martes, 4 de noviembre de 2008

Mujeres y enemigas

Siempre me ha llamado la atención la falta de empatía que hay entre las mujeres.

El machismo supone el principal reto al que se enfrentan las mujeres, sin embargo, aunque teóricamente la mayoría están de acuerdo con quién es el enemigo a batir, en el día a día, da la impresión que los mayores enemigos de las mujeres son las otras mujeres. Y no lo termino de entender, porque hay hombres que hacen mucho daño pero, de forma increíble, a ellos se les consienten barrabasadas que a otra mujer jamás se le perdonaría. Por supuesto que también se establecen relaciones maravillosas de amistad, amor, compañerismo o familiares entre las féminas, pero me da la impresión que no de la misma forma o en la misma cuantía en que se establecen entre hombres o de hombres con mujeres.

Rol femenino

A las mujeres se les asigna una serie de papeles que deben cumplir para ser “buenas mujeres”. Hasta hace unos años, la mujer perfecta era la hija abnegada que ayudaba en casa a la madre. La chica que tenía un solo novio, al que “mantenía a raya” hasta el matrimonio. La señora casada, que no disfrutaba del sexo, pero tampoco se oponía para satisfacer al marido. La madre sufridora que se sacrificaba por el esposo, los niños, los padres y los suegros. La ama de casa que todo lo tenía bien limpio y recogido. En resumen, para ser buena mujer se tenía que olvidar de ser ella misma. Estaba obligada a vivir la vida de los demás, según los patrones dictados por los demás. Estaba siempre expuesta al juicio público y, la que se torciera lo más mínimo, era tachada de mala madre, mala esposa, mala hija, mala…Curiosamente, los tribunales que la juzgaban estaban compuestos principalmente por otras mujeres.

Hoy han cambiado las cosas….¿o no?.

Hoy la “buena mujer” es independiente, trabajadora, disfruta del sexo, ha tenido varias relaciones de pareja…..pero desgraciadamente las cosas no han cambiado tanto en cuanto a los juicios. Ahora es la mujer que se queda en casa la mala mujer, la parásita, machista, alienada, maruja o la estrecha. ¿Y quiénes forman los tribunales que las juzgan?: las otras mujeres.

A su vez, la nueva mujer es considerada por muchos, y sobre todo por muchas, como malas madres porque no atienden a sus hijos como debieran “porque prefieren trabajar”, son malas hijas porque ya no se ocupan en cuerpo y alma de los padres ancianos o sus casas no están lo suficientemente limpias, según el gusto claro está, del tribunal que las juzga, que de nuevo vuelve a estar ocupado mayoritariamente por mujeres.

Culpabilidad en la mujer

Tantos juicios, muchos de ellos contrapuestos, está produciendo un fenómeno curioso: muchas mujeres se sienten culpables. Se sienten culpables por trabajar y no cuidar “adecuadamente” de sus hijos, se sienten culpables si no trabajan porque son marujas, se sienten fulanas por gustarle el sexo y haber tenido varias parejas, o se castigan por ser unas estrechas, se sienten culpables si están gordas y van hechas unas zorros pero si van al gimnasio o se arreglan se culpabilizan por ser frívolas. Hagan lo que hagan se sienten culpables, porque siempre hay un dedo acusador señalándolas y, ese dedo….suele ser femenino.

¿Me lo podéis explicar?

12 comentarios:

Kaken dijo...

Me parece muy acertado lo que expones, al menos en lo que a mi experiencia se refiere, tengo la misma percepción.

No recuerdo haber oído nunca a un hombre decir ciertas cosas que sí han comentado algunas mujeres.

Para mí resulta muy llamativo el tema, pues siempre quise estudiar contra viento y marea (me costó lo mío), siempre defendí la igualdad de oportunidades y de salarios (esa sal, Lenka, jejeje), y al final opté por trabajar en casa y...he recibido muchas críticas, incomprensión e insultos.

Jejejeje, recuerdo a una vecina, que un día llamó a mi puerta y me dijo: Hola, mira, te quería pedir que me recogieras la bombona de gas, que como yo trabajo, no puedo.
Y yo le contesto: pues lo siento, no va a poder ser.
Y ella: ah, pero tu trabajas??
Y yo: sip, si que trabajo, trabajo en mi casa.

Celadus dijo...

Juasss! Kaken eso sí que es asertividad de la buena :).
Juan, me parece muy acertada tu visión. Yo también tengo la misma percepción y, no, no te lo puedo explicar porque yo mismo no me lo explico. Pero es el gran problema de los "colectivos" en general, la falta de sentimiento de grupo, de pertenecer todos (y todas ;)) a un conjunto con los mismos intereses y saber luchar juntos por ellos. Esa falta de unidad es un elemento clave que siempre han sabido utilizar los poderes fácticos o institucionales. Y así nos luce el pelo.

Juan dijo...

Le estoy dando vueltas al coco y estoy pensando en un post al respecto, pero no tengo las ideas totalmente claras. Me gustaría saber otras opiniones al respecto.

Cristóbal, el cabrero, en una de sus perlas, me comentaba (en su lenguaje): "el machismo terminará cuando las mujeres dejen de ser machistas.". Esto hay que desarrollarlo. Se me vienen a la mente palabras como dependencia, adaptabilidad, posesión de la verdad absoluta....en fin, muchas ideas deslabazadas de momento para una entrada. Pero necesito mentes iluminadas que me iluminen, jejejejeje.

Un abrazo.

Rose dijo...

El tema es escabroso, desde luego. Yo hace unos días trataba un tema parecido, relacionado con la maternidad, haciéndome eco de un escrito de Lucía Etxebarria…
El problema sigue siendo la educación. El machismo no es sólo cosa de hombres, es educativo, y los posos de tantos y tantos siglos de educación patriarcal son difíciles de erradicar. Y como sabemos los que somos padres y madres, los hijos, e hijas, aprenden mucho más de nuestra actitud que de nuestro discurso. De nada sirve que a nuestros hij@s les “eduquemos” en una supuesta igualdad, si en casa las cosas siguen “igual”. Mientras las mujeres se sigan ocupando (trabajen o no fuera de casa) casi en exclusiva del trabajo del hogar, del cuidado de los hijos, de la educación… seguirá existiendo machismo, y seguirá existiendo en nosotras ese malestar, esa asfixia interna y propia, que nos lleva a tirar piedras contra nuestros propios tejados. Ese malestar es el que debería llevarnos a luchar contra el machismo (no contra los hombres, ni contra las mujeres, sino contra las ideas…), pero es más cómodo no ver la parte de culpa que tenemos (casi) todos en el problema y seguir arremetiendo contra el vecino, y sobre todo, contra la vecina.
Por otra parte el problema de los colectivos que comenta Celadus es muy complicado. Necesitamos sentir el calor de la manada, pero a la vez el sentimiento de grupo es muy difícil de mantener. No sé si me explico. Por ejemplo, puedo sentirme muy unida a un grupo de personas que luchan por un ideal en concreto, pero fuera de ahí, seguro que tendríamos poco en común. Nos unimos a un determinado grupo en función de nuestras necesidades, físicas, económicas, ideológicas, y satisfecha esa necesidad, si no hay nada más en común, surgen las fisuras. Creo que no explico bien lo que me bulle por la cabeza y por el estómago, pero no puedo extenderme mucho…Por eso, el colectivo “mujeres” me parece un término demasiado extenso como para poder darnos a todas el mismo tratamiento, y lo mismo me sucede con el colectivo “hombres”. Ojalá se pudiese hablar simplemente de “personas”, pero sé que ante ciertos problemas es difícil, por no decir imposible.
Un saludo.

Juan dijo...

Vaya, publiqué un comentario y no me salido.

Muchas gracias, el patio de mi casa, por tus reflexiones.

Yo no estoy tan seguro que el problema del machismo sea sólo educacional, que por supuesto es un factor fundamental.

Crsitóbal el cabrero me comentaba (en su lenguaje que traduzco) “el machismo terminará cuando las mujeres dejen de ser machistas”. Es una frase a la que hay que darle muchas vueltas y matizarla, pero es una visión que puede tener mucho contenido.

Pienso que para diferenciar cuando algo es puramente educacional o es fisiológico/genético, sólo hay que echar un vistazo a todas las culturas. Cuando un comportamiento se repite sistemáticamente en todas ellas, no es un hecho educacional o de costumbres sino que tiene que tener unas bases fisiológicas, biológicas, genéticas o como se quieran llamar. Y el machismo se repite en una cultura detrás de otra. Tiene que haber algo más y, mientras no encontremos respuestas, sólo estaremos poniendo parches a la situación.

Voy a darle vueltas al tema para ver si me consigo aclarar yo mismo.

Un abrazo.

Celadus dijo...

Pues en esto último que expones no estoy de acuerdo, Juan. No es cierto que el machismo se repita en todas las culturas (para empezar tendríamos que definir a que llamamos exactamente machismo) y es un hecho conocido que muchos antropólogos no han sabido interpretar realmente el papel de la mujer en las culturas que estudiaron precisamente por sus prejuicios sobre machismo-feminismo. Si es cierto que en muchas culturas las ventajas políticas y económicas están en manos de los hombres, pero esto se da sobre todo en aquellas culturas donde existe un estado. Esto es mucho menos frecuente en las sociedades de cazadores-recolectores (aunque también se da en algunos casos) que son precisamente las que mejor pueden representar nuestra forma de organizarnos en los primeros tiempos de nuestra existencia sobre el planeta. A ver si repaso la bibliografía que tengo en casa y hago una entrada al respecto.
Por último, me parece algo muy peligroso achacar conductas machistas a la genética o factores fisiológicos porque eso daría "excusas" a los machistas por una parte y por otra da al impresión de que es algo inevitable y, en cierto modo, involuntario. Casi como si fuese una enfermedad.
Saludos.

Rose dijo...

¡Hola de nuevo!
Juan, esa frase de Cristobal, por muchas vueltas que le dé, me lleva al mismo terreno. Educación. Hacer responsable a las propias mujeres porque hemos sido o somos las transmisoras del machismo, me parece un argumento falaz. Se achaca a las mujeres que ellas mismas, nosotras mismas, al educar a los hijos, sembramos la semillita de la autodiscriminación. ¿Por qué? Porque se sigue haciendo a las mujeres responsables de la educación y de la transmisión de valores. ¿De qué se nos acusa? ¿De no levantar la cabeza? ¿De no reeducar, en la mayor parte de los casos, a nuestras parejas? ¿Por qué también tenemos que cargar con esa losa? Ya sé que esa frase tiene más de una lectura, pero esa me parece la más importante… Yo creo que el problema es mucho más complejo, y sí, habría que darle muchas vueltas… Al fin y al cabo, es tan absurdo hacer responsables a las mujeres del machismo, como hacer responsables a los negros del racismo, o a los homosexuales de la homofobia…
Y estoy de acuerdo con Celadus en que no se puede achacar la conducta machista a la biología, fisiología o genética. ¿Achacaríais el racismo a las mismas razones? Quizá se pueda achacar a alguna de ellas el miedo o la prudencia ante lo diferente, pero desde luego nunca las conductas discriminatorias.
Por cierto, aprovecho para recomendar un libro que aunque no trata exactamente de este tema, sí que tiene que ver en cierto modo: “La conjura de los machos”. No recuerdo ahora el autor, pero podéis encontrarlo en google.

Celadus dijo...

Muchas gracias, el patio de mi casa. Me apunto el libro.
La Conjura De Los Machos
Ambrosio García Leal (Ed. Tusquets)

Eli dijo...

Yo no veo esa falta de empatía tan acusada como tú señalas, Juan.
Las mujeres hablamos mal de otras mujeres porque a los hombres os gustan demasiado todas las demás. ;-)

No, dejando las bromas aparte, no creo que de verdad haya maledicencia entre mujeres a no ser que alguna de ellas se sienta en peligro: por otra más jóven o popular, por que tenga un cargo mejor, más dinero o relevancia o incluso por algo tan nimio como la envidia de algo de lo que se carece.
Pero en fin, también la tenemos de los hombres en otros casos, así que al menos desde mi perspectiva no hay diferencia.
No al menos más que la que pueda haber entre hombres, tan dados a ponerse motes peyorativos o a asignar roles.

Ina dijo...

Estoy de acuerdo con Eli. Eso de "la mujer es una zorra para la mujer" se está convirtiendo en un tópico, y los tópicos a fuerza de usarlos acaban calando como dogmas.

Si las mujeres somos más críticas (en general, con hombres y con mujeres) es porque hablamos más, somos más comunicativas en cuestiones sociales. Hablando en plata: a los tíos no os dura nada un buen cotilleo, no sabéis estirarlo :P
La simetría de esto se da en las relaciones entre amigas (tema recurrente)Por muy campechanota y sana que sea l aamistad entre hombres (y a lo mejor aquí soy yo la que caigo en el topicazo), no alcanza el grado de complejidad y de "comunión" que se da entre dos mujeres. Eso, que a los 20 años todas negamos, a los treinta descubres que es un hecho, como las mareas o el otoño. Con una chica el grado de comunicación (a veces sin palabras) es mucho más profundo que el que pueda alcanzar con cualquier hombre (parejas incluidas).
Es mi opinión, (lamento que sea un poco larga)

Juan dijo...

Eli e Ina, por supuesto lo que he expresado es sólo mi impresión personal. Vuestras impresiones son igual de valiosas. Es verdad que la mujer, en general, es más crítica, pero mi impresión es que se ceba más con otras mujeres. Un ejemplo que puede ilustrar esta percepción es que la mayoría de los problemas entre suegros/yernos/nueras, se dan principalmente entre suegras y nueras (por supuesto con múltipes excepciones)

Tienes razón Ina que la amistad y la comunión entre dos mujeres puede ser muy especial y distinta que la que se establece con un hombre, incluyendo la propia pareja. Pero sólo distinta, no mejor ni peor.

Celadus las ideas no son peligrosas si son ciertas. Lo peligrosos son los prejuicios o los engaños.

Cuando hablo de machismo genético, no me refiero a la idea, sino a sus orígenes: la mayor fuerza física, la mayor altura, mayor velocidad y mayor agresividad, todas ellas características genéticas, han influido seriamente en el concepto de superioridad masculina histórica. Pero este concepto lo tengo que desarrollar más ampliamente, le tengo que dar más de un hervor.

Un abrazo a todos.

I need a miracle dijo...

Hola buenas tardes,
un tema muy complicado la verdad y coincido con mucho de lo que has dicho y de lo que se ha comentado por aquí.
Personalmente pienso que las mujeres tenemos un nivel de exigencia para nosostras mismas y para con las demás féminas que no aplicamos a los hombres. La educación (familiar y social), como también se ha apuntado anteriormente, tiene un papel fundamental en todo ésto. Se nos ha educado para que seamos perfectas, perfectas para qué y para quién y tanto nos lo han inculcado que el nivel de autoexigencia es increíble, así que para triunfar y ser felices en esta vida debemos ser super mujeres (llevar la casa, el trabajo en la calle, los hijos, ser buena esposa y buena amante, buena hija y buena cocinera...) y mujer que veamos que no se ciña a estos requisitos será criticada y la que parezca reunirlos todos será envidiada.

Ufff si al final toda la culpa...es de los hombres jajaja es broma (sólo una poca)

Saludos