrada del blog. Son los que más me han gustado a mí también.

Sí, eso de "lo hago por tu bien" es peligrosísimo. Puede servir de excusa para toda clase de cosas.

Me encanta el nivel y el buen tono de vuestras conversaciones. Gracias, Juan, y enhorabuena!

Un fuerte abrazo.

Kaken dijo...

Impagable la entrevista, cómo se puede decir tanto con tan pocas palabras.

Sólo encuentro un pequeño giro. Yo no diría tanto que se busca (en general, en nuestra sociedad) ser admirados como ser superiores, pues al fin y al cabo la admiración es la cuna del amor.

De todos modos también puedo comprenderlo desde el punto de vista de que se busca desagajar una de las vivencias del amor (la admiración) y que eso es un craso error.

(Estoy pensando en voz alta, perdón si no se me entiende)

Gracias por traer a Elvira, Io, siempre iluminando :-) Y encantada y admirada, Elvira¡

Por otra parte, no quería dejar pasar algo en lo que estoy de acuerdo con Amanda.
Pienso casi igual en lo referente a las dos emociones básicas: amor y miedo.

Aunque yo voy un poco más allá, diría amor-odio, ya que el odio es, al fin y al cabo, una fobia, un miedo.

Concibo el mundo emocional con esas dos emociones ejerciendo de surtidor de las demás. Y a mi me resulta muy esclarecedor "cazar" una emoción, la ambición o la ira, por ejemplo, y reconducirla hasta su fuente para, desde ahí, explorar las causas de mi odio-miedo o de mi amor.

De esa manera, Juan, me puedo plantear hasta que punto era grande el miedo de Julio César para ambicionar lo que ambicionó, y hacer hipótesis sobre como querría el mantener su imagen, etc.

Igual he dicho un montón de tonterias, jejjee, pero son mis tonterias.

Bes a todos

Sra de Zafón dijo...

¡Pero bueno...una no se puede ausentar ni medio día!...¡cómo correis!
Lo primero mi más SINCERO pésame por esa arenilla que estuvo fastidiando a nuestro anfitrión, y lo segundo que me alegro un montón que se te haya ido, Juan, yo tuve uno de esos y ayyyyy no lo quiero recordar, pero creo que el jamón le va muy bien :-)

A los demás deciros que SINCERAMENTE me quedo con todo y con todos, pero chicos... lo de los boquerones SINCERAMENTE magnífico jajajajaja.

Gracias Kaken por abrir la puerta de esta risa.

Un abrazo.

Juan dijo...

Muchas gracias Elvira. Estás en tu casa, Y si ves boquerones en la nevera, no dudes que son buenos, jajajaj.

Bueno kaken, no concibo a Julio César empujado por el miedo. Tendría los suyos, por supuesto y tenía una imagen de sí mismo también, pero mucho más tenía de ambición.

Muchas gracias Chusa, ya me he recuperado por completo. Llevaba tres días con los dolores y kaken me decía: Juan, es un cólico nefrítico y yo le decía: que no que son gases. Los gases me salieron ayer con la orina en forma de arenilla. jajajjja

Un abrazo.

Sra de Zafón dijo...

¿Pero quien el el médico ahí? jajajajajajajaja, que me parto, jajajajaja. Que conste que yo también decía que eran gases... jajajajaja, y a mí me decían ¡joder, pues tienes cara de parto! jajajaja.
Me alegro mucho que se te haya pasado.

Me voy de blog en blog que tengo mono :-)

Elvira dijo...

Pues me encantan los boquerones en vinagre, jeje. Me alegro de que te hayas recuperado, Juan, dicen que es dolorosísimo.

Gracias por tu bienvenida, Kaken. Cuando quieras, te pasas por mi casa y serás muy bien recibida.

Besos a todos.

Kaken dijo...

Chusa, en casa del herrero...jejeje.
Siempre me ha gustado la medicina, compaginé 3º de BUP y COU con 3º y 4º (oyente)de Medicina de...Juan, ya imaginarás las variadas razones para hacerlo ;-)
Y sí, a veces se vuelven las tornas, tengo ciertos conocimientos pero, como sé que son muy limitados, me mantengo en mi sitio, pues si no podría causar mucho daño.

Y al hilo de lo de dolores de parto, Chusa, me encantaría encontrar la forma de poder hablar de esa experiencia, de sacarnos traumas (sin asustar a las que aún no lo han pasado) pero me parece un experiencia que marca y de la que se habla poco y mal.

Elvira, ya me he pasado por tu casa, por eso decía que me admiraba. Me ha encantado lo que he visto y ya me gustaría a mí que una experta en arte me contara cosas de Leonardo, que es mi mito particular...no pienso perderte de vista, como a todos los que por aquí van dejando trocitos de sí mismos, me los bebo y aprendo, es un lujazo.

Juaaaannnn, que yo dije el "pescado" pero no el "pescador",jajajaa, tu solito has confesado¡¡

Bes, que a gusto lograis que se esté aquí.

Elvira dijo...

Kaken, no soy experta en Leonardo, pero a mí también me encanta, y ya tenía pensado poner algo suyo. Lo que ocurre es que como el arte lo he tenido abandonado muchos años (desde que acabé la carrera, luego me dediqué al inglés), me limito a elegir imágenes que me gustan especialmente y explico sólo un poquito. Más que nada pretendo disfrutar de la belleza.

Gracias por tus palabras y muchos besos.

Juan dijo...

En Córdoba hay un barecito que ponen los mejores boquerones en vinagre del mundo, acompañado de vino de Montilla. Todo un lujazo para el paladar.

Chusa, los médicos somos pésimos médicos con las personas que nos importan....y yo me importo mucho. Jajajajajaja.

Un abrazo a todos.

Sra de Zafón dijo...

Jajajajaja, ¿Para quitarnos traumas del parto, Kaken? yo mejor es que no cuente mi experiencia, y eso que fue muy rápida aunque ...jajajajajaa, me sale, me sale:
Me sentía enamorada de mi niño hasta la médula y más allá, tenía unas unas ganas locas de abrazarlo, le hablaba y le contaba que todo estaba bien, que él universo que se rompía sobre su cabeza le traería hacia la voz que tanto le amaba y que tantas palabras de amor le había soltado, y que esa voz tenía besos, caricias y leche a mares, todos los que él necesitase.
El dolor, aunque me hacía resoplar, era soportable. Las horas fueron cortas Kaken, y aún así ...me entraron unas ganas enormes de asesinar al personal que me atendió. Unos verdaderos capullos , todos, del primero al último, sólo cuando llegó el ginecólogo me encontré bien atendida y sólo porque me trato como se trata a las personas: "Hola Chusa, ya estoy aquí, tengo que sacarte al niño con ventosa pero no pasa nada, seguro que está tan agustito que no quiere salir, pero ya le digo yo ahora cuatro cosas y sale disparado"
Hasta ese momento sólo escuchaba voces de marisabidillas tratándome como si fuese una gilipollas.
-¿Te crees que te va a querer más tu maridito por qué te quejes así? los hombres no son así, a los hombres les gustan las chicas fuertes. Haz fuerzas, haz fuerzas" ¡Ay que poca cosa eres dios mío! ¡habías de parir trece hijos como antes!(a todo esto ponle la voz de la "osea, más osea" que conozcas y aún encima en plan escatólogica)
E increiblemente salió de mí, borracha de oxitocina y por lo tanto dulce como cualquier animalilla a punto de ser madre, un: ¡¡¡¡Sal de ahí bruja, o cuando acabe te mato, no quiero que mi hijo se encuentre contigo cuando asome la naríz, fueraaaaa, fueraaaaaa, o se va o me levanto...y un montón de cosas más... que según mi chico (al que no le dejaron estar conmigo) me hacía parecer la niña del exorcista :-)

Y los días posteriores allí ni te quiero contar...
Una pena, pasar mi parto con semejante banda de energúmenas, que además era mujeres todas. jajajajaj, me río Kaken porque no pueo hablar bien de ese momento ni intentándolo. Siento que me robaron uno de los momentos más mágico de mi vida. Hoy por hoy hubiese tenido a mi hijo en casa, con un buen ginecológo a mi lado. Aún encima ahora tengo un amigo que lo es, y que me anima a que tenga más, pero ya tengo muchos años, y muchos niños.

Un beso, Kaken.

Kaken dijo...

Gracias, Chusa, tu respuesta no hace más que confirmar que mucho Ministerio para la Igualdad, y seguimos pariendo en el siglo...¿XV te parece bien?

El trato es inhumano, te comprendo como si lo que me relatas lo hubiera vivido yo (es muy similar)

Pensaré de qué manera y en otro lugar podemos explayarnos sobre esto y, sobre todo, pensar en soluciones, que seguro que las hay.

Un bes, Chusa, y otro a tus cachorrillos :-)

Juan dijo...

Pues sí Chusa. El trato es denigrante. En los partos de kaken, estando conmigo en mi Hospital y nos trataron mal. Sólo cuando alguna enfermera paciente mía nos tocaba empezaban a mejorar. Realmente no es de recibo.

Un abrazo