sábado, 13 de diciembre de 2008

Represión sexual

Confieso que soy un reprimido sexual.

Pero no porque me lo hayan impuesto o lo hayan incrustado con la educación o esté mejor o peor visto. La represión sexual ha sido una opción meditada y elegida. Respeto profundamente al que ha preferido otra manera de vivir su sexualidad. Todas son legítimas y maravillosas, siempre que haya consentimiento libre. Da igual que sea por amor, por placer, dinero o cualquier otra circunstancia posible, si hay consentimiento libre por todas las partes implicadas.

¿Por qué he elegido esta forma de vivir el sexo?

Porque me gusta ser libre e independiente. Puede parecer contradictorio que me reprima para ser libre pero, al menos para mí, no lo es y voy a intentar explicarlo.

La sexualidad es uno de los instintos más poderosos y, en consecuencia, uno de los que más nos condicionan en nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos. Dependiendo del nivel de control que ejerzamos, podemos estar más o menos condicionados. Es una necesidad, hasta cierto punto, pero las necesidades pueden esclavizar según cómo las vivamos. La necesidad que nos hace dependientes puede ser peligrosa.

El impulso sexual no controlado ni satisfecho puede ser causa de una búsqueda de pareja en donde, el instinto, pueda primar sobre otras consideraciones más importantes para el desarrollo de una relación a largo plazo.

Se pueden tener relaciones esporádicas, sin compromiso de futuro, con las que conseguimos “saciar la sed”. Es una opción perfectamente válida para muchos, pero no para mí.

Hace muchos, pero que muchos años, fui de pronto consciente, como una luz que se hizo de improviso, que estaba en un estado permanente de cacería de mujeres. Me di cuenta que mis relaciones con ellas estaban teñidas por el sexo, como un velo invisible de deseos, que condicionaba mi manera de comportarme y de ser con las chicas. En los hombres valoraba su inteligencia, bondad, generosidad, etc. En las mujeres, dependiendo de su trasero, piernas o pecho, veía virtudes o defectos en relación directa al grado de perfección de sus curvas. Las trataba con la subjetividad que me indicaban mis apetencias carnales. Me dejaba llevar por mis impulsos más que por mi cerebro. Una mujer muy atractiva físicamente para mí, me la podía dar con queso. Una mujer que no me atrajera sexualmente, se lo tenía que currar para que me gustara como amiga.

En ese mismo instante decidí reprimir mis deseos…..aunque más que reprimir, la palabra más adecuada sería controlar. Quería mirar a las mujeres de la misma forma que lo hacía con los hombres: ver sus cualidades y defectos con la mirada limpia sin la bruma de mis apetitos. No fue fácil, nada fácil, pero lo he ido consiguiendo desde entonces.

¿Cómo lo he conseguido?

Sabía que era imposible que me dejaran de parecer bellas y atractivas las que me resultaban bellas y atractivas. Pero sí que podía vigilar mis actos. Decidí que no tendría relaciones sexuales completas con ninguna mujer hasta encontrar a aquella con la que pudiese iniciar una relación de compromiso mutuo a largo plazo. Tuve muchas novias pero me mantuve virgen (con un enorme esfuerzo de voluntad, conste). Una me puso los cuernos por no hacerle el amor, pero me mereció la pena. Cuando conocía a una chica, al saber con seguridad que no habría sexo, me fijaba en otros detalles mucho más importantes para mí. La vivía con más objetividad (toda la que se puede dar en temas del corazón).

Recuerdo a una en especial. Era una chica excepcional, maravillosa, encantadora, inteligente, atrevida, comprometida, graciosa, natural, sin tapujos. Estuve con ella tres maravillosos meses. Lo tenía todo para ser la mujer de mi vida, todo menos una cosilla….me repugnaba sexualmente. Intenté, infructuosamente, que me pareciera atractiva, pero no lo conseguí. Cada beso era un martirio. Lo dejamos con lágrimas porque estábamos muy compenetrados emocionalmente, pero supimos que, si rechazaba su cuerpo, sólo podríamos ser buenos amigos, pero nunca pareja.

Una vez que encontré el amor, la represión desapareció por completo. El sexo ha pasado a ser absolutamente libre, divertido y gratuito. Maravillosamente intrascendente. Pero sigo ejerciendo el mismo control con las demás mujeres, quizás, en buena medida, me lleve tan bien con ellas por esta razón.

32 comentarios:

Lenka dijo...

Tengo que meditar más esta entrada y ando medio dormida.

Lo único que me viene a la mente es que todo depende tanto del momento... en distintas épocas de mi vida he sido de todo. Tremendamente monógama y fiel, absolutamente promiscua, enemiga total del compromiso, qué sé yo. No dependía de lo que me pidiera el cuerpo, sino de lo que me pidiera toda yo. Toda mi persona.

Y llegó el momento en el que me apetecía despertarme cada día con la misma persona, y llegó esa persona. Perfecta sincronización. Cuestión del momento, lo creo firmemente. Y es más, en este momento tan claramente monógamo y tranquilo, no tengo la menor necesidad de reprimirme con otros hombres. No me apetecen otros hombres. Los otros hombres son, como mucho, guapos. Se les mira y ya está. No me ha costado nada pasar de la soltería y la promiscuidad más absoluta a esto. Nada.

Ya lo explicaré con más calma y con menos sueño.

;)

Juan dijo...

A mí es que no me sucedía algo así, Lenka. Quizás mis 18 años eran demasiado "bullangueros" y miraba a las mujeres, no desde el prisma de personas, sino de carne apetitosa, con lo que las relaciones que establecía estaban demasiado teñidas por el deseo. Y no es que lo viese negativo, simplemente no quería eso porque me daba cuenta que me perdía muchas cosas de la mitad de la humanidad.

Actualmente creo que ese control se ha instalado de forma automática en mí, y ya me cuesta muy poco esfuerzo.

Me gustaría que me sucediera lo mismo que te pasa a tí: estás enamorada y no sientes ningún impulso sexual hacia otro hombre. No necesitas de ningún tipo de control, se da de forma natural. Es sin duda lo más sano.

Un abrazo

Kaken dijo...

A mi no me queda clara la diferencia entre control y represión.

Ni tampoco sé muy bien si lo "natural" es que durante el enamoramiento desaparezcan esos impulsos, es decir si le sucede a todo el mundo o no y si no sucede es que no se está enamorado.

Y dudo de si en este tema se vive de igual manera por parte de ambos sexos.

Caramba, no sabía yo que lo tuviera tan poco claro, jejejej.

Un bes

Anónimo dijo...

Represión, control... todas son formas elegidas, sea más o menos consciente el fundamento que las inspira, de vivir las experiencias.

No hay nada de malo ni de bueno en ninguna de ellas. Todas son válidas para el conocimiento intrínseco de quienes somos en realidad. Poniendo el énfasis en el hecho de que "quienes creemos que somos tiene poco que ver a veces con "quienes somos" realmente.

Desde esa premisa es fácil comprender que cada cual, libremente, es quien debe decidir cómo explorarse "jugando" a trazarse los límites que prefiera.

Gracias a todos por comunicaros.

Io dijo...

A mí nunca me ha hecho falta control ni represión. Cuando estoy enamorada soy inevitablemente monógama. Y cuando no lo estoy, bueno, un buen culo siempre atrae, je,je, pero me tira más lo que haya dentro de la cabeza y, sobre todo, del corazón del susodicho.

De jovencita experimenté el sexo por el sexo, que a fin de cuentas no es más que sexo al cuadrado. Me dejaba bastante fría. Y, hoy en día, necesito algo más que un cuerpazo de tableta de chocolate para levantar la líbido.

Una entrada que me ha encantado, por la óptica que le has dado.

Un abrazo enorme.

Juan dijo...

Kaken, he utilizado la palabra represión y posiblemente la más adecuada sea control, pero al margen de las palabras, lo que intento expresar es lo negativo que para mí era la situación de ir por la vida como cazador, en vez de amigo.

¿El enamoramiento nos hace monógamos?. Cada persona debe responder, porque cada uno, me imagino, lo debe vivir de forma distinta. Supongo que en algunos casos, como han expresado Io o Lenka, enamorarse es una vacuna infalible. Pero en otros, aún siendo una ayuda, no es suficiente.

¿Se vive de la misma forma según el sexo?.
Si hablamos en términos sociológicos, no. El hombre es más proclive a la poligamia y en ello tendrá que ver mucho la educación, los genes y la estructura cerebral (el centro sexual del hombre es dos veces y media mayor que el de la mujer).

Pero si hablamos en términos individuales, cada hombre y cada mujer es un mundo y cada uno lo vive de manera diferente.

Amanda, estoy de acuerdo con tu exposición. Los límites que nos ponemos, siempre y cuando sean libremente elegidos, son válidos.

Io, me gustaría preguntarte una cosa.

Cuando no tienes pareja, ¿el hecho de la atracción física hacia los hombres no te condiciona de ninguna manera a la hora de comunicarte con ellos?. ¿Esa comunicación es la misma que cuando estás "inmune" por hallarte en un estado de enamoramiento?.

Muchas gracias a todos.

Un abrazo

Rogorn dijo...

SEXO

Y ahora que ya tengo tu atención...

Jeje. Siempre funciona.

No creo que seas reprimido (que lo diga Kaken), sino maduro. Ojo, no maduro porque te reprimas o porque te controles, sino porque sabes lo que quieres deliberadamente. Quien quiera vivir su sexualidad en parejas o tríos u orgías varias y lo haga porque así quiera y con quien así quiera, también es maduro sexualmente. Y no es poca cosa encontrar el punto justo que uno quiere, en este tema como en otros, así que enhorabuena a quien lo consiga.

Juan dijo...

jajajaja, siempre funciona, es verdad.

Pues sí, Rogorn, has dado con la palabra clave que buscaba y no encontraba. Madurez. Tienes razón. Evidentemente la madurez no tiene un único camino. Son muchos y muy variados y encontrar el equilibrio, el punto justo, es lo ideal.

Un abrazo Rogorn. Que poco te dejas ver, jejejejje

Io dijo...

Ya no, Juan. Su belleza, o atractivo, o como lo llamemos, me produce el mismo impacto que contemplar un bonito cuadro. Es bonito, pero es un cuadro. Si no hay nada más que me llame la atención, la belleza por sí sola no me subleva. Es que ya soy mu mayor, je,je.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

"El punto justo, es lo ideal", dice Juan.

Pero el 'punto justo' no es estático para unos seres tan dinámicos como nosotros. Y a veces la búsqueda de ciertos 'equilibrios'implica un mayor desequilibrio.

***

"Y no es poca cosa encontrar el punto justo que uno quiere, en este tema como en otros, así que enhorabuena a quien lo consiga.", dice Rogorn.

Para conseguirlo más que menos es preciso conocer las ideas básicas, las premisas fundamentales sobre las que desplegamos nuestra perspectiva vital y la de nuestras circunstancias.

No menos importante es asumir que las emociones son la manifestación física a una interpretación que hago de mis experiencias. Intentar conocer el fundamento de mis emociones, es averiguar qué es lo que yo creo (de creer) en realidad de mí mismo y de lo que vivo. Lo cual representa mucho menos lo que me digo y más lo que siento que me digo.

***

Y ahora, como mujer, confieso que me seduce contestar las preguntas de Juan a Io.


"(...) ¿el hecho de la atracción física hacia los hombres no te condiciona de ninguna manera a la hora de comunicarte con ellos?. ¿Esa comunicación es la misma que cuando estás "inmune" por hallarte en un estado de enamoramiento?."

Sí, me condiciona, pero yo piloto el timón de mi barco y escojo en cada momento el lugar en el que quiero estar emocionalmente hablando. Y eso conlleva que asumo los riesgos y las consecuencias de mis libertades en las experiencias. Simplemente no rehúso el fluido de la comunicación satisfactoria y saludable, y si el elemento sexual aparece y es recíproco, no lo puedo negar porque está. Permito que pase a mi vida y me impregno de él o no. Lo que no quiere decir que le permita a ese elemento sexual que tome mis decisiones por mí, pero tengo en cuenta por así decir sus razones, que quiero escuchar para saber qué es lo que yo realmente quiero.

En mi caso la comunicación no fluye igual según esté o no enamorada. Pero como tampoco lo hace,según esté mi nivel de satisfacción con la vida en general en cada momento. Nivel que conecta en vena con todas las emociones y que pasa hasta la barrera hematoencefálica.

Y eso pasa, te percates o no del proceso...

Como dije, uno escoge los límites que quiere ponerse, porque uno es muy libre de vivir su vida como le plazca.

Si tienes miedo de una experiencia que te atrae, y por las razones que quieras decides no tenerla, pues está bien. Y me permito decir "si tienes miedo" porque yo creo que sólo nos mueven dos emociones principales,el amor y el miedo, de las cuales derivan todas las demás que se van mezclando en sucesivos cócteles únicos.

Qué entrañable se me hace este sitio...
Gracias por crearlo, Juan. Y gracias a los demás por comunicar.

Io dijo...

A ver, que me expresado mal. Cuando hablaba de la belleza, hablaba de la belleza. El atractivo, para mí al menos, es el resultado de un conjunto de cualidades, entre las cuales ni siquiera tiene por qué mediar la belleza.

Cuando alguien me resulta atractivo, pues sí, me pongo algo nerviosa cuando trato con él. Pero no por un atractivo simplemente físico. La belleza no tiene mucho mérito. El mérito suele ser de la naturaleza o de un cirujano. El ser humano es mucho más interesante que su envoltorio. Claro que, si encima está bueno, pues mejor, je,je.

Celadus dijo...

Sí hay una diferencia entre represión y control de las emociones: reprimirlas es negarlas o castigarse uno mismo por sentir lo que siente; controlarlas es ser consciente de lo que uno siente, aceptar que lo siente pero sin dejarse llevar por ello, sino encauzando la manera de exteriorizar ese sentimiento de la manera más adecuada (según uno entienda qué es lo adecuado, claro).
En ese sentido no creo que nuestra actitud ante el sexo sea distinta a la que tenemos ante otros "instintos" (aunque es cierto que el sexual es uno de los más poderosos, no en vano el que permite que la especie se perpetue). Experimentamos distintas emociones (deseo sexual, hambre, envidia, odio, amor, ira, alegría...) y podemos ser o no ser conscientes de ellas y actuar en consecuencia según las circunstancias. Como dice Rogorn, al final es cuestión de madurez, en el sentido de saber lo que uno quiere y hacer las cosas de modo consciente. A partir de ahí, cada uno tendrá sus preferencias. A mi personalmente, el sexo por el sexo es algo que nunca me ha atraido, ni siquiera de adolescente. Siempre he buscado algo más en una relación, lo cual no quita para que uno no se sienta atraido por personas del otro sexo ( del mismo, según cada uno). Pero una cosa es que alguien (o algo) nos guste o nos atraiga y otra muy distinta que ya no veamos nada más y que pongamos todas nuestras energías en conseguirla.

Juan dijo...

Amanda, cuando hablo de punto justo, no me refiero a punto estático, sino a otro dinámico que lo dicta tu propio equilibrio interior y flexibilidad. Vaya, he unido dos de las palabras que más me gustan aplicar en mi vida: equilibrio y flexibilidad.

Hablas de miedo (y amor), como motor de muchas de nuestras acciones/emociones, y no tengo más remedio que darte en buena parte la razón, pero no toda. Hay otros impulsos que nos hacen actuar. En mi caso, con respecto al control del impulso sexual, podría parecer que el motor que me ha guiado ha sido el miedo. Sin embargo no ha sido así. Ha sido el amor. ¿?????. Pues sí. Cuando hablo de amor, en este caso, no me refiero al pasional que se produce en una pareja, sino al general, al amor que se aplica a la amistad por ejemplo. Notaba lo que ya he expresado: que mi mente se enturbiaba cuando estaba con una mujer que me pareciera atractiva y me hacía perder muchos datos. Es como si en un bosque hay un árbol precioso, maravilloso, diferente y tu vista se fija directamente en él, empiezas a perder el sentido del todo. No sé si me he explicado. Pues es algo similar: me embobaba con lo que percibía mi vista ante esa mujer y se anestesiaban el resto de los sentidos. No sabía ver adecuadamente en su interior, porque me fascinaba en exceso el exterior. Se abrían los apetitos y me perdía, en parte, la esencia de esa persona. Y me sentía que no era todo lo libre que yo quería, pues no me comportaba como deseaba.

Un primer paso para generar nuestro desarrollo personal radica en saber buscar nuestros miedos para controlarlos o desterrarlos y, así, poder tomar decisiones más libres, entre otras cosas. La lucha contra el miedo nunca tiene fin.

Pero ¿qué nos impulsa al conocimiento?. ¿Qué nos lleva a la meditación?. ¿Cuál es el motor de la creatividad?. ¿El afán de la libertad, de la justicia, de ser felices?. ¿Que piensas tú Amanda?.

El sitio no es entrañable, lo hacéis entrañable personas como tú.

Io, es que mi pregunta iba precisamente por esa vía. No me refiero a hombres guapos, sino a hombres que te atraigan por todas las condiciones posibles. Así que te vuelvo a hacer la pregunta, jejejeje

Cuando no tienes pareja, ¿el hecho de la atracción física o de cualquier otro tipo hacia los hombres no te condiciona de ninguna manera a la hora de comunicarte con ellos?. ¿Esa comunicación es la misma que cuando estás "inmune" por hallarte en un estado de enamoramiento?.

Pero añado otra. Que por supuesto no va dirigida a ti sólo, sino al que la quiera contestar.

Hablas que el físico, el envoltorio, apenas es importante. Dices exactamente: “El atractivo, para mí al menos, es el resultado de un conjunto de cualidades, entre las cuales ni siquiera tiene por qué mediar la belleza.”

Imagínate a una mujer con ese conjunto de cualidades que tan atractivas ves en un hombre. La podrás querer muchísimo como amiga. ¿Porque no te enamoras de ella?.

Un abrazo a las dos. Sois encantadoras.

Juan dijo...

Pues entonces Celadus, yo no reprimo, controlo. Esa me parecía mí la acepción más adecuada, pero ahora lo veo confirmado gracias a tu comentario.

Ante otros instintos y emociones, el control me ha resultado más fácil y, hoy en día, ese control es automático la mayoría de veces. Pero controlar el sexual me resultaba mucho más complicado.

Un abrazo Celadus. POr cierto, estoy harto de ver lo de los 39 euros en tu blog. ¿Para cuando Alí Baba y los 40 ladrones?. jajajaja.

Io dijo...

Respondiendo a tu primera pregunta, sí, indudablemente, claro que me afecta, aunque casi no se me nota (años de control mental, je,je). Me produce una curiosidad que no siento hacia el resto de los mortales. Quiero saberlo todo de él, y la verdad es que no me cuesta mucho, porque a la mayoría de los hombres que conozco les encanta hablar sobre sí mismos. Aunque ya no caigo en la idealización. Han sido muchas relaciones, y de algo me ha tenido que servir la experiencia. Aunque no paso de ahí. Ya no tomo iniciativas. Me he vuelto clásica y comodona.

Respondiendo a tu segunda pregunta, pues por la misma razón por la que no puedo enamorarme de un chaval de 18 años, por la educación recibida, supongo, porque las bases fueron tan sólidas y conservadoras que, a pesar de considerarme una persona abierta a todo, hay terrenos que nunca me han llamado.

Ahora te hago yo a tí la misma pregunta. Si la belleza te influye tanto, por qué sólo la belleza de una mujer y no la de un hombre?

Sra de Zafón dijo...

Dios mío a donde habéis llegado ya, sois la leche...

Pues sí que síntoma de madurez es alcanzar el control que uno pretende, sabiendo, claro está, el por qué ha elegido pretenderlo. Creo yo...(también creo que me he liado :-)
Estoy francamente espesa y entrando y saliendo a tu blog y a esta entrada porque mi casa es como un patio de vecindario, o la taberna del tío Paco :-)

A mi me ha pasado que desde niña tengo amigos hombres que han compartido conmigo desde sus ganas de sexo por otras chicas, a su aficción por las motos o el futbol, o sus sentimientos de amor más "románticos e inconfesables" :-) y que han sabido recibir mi monogamia de enamorada eterna (creo que en contadas ocasiones no he estado enamorada jajajajaja) a la vez que me abrazaban en el parque, o dormían conmigo sobre la misma almohada.
Soy una de esas mujeres con amigos que "les meten mano" delante de su chico. Tengo un amigo que me toca los pies desde los 15 años, otro al que yo peino como una mona a un mono desde los 16, y otro en el que me arrebujo a dormir la siesta cada vez que voy a su casa aunque para ello tenga que apartarle a su hijo de 11 años :-)(él hace lo mismo en la mía) Nunca voy por la calle con un amigo o amiga sin ir agarrados de la mano o abrazados, y nos damos besos con la facilidad de quien lanza una sonrisa.
Yo desde luego no siento ningún impulso sexual ni por mis amigos ni por mis amigas y se positivamente que ellos tampoco, o al menos no se les nota :-)

Nunca me he sentido de caza, es más el amor siempre llegó a mí sin ni siquiera esperarlo, cuando más disfrutaba de mi soltería e incluso estando muy "emparejada".
También tengo un amigo que jura que soy la mujer de su vida delante de quien sea , y me tira los tejos sin piedad, (aquí me parto ) pero lo que somos es amigos y la verdad es que no siento incomodidad de nigún tipo, aunque el jure que el día que me pille me voy a enterar, jajajajaja.

Yo nunca tuve que controlar mis impulsos sexuales por un hombre porque siempre que los sentí estaba enamorada hasta las orejas y más allá :-) y por suerte él también lo estaba de mí, por tanto nunca tuve que elegir entre impulso sexual y amistad, nunca, la verdad.

En mis épocas de soltería (muy poco tiempo) disfruté del sexo sin enamoramiento pero, jajajajaj, me enamoré de inmediato, jajajajajaja. Soy una adicta al enamoramiento, creo, porque si no no me lo explico.

Con tu entrada me has hecho descubrir que el impulso sexual jamás ha estado por medio entre mis amigos y yo, al menos en mí, pero también me has hecho recordar que yo llevo "enamorada" desde que tengo uso de razón, y eso que me considero, y me vivo, como una mujer muy independiente ,pero es que una cosa, nunca me ha quitado la otra (la independencia digo)

Un abrazo sin impulsos sexuales jajajajaja y como te dice Amanda, gracias por este lugar tan entrañable y acogedor.

Juan dijo...

Me la has devuelto con creces, Io jejejejeje.

Me gusta la belleza desde cualquier punto de vista. No soy de los hombres que dicen que no saben ver cuando un hombre es guapo. Yo sí lo sé ver y puedo admirarla.....pero como admiro un cuadro, un paisaje, el mar, o una barco en la arena. Es un tipo de belleza que entra en el alma, pero no estimula el cerebro desde el punto de vista sexual.

No lo sé explicar mejor, como no sé explicar como se vive un instinto. Lo sientes, lo percibes e incluso lo puedes controlar, ¿pero como lo explicas con palabras?. A algien que nunca haya sentido un orgasmo: ¿cómo se le explica?. Al que nunca haya pasado hambre, ¿como lo puede llegar a entender sólo con palabras?.

Que conste que cuando hablo de belleza, al igual que tú, hablo de belleza general, no sólo física. De hecho, las mujeres que más atractivas me han parecido, las he visto muy bellas (salvo alguna excepción que nunca me he sabido explicar) cuando todos los demás las veían normalitas o francamente feas.

Tengo una tía, a la que yo siento y quiero como mi verdadera madre, que tiene fama de fea. Sin embargo para mí, y lo digo completamente en serio, es guapísima, de las mujeres más guapas del mundo. Y sus setenta y tantos años no le han quitado ni un ápice de belleza.

Un abrazo

Juan dijo...

Chusa, es sorprendente como cada uno vive un tema, tan concreto como éste, de manera tan distinta y, a la vez tan madura y tan normal. ¡¡¡Viva la diferencia¡¡¡.

Tu forma de relacionarte con tus amigos me parece preciosa, maravillosa. Tienen que estar encantados y alucinados contigo. Me encantaría poder hacer lo mismo, pero sólo lo consigo con dos amigas, que son como dos hermanas. Con el resto, soy cariñoso, desde el punto de vista no corporal, pero no paso de los típicos dos besos de hola y adiós.

A mí siempre me ha costado una enormidad enamorarme y sin embargo el amor es lo más importante de mi vida. Antes de tener pareja estable, tuve multitud de relaciones "buscadas". No me quedaba quieto a esperar. Salía con una chica durante varias semanas o meses y, en cuanto sabía que no me podía enamorar de ella, abandonaba la relación e inmediatamente continuaba la búsqueda. Salí con muchas pero sólo me he enamorado de muy pocas.

¡¡¡Que enriquecedor es todo esto¡¡¡. Abrirse y que se abran. dar y recibir.

Un abrazo Chusa. Muchas gracias por tu presencia, tu colaboras a que este espacio sea entrañable.

Io dijo...

No iba con mala intención, je,je,je. Como dices, no es fácil explicar por qué nos provocan una atracción tan diferente las mismas cualidades en personas de distinto sexo, o, en mi caso, con una diferencia de edad considerable.

Pero sí es cierto que para mí hay muchas cosas que priman sobre la simple atracción sexual. Por eso, cuando vivía en Madrid tenía cierta tendencia a enamorarme de compañeros del trabajo, porque con el tiempo y el trato diario llegaba a conocerles por dentro, y era su personalidad la que me enamoraba y la que me despertaba "instintos salvajes", je,je,je.

Alguno se me escapó vivo. Mecachis...

Juan dijo...

Pues a mí, TODAS se me escaparon vivas menos una, jajajajajaja.

Un abrazo Io.

Sra de Zafón dijo...

Mis amigos contentos, como yo, pero no alucinados porque aprendimos juntos a ser así. Alucinadas alguna de nuestras parejas al principio, luego ya no.

Yo he vivido flechazos y enamoramientos después de un tiempo grande de relación y sólo puedo decir que cuando me da , me dá, y que nunca he intentado encontrar explicación. También puedo decir que mi "tipo de hombre" varía según de quién esté enamorada, porque al que amo siempre es el más me pone y hasta ahora ninguno salió vivo, jajajajajaja.
Aquí se me ocurre hacer distinciones entre enamorarse y amar, pero seguro que confundo todo...
un abrazo.

Juan dijo...

Bueno sí, enamorarse es una cosa y amar otra muy dstinta. La primera, a veces, es el preludio de la segunda.

Yo nunca he tenido un tipo de mujer. Sólo me daba cuenta cuando había salido un tiempo y me decía, ésta no....y la dejaba escapar con vida, jajajajja.

Un abrazo Chusa

Anónimo dijo...

"¿El enamoramiento nos hace monógamos?"

¿Comer fabada en el almuerzo y arroz con leche de postre nos hace inapetentes para la cena y el desayuno del día siguiente?

La revolución de hormonas debe dejarnos ahítos, pero todo depende.
¿De qué depende?
De según cómo se mire...
Y como dices, cada cual se responderá a su modo de acuerdo a su vivencia.

A veces he estado enamorada de dos hombres, cada uno por diferentes motivos no fáciles de verbalizar. De hecho recuerdo haber sentido el impulso de fundirlos en uno. Aunque lo más raro es que pueda vibrar intensamente en lo 'enamoratriz' con dos seres a la vez.

Salvo... salvo si todos estuviéramos de acuerdo con naturalidad en que esas cosas pasan y no es preciso hacer collares de tragedias con ellas.

***

Hablo de amor y miedo como los dos grandes pilares o familias emocionales de los cuales derivan todas las demás emociones, que se mezclan de forma abigarrada.

Tú dices que hay otros impulsos que nos hacen actuar. ¿Puedes abundar sobre ello y concretarnos algunos?

Dices también que cuando hablas de amor, en este caso, no te refieres al pasional que se produce en una pareja, sino al general, al amor que se aplica a la amistad por ejemplo.

Me pregunto cuántas clases de amor crees que hay... Me respondo que una sola, aunque combinado de muchas formas con las diversas emociones.

***

A tus preguntas:"¿qué nos impulsa al conocimiento? ¿Qué nos lleva a la meditación? ¿Cuál es el motor de la creatividad? ¿El afán de la libertad, de la justicia, de ser felices?", sólo puedo decir por ahora que cada una de ellas da tema para una entrada por lo menos.
Te invito a crearlas respondiéndote tú.

Por lo demás, estoy convencida de que no quedarán desiertas ninguna de ellas.

Lenka dijo...

Yo me crié con chicos y supongo que creces copiando lo que ves a tu alrededor. Quizá por eso nunca he sido especialmente femenina (entendiendo "femenina" como el cliché que todos más o menos imaginamos) Además, tengo un padre poco convencional que, sistemáticamente, se cargó todo posible tabú sexual hablando con una naturalidad casi excesiva y desde que nací.

Pasé las fases de romanticismo exacerbado adolescente, ese en el que el compi de pupitre será tu amor para siempre y cuando te deja por otra niña te quieres morir. Pasé por novietes más en serio, por etapas de puros encuentros sexuales y adiós muy buenas, todo tipo de fases. Tuve una pareja de años y años con la que había un acuerdo de "libertad sexual" que permitía canas al aire de vez en cuando. Éramos muy jóvenes, llevábamos mucho juntos y nos dio por ahí. Y la pareja funcionó una década, sin celos ni problemas, y terminó por razones distintas, básicamente porque llegamos a un punto en el que queríamos cosas distintas de la vida, así que no habría funcionado.

Cuento esto porque estaba enamorada y, aún así, era capaz de tener otras relaciones puramente físicas. Mucha gente me decía: "eso es porque no estás enamorada realmente". Verdad? Mentira? No lo sé. Yo sentía que lo estaba. Muchos me decían que no, que cuando amas no puedes soportar algo así. Pero por el hecho de no poder soportar algo podemos generalizar que nadie puede? Todos tenemos que vivir el mismo sentimiento de manera idéntica? No lo sé. Yo siento que amé como sabía y podía amar en aquel momento de mi vida.

Actualmente tengo otra pareja con la que no imagino más opción que la fidelidad. Ya no me interesan otros hombres en ningún aspecto romántico o sexual. Significa que le quiero a él más que al anterior? Quizá sí. O no. Posiblemente son amores distintos en etapas distintas, queriendo cosas distintas. Obvio que ahora siento que jamás había amado de esta manera, pero eso no desmerece el recuerdo que tengo de otras personas. Mi actual pareja es el hombre de mi vida ahora mismo y creo que para el resto de mi vida si todo va bien, pero y si un día entro (o entra) en otra fase? No tengo ni idea.

Ahora mismo no imagino la vida sin él, quizá sea porque es un amor más maduro, o porque siento que ya experimenté lo suficiente, que he elegido. No sabría explicar la razón.

No siento que me esté conteniendo. Es que no hay nada que contener ahora. No me apetece otro modo de vida que en el pasado me parecía lo deseable. Es otra fase.

Un saludo a todos!

Kaken dijo...

Lenka, me parece muy rico y comprensible lo que comentas.
Y ya que estamos, ole por tu sinceridad.
Al final, aprendemos de nuestras experiencias y de las ajenas, cuando son bien miradas.
Y sois pocos los que os dais de esa manera.
Solo me cabe un gracias y un bes.

Juan dijo...

Amanda:

Estoy contigo, el enamoramiento no me hace monógamo y podría estar enamorado de dos personas a la vez. Pero eso lo digo sólo para mí. Hay otros que han vivido el enamoramiento de forma distinta y están convencidos que a ellos no les puede pasar. Cada uno es un mundo.

Preguntas: "Tú dices que hay otros impulsos que nos hacen actuar. ¿Puedes abundar sobre ello y concretarnos algunos?"

Voy a intentar resumir porque la pregunta tiene miga. Da para hablar largo y tendido.

Hablaría de tres, sobre todo:

1. Ambición (ya sea de poder o de dinero) es uno de los motores que más ha cambiado y moldeado el mundo. Grandes ambiciosos, con más cualidades evidentemente, han hecho que la historia transcurra a su manera. Julio César era un ser tremendamente ambicioso, además de tener su sentido de la justicia, del deber, una inteligencia descomunal y una gran visión de futuro. Si hubiese seguido el impulso del miedo, jamás habría conquistado la Galia. Pasó el Rubicón por muchas circunstancias y quizas ahí el miedo sí pudo ser uno de los factores, pero no de otras muchísimas acciones suyas, como mejorar el Derecho Romano, reorganizar y sacar el máximo partido de las legiones romanas y un largo etc. De hecho el ambicioso tiene que arriesgar, porque para ganar mucho no se puede ser conservador. El que tiene miedo, intenta mantener su fortuna, invirtiéndola en activos conservadores. El ambicioso se arriesga a perder (no tiene miedo, o lo controla adecuadamente) para poder ganar más. Más ejemplos son Alejandro Magno, Gengis Kan y, posiblemente Hitler (en éste no estoy tan seguro). Hay otros ambiciosos que sí han actuado por miedo, como por ejemplo Franco o muchos tiranos.

2. Curiosidad. Ramón y Cajal es el prototipo. Se me puede decir que trabajaba incansablemente por amor a la Ciencia o amor a la Humanidad. El mismo aclaraba que no había nada de esto, que por supuesto le encantaba que su trabajo sirviera a los hombres, pero lo que le empujaba era una sed de conocer los porqués. Cuando lograba responder a una pregunta, esta respuesta le traía 10 preguntas nuevas y así iniciaba un ciclo perpetuo de eterna curiosidad. Y la curiosidad de tantos científicos, filósofos, aventureros o artistas, han cambiado la faz de la Tierra (para bien y para mal).

3. Creatividad. A muchos creadores les ha podido servir como motor el amor y el miedo y, posiblemente, sea el origen de muchas de las expresiones del arte o el pensamiento incluso. Pero en otros es una visión completamente diferente de la realidad o una curiosidad (volveríamos al punto 2), lo que les lleva por un camino inexplorado para encontrar nuevos cauces de expresión, de comunicación.

¿Cuántas clases de amor hay?.
Muchas y una, depende de la perspectiva desde que lo contemples.

Desde el punto de vista biológico, hay varias. Se sabe que el amor de pareja, con el deseo inherente, despliega actividad en distintas áreas cerebrales y se producen diferentes mezclas de neurotransmisores que en el amor a los hijos y, éste a su vez, que el amor a amigos y éste a su vez es distinto al amor a otros miembros de la familia (padres, hermanos, etc). Y no hablo de intensidad sólo, sino de diferencias apreciables en los territorios cerebrales que se activan.

A nivel psicológico, las emociones que se desatan también son diferentes según se trate de tu pareja, hijos, amigos, familia.

A nivel filosófico....bueno, aquí nos perdemos, jajajajaja.

Con respectos a las preguntas que te hacía y que me devuelves, jajajajajaj, creo que ya están contestadas con lo anterior

Soy consciente que he resumido en exceso sobre cuestiones muy complejas que precisarían de una mayor profundidad.

Me lo he pasado muy bien comiéndome el coco para escribirlo, jajajaja.

Un abrazo Amanda

Juan dijo...

Qué generosa eres Lenka. Te lo digo de verdad.

Cuando se supera el pudor para enseñar tu propia experiencia, que puede servir a muchos, te expones a la incomprensión, al prejuicio y al rechazo, y no te importa....y me encanta.

Tu punto de vista es tuyo, tu vida ha transcurrido según los cánones que tú te has querido poner. Te veo con un sentido de la libertad muy amplio, con pocos límites, aunque hayas podido tener mucho miedo, lo has controlado muy bien. Creo que te has equivocado mucho pero lo has compensado con muchos aciertos y aprendizaje.

Te lanzas a la vida, te zambulles directamente en ella. Una veces te has encontrado el agua helada y te ha hecho sufrir, pero no te ha impedido tirarte de nuevo a la piscina una y otra vez.

Pocas personas expondrían sus experiencias sentimentales de una manera tan franca, pero no para convencer de que lo tuyo es lo mejor, ni para justificarte, simplemente para comunicarte y, de tu experiencia, el que lo desee, saque sus propias conclusiones que le puedan servir para su vida.

Muchas gracias. Eres una persona buena.

Anónimo dijo...

P: “Tú dices que hay otros impulsos que nos hacen actuar. ¿Puedes abundar sobre ello y concretarnos algunos?”

R. "Voy a intentar resumir porque la pregunta tiene miga. Da para hablar largo y tendido."

***

Imagina que si la pregunta tiene miga, qué miga no tendría la cuestión como afirmación de otro comentario que yo te hice antes... :-p

***

Es obvio que la ambición, la curiosidad y la creatividad son de los más potentes motores (deseos) que nos mueven a actuar y que nos producen fuertes emociones. No creo que nadie lo ponga en duda, menos aún yo. Lo que sí creo es que la motivación generadora de esos y de todos los demás impulsos, tiene un sustrato que hunde sus raíces o bien en lo que tememos o bien en lo que amamos.

Sabemos que el amor o el miedo que nos inspiramos con lo que nos decimos, o con lo que interpretamos de las circunstancias en las que navegan nuestras experiencias, es un hecho, por mucho que tratemos de racionalizarlo, de explicarlo, o de sentirlo, de un modo que ya no nos parezca miedo.
Y todo eso sin menoscabo de que un buen sacrificio pueda llegar incluso a parecernos altruista.

Todos sopesamos mínimamente antes de decidir. Pocas son las veces que se sigue el impulso del miedo más puro, porque las emociones son muchas aunque, como ya dije, pertenecen a dos grandes familias que se reúnen para hacer cócteles inverosímiles en el trenzado de nuestras actitudes.

Que no identifiquemos el miedo no significa que no esté.

Si Julio César hubiese seguido solamente el impulso del miedo y se hubiera quedado encerrado en su habitación, habría pasado por la historia de puntillas y seguramente nadie lo recordaría hoy.

Ramón y Cajal tenía amor por la sabiduría, aunque a él le gustara llamarlo 'sed de conocer los porqués'.

P: ¿Cuántas clases de amor hay?

Tu respuesta: Muchas y una, depende de la perspectiva desde que lo contemples.

Mi respuesta: El amor es único, aunque interpretaciones hay tantas como seres que crean o no haberlo experimentado.

Otra cosa es poder sentirlo todo el tiempo con el grado de pureza que le caracteriza. Antes bien, nos agitan muchas emociones encontradas que son el resultado de esas mezclas tan heterogéneas a las que somos tan adictos.

A mí me parece genial que se activen chispas y lucecitas de colores en diversas áreas del “celebro” y que eso permita trazar fronteras al estudioso de las emociones. (Ojalá en esas zonas se encendieran neones con sus nombres.) Todo eso, estoy segura, siempre ayudará al cometido de la ciencia.

Pero como dije, uno no siente sólo 'esto' o lo 'otro'. Y las mezclas de las emociones producen efectos similares o dispares, dependiendo de su carácter, de su cualidad, de su proporción, qué se yo...

A tu pareja, además de amarla, la deseas sexualmente, por ejemplo, pero a un hijo por lo general, no.

También es decisivo el rol que cada ser al que amas -o no amas- representa en tu vida. Y qué decir de todos esos incontables y determinantes factores personales que desde nuestra mirada creen teñir el amor de un color u otro...

“A nivel psicológico, las emociones que se desatan también son diferentes según se trate de tu pareja, hijos, amigos, familia.”

Así es. Pero eso no cambia el amor, sino sólo la nitidez o turbiedad de nuestra visión.

“A nivel filosófico...bueno, aquí nos perdemos, jajajajaja.”

A mí sin embargo me parece que en ese nivel, aunque no sólo en ese, es donde menos nos perderíamos.

“Con respecto a las preguntas que te hacía y que me devuelves, jajajajajaj, creo que ya están contestadas con lo anterior.”

Bueno, vale, de acuerdo... Tú mismo, jeje...

“Soy consciente que he resumido en exceso sobre cuestiones muy complejas que precisarían de una mayor profundidad.”

Así es. Pero de todos modos gracias, porque yo también me lo he pasado pipa haciendo lo “popio”, jeje...

Para todos, abrazos adictos.

Juan dijo...

Te doy la razón en muchas cosas Amanda....más bien en casi todas.

El miedo se disfraza con multitud de trajes, algunos muy vistosos y elegantes a ojos del que lo contempla y, muchas veces, no lo percibimos como tal.

Muchas personas con ansiedad (donde hay ansiedad siempre, o casi siempre hay miedo) tardan mucho en curarse por la dificultad que tienen en encontrar el origen de sus miedos.

Además, como bien dices, las emociones se entremezclan de tal manera que difícilmente se puede identificar sólo una en medio de una mar de sensaciones. Y el miedo, muchas veces, es la fuente primaria.

Con respecto al amor, como te comenté, dependiendo del punto de vista que emplees, pueden ser uno o muchos. Has explicado muy bien que, para ti, es uno que puede adoptar muy diversas caras, y estoy de acuerdo con tu punto de vista. Pero hay muchos puntos de vista: el que lo siente y el que no, el científico que lo estudia y ese mismo científico cuando lo siente.

Quizás muchas veces peque de científico, con toda la carga de análisis que hacemos de todo lo que estudiamos. Clasificamos, dividimos....pero pocas veces sintetizamos. Pero a la hora de la verdad, me da la impresión que estamos de acuerdo, que yo he dividido en distintos tipos lo que tú has sintetizado en uno con diversas caras.

Lo que no me ha quedado claro es en que te basas para encontrar miedo o amor en la ambición, curiosidad o creatividad. Le he dado vueltas al coco, y en muchos casos sí pueden tener su origen en ellos, pero en otros no lo termino de ver.

Muchas gracias Amanda, muy interesante debate. Me has hecho trabajar....y me encanta.

Por cierto, ¿tienes algún blog?.

Un abrazo.

Lenka dijo...

Gracias, Juan y Kaken, por vuestras palabras. Es cierto que no pretendía sentar cátedra con nada, ni lo pretendo. Sólo compartir un tipo de experiencia(s) que fue la mía, cómo resultó, por qué creo que salió así y no de otro modo, qué sé yo. Obviamemente, mis elecciones fueron mías y me funcionaron a mí y en determinados momentos. No hay recetas mágicas. Le funcionarían a otro? Quizá no. Me funcionarían a mí misma ahora? Quizá ni eso. Porque he cambiado, no me siento exactamente la misma, no tengo la misma edad, ni quiero lo mismo, ni estoy con una persona que quiera eso, ni... la ecuación es totalmente distinta.

Así es que, en realidad, no sirve de nada, no se muestra ningún camino, ni se pretende. Caminos hay tantos como personas. Para lo único que podría servir es para que alguien lea, compare y diga "ni de coña, vamos" o "pues igual puede ser esto lo que busco", o "buf, qué opuesto a lo mío!", o "anda, mira, en esto se parece un poco". Supongo que lo mismo que me sirve a mí leer lo de los demás. Quizá sólo para empatizar, para comprender qué gran verdad es esa de que cada persona es (somos) un mundo, y que no hay receta universal para nada en la vida.

Por lo demás, espero no haber resultado demasiado impúdica!!! La verdad es que no cuesta mucho contar cosas de una misma en tan buen ambiente. Dais confianza y se agradece.
Besos a todos!

Juan dijo...

En absoluto Lenka, No has sido impúdica, sino generosa.

Muchas gracias

Kaken dijo...

Lenka, a que te atizo? ¿que no sirve de nada?? Saber como viven y sienten los demás (tu, especimen extraordinario) no sirve de nada??
Ainsss...voy a escribir una entrada sobre: no me explico, no me hago entender, no sirve, me enrollo demasiado, etc etc..

Eso supone una carga innecesaria para nuestra autoestima,para ser asertivos y mil cosas más.

Y me incluyo, jajaja, cada vez que escribo algo me dan ganas de pedir perdón, jajajajja¡

Muchos bes :-)