domingo, 9 de noviembre de 2008

Perder el tiempo

¿Disponemos de tiempo o éste dispone de nosotros?
Una de las facetas que más stress nos provoca es la supuesta falta de tiempo. Vamos como pollos descabezados por la vida, corriendo a todos sitios, con caras cansadas y angustiadas. Tenemos muchas cosas que hacer y no podemos perder el tiempo. El tiempo es oro y, en ocasiones, se traduce en dinero.

Culpamos de esta situación a la sociedad, al ritmo de vida, a las circunstancias, a casi todos, menos a los verdaderos responsables: a nosotros mismos.

No sabemos gestionar el tiempo y, en vez de planificar, nos dedicamos a ir apagando fuegos por doquier. No actuamos sino que reaccionamos. No somos realistas con nuestras propias posibilidades y, sobre todo, no somos objetivos con nuestras propias necesidades.

Necesidades

El primer ejercicio que tenemos que hacer consiste en realizar una escala de valores honesta, que realmente refleje nuestras auténticas necesidades. Para ello recomiendo dividir las actividades en tres tipos: esenciales, importantes y banales.

Las esenciales son aquellas que son imprescindibles para la vida. Para éstas siempre hay tiempo: comer, dormir, higiene o amor (de pareja, hijos, etc.).

Las importantes no son indispensables para la existencia pero sí imprescindibles para ser feliz: trabajo (no un trabajo devorador de personas, sino uno que permita vivir con un mínimo de dignidad), salud (incluyendo aquí las acciones destinadas a la mejor conservación posible de la misma), relaciones con los demás y ocio.

Las banales son las demás. Cuando no hay tiempo, serán éstas las que se queden sin realizar.

Si no tenemos claras nuestras necesidades, serán los demás los que nos impongan las suyas.

Saber decir NO

Si conocemos nuestras prioridades, el siguiente paso es decir NO a lo que no nos importa. Es un ejercicio muy difícil por nuestro sentido tribal. No queremos perder la estima de nuestra tribu y demasiadas veces nos apuntamos a un bombardeo por aquello del “qué dirán”. Curiosamente, se admira más a los que saben decir NO que al que siempre dice SI, porque a quién más se respeta es al que se respeta a sí mismo. Hay un dicho que expresa muy bien esta idea: di sí 100 veces y el día que digas no serás un malvado. Di no100 veces y el día que digas sí, serás venerado. Eso no es óbice para echar una mano a un amigo en un momento delicado o a comprometernos en algo en lo que creemos, pero estas acciones las hacemos porque queremos y no por sentirnos obligados. Cuando nos sentimos “obligados” suele ser el momento de decir NO.

Algunos ejemplos para “no perder el tiempo” y conseguir un mejor nivel de vida
· Tener la casa super limpia genera una falsa sensación de bienestar, pero es una terrible trampa, porque nunca se termina, siempre hay algo que hacer. Es una obsesión y, cómo tal, se alimenta con autoengaños tipo “es que no puedo vivir a gusto con el desorden y la suciedad”. Mi madre siempre decía que lo más importante de su vida eran su marido y sus hijos, pero jamás jugué con ella….sólo tenía tiempo para la casa. Todo por los hijos…..pero sin los hijos. El perfeccionismo y la insatisfacción suelen ser compañeras inseparables.
· Gastar ingente cantidad de energía para ascender en el trabajo, acumular poder o riquezas. Recuerdo una entrevista a Emilio Botín, presidente y mayor accionista del Banco de Santander. Reconocía trabajar 20 horas al día, incluyendo sábados y domingos. El periodista le preguntaba qué era lo más importante de su vida. Respondía con rotundidad que su familia???.
· Ganar dinero extra mediante el pluriempleo o echando más horas para poseer varias televisiones, cientos de juguetes para los niños, vacaciones o un piso con 30 metros más o en una localización más apetecible. Cuánto más y mejor tenemos, necesitamos más y más recursos. Pero el consumismo no tiene fin. Siempre surge algo nuevo o mejor. Nos endeudamos y ya conseguimos la excusa perfecta para deslomarnos en el trabajo.
· Llamar necesidad a lo que sólo es comodidad. Tener un coche es una comodidad. Sin embargo, somos auténticos especialistas en convertir el lujo en necesidad. Trabajar a 40 Km de nuestra casa o matricular a nuestros hijos en un colegio a 50 Km de nuestro hogar es una elección que conlleva sus ventajas pero también inconvenientes y, uno de ellos, es que nos hacemos dependientes del automóvil….y del tiempo. Nos esclavizamos en demasiadas ocasiones por tener un mejor nivel de vida.

Algunos ejemplos para “perder el tiempo” y conseguir una mejor calidad de vida

Jugar un partido de Ping pong con tus hijos, salir a tomar una cerveza con la familia o los amigos, sentarse en un sofá para desconectar, meditar, reflexionar, tomarse 30 minutos de respiro en mitad de una faena dura, perderse en la Sierra, contemplar las llamas de una chimenea, no son formas de utilizar el tiempo de forma productiva desde el punto de vista material.

No conseguimos un mejor equipo informático ni un coche mejor, pero nos hace más felices.

Hagamos un buen balance entre nivel y calidad de vida. Si valoramos más el contacto con los nuestros que la calidad o cantidad de televisores a comprar, GASTEMOS más horas en ello.

Seamos dueños de nuestro propio tiempo, que es lo mismo que decir de nuestra propia vida.

12 comentarios:

Io dijo...

¡Qué buenos consejos, y qué razón tienes!

Yo fui una adicta al trabajo en Madrid. Me dejé cosas muy importantes por el camino.

Cuando decidí que mi vida no me gustaba y me vine para Estepona... Uffff, al principio me subía por las paredes. Gente con tanta parsimonia, y yo acostumbrada a resolver cinco problemas por minuto.

Me ha costado años, años irrecuperables. Pero al final conseguí echar el freno.

El consumismo es una trampa. Lo que llamamos "lujos" en realidad son grilletes.

Aprendí a decir NO. Me costó perder algunas relaciones, relaciones, no amigos. Tengo 2, (soy afortunada) y si me necesitan, estoy siempre.

Mi tiempo con mi hija es sagrado, ya se puede caer la casa o el mundo.

Mis paseos con mi perro son para pasear, con todo lo que ello implica, no para tirar de él de árbol en árbol.

Y en mi apartado personal de "necesidades importantes" hay cosas como leer un libro, sentarme en la playa a mirar una ola detrás de otra, escuchar música sin hacer otra cosa que escucharla, tocar mi piano de vez en cuando, escribir comentarios cuando leo cosas que enriquecen mi vida...

Eres sabio. Tus hijos son muy afortunados.

Un beso.

Io dijo...

Perdón, he olvidado una necesidad importante muy muy importante, je,je.

Escribir novelas, inventar historias, personajes, escenarios, situaciones, desenlaces, construir vidas inexistentes. Debe ser lo más parecido a ser Dios.

Juan dijo...

Que bien sabes perder el tiempo Io. Me pasó algo similar durante mis primeros años de residencia, pero me curé a tiempo.

A mí me encanta perderme en mis rotuladores. En cada cuadro "pierdo" cientos de horas, pero que gustazo.

Un abrazo

Ina dijo...

Me ha encantado Juan. Un amigo mío siempre decía que el tiempo no se pierde, se emplea en otras cosas.
Estoy completamente de acuerdo en como priorizas las necesidades. Lujo es poder darse un paseo al salir de trabajar. O ir andando a la oficina. O pasar una tarde jugando al Lego con los niños, o dibujando, o cogiendo moras. Un reloj con brillantes es imposible que haga feliz a nadie.
Un beso.

Lenka dijo...

Por qué habrá tanta gente que aún no ha descubierto eso? Por qué nosotros mismos, a veces, tenemos que pararnos y admitir que estamos cayendo de nuevo en tales trampas? Qué complicados somos, qué difícil lo hacemos. Hay que consumir, tener, producir, gastar, ser útiles. Una frase que siempre me ha dado cierto miedo. Ser útiles es más importante que ser felices. Tremendo.

Pero es que lo extendemos a todo! Recuerdo una conversación sobre relajarse, poner música, meditar, dejar la mente en blanco, o pintar mandalas, escribir historias, perderse en la naturaleza... y alguien que nos interrumpe y nos pregunta: "y todo eso para qué sirve?" No es triste??? Hablábamos de disfrutar, de relajarse, de tener tiempo para uno mismo, de respirar, de olvidar el estrés, de encontrar un cierto equilibrio, de sentirse mejor, y de cómo lo lograba cada cual. Y esa persona no entendía la utilidad. Y acabó diciéndonos que eso era perder el tiempo, que para relajarse mejor tomar unas pastillas buenísimas que le había dado el médico.

La inmediatez, supongo. Y sí, bendita medicina, pero no hablábamos de eso! Y al final lo hemos reducido todo a lo inmediato, tener cosas, vivir deprisa, ser útiles, acumular, y si algo falla, si no encaja, si empezamos a sentirnos vacíos o extraños, o infelices, o cansados, una pastilla, rápido, rápido, y a seguir. No suena triste y falso? Repito, no quiero yo negar los beneficios de la ciencia, pero, sigo pensando que muchos de nuestros agobios y neuras se curarían mejor, simplemente, viviendo, perdiendo el tiempo. Dándonos tiempo.

Juan dijo...

Pues sí Ina. Yo siempre voy al trabajo en bici o andando. Aunque doy un pequeño rodeo, siempre paso por el parque de María Luisa que es maravilloso. Esta mañana caían las hojas y me ha transportado con ellas.

Lenka, relajarse, poner música, meditar, dejar la mente en blanco, o pintar mandalas, escribir historias, perderse en la naturaleza, jajajaja, parece que estás hablando de mí. Lo de perderme en la naturaleza ya lo hago poco, desgraciadamente, pero era el tonto de la mochila y la tienad de campaña. Con respecto a los mandalas, si te fijas en lo que pinto, tiene un cierto parecido, pero no es copia. Descubrí los mandalas años después de pintar.

Lo de dejar la mente en blanco, quizás algún día haga una entrada, pero me da un poco de corte porque puede parecer que estoy loco. Sólo lo he hablado con Celadus y con Kaken....con nadie más.

Un abrazo.

Kaken dijo...

Muy interesante lo que has escrito, Juan, pero más me han gustado los comentarios :-)

Ah, sólo un apunte, lo hablaste también con alguien que nos perdemos un poco por no participar por aquí, recuerdas?

Lenka, mencionas varias veces la "utilidad" y ya me has dado para pensar toooda la mañana, jejje.

Un bes

Rose dijo...

Tienes razón. Nos dejamos envolver por el consumismo reinante y nos creamos y nos creemos unas necesidades totalmente absurdas... y me temo que la cosa no va a mejor. Nuestros hijos crecen bombardeados por esos mensajes que identifican poseer con ser feliz, y es muy, muy difícil ir contracorriente. De todos modos, aunque es duro, creo que es gratificante...
Por otra parte, creo que el problema es que la mayor parte de la gente no se para a reflexionar sobre ello. Sólo tenemos una vida, y la vivimos tan ajetreadamente (hasta los momentos de ocio parece que tengan que ser rellenados) que nunca nos paramos a no hacer nada, a estar un rato a solas con nosotros mismos, quizá por miedo a constatar que esa vida en la que nos vemos inmersos no es la que en realidad nos gusta vivir. Yo a veces tengo que obligarme a parar y charlar un rato conmigo, porque como buena amiga mía que soy, necesito intercambiar impresiones de vez en cuando.
Lo de dejar la mente en blanco... pues espero impaciente que lo cuentes, porque eso sí que es algo que no he logrado jamás, creo....

Juan dijo...

Hasta los momentos de ocio parece que tengan que ser rellenados.

Que razón tienes el patio de mi casa. Parece que hay que ir a todos los estrenos, salir todos los fines de semana, ir a todas las exposiciones, apuntar a los niños a todas las actividades, hacer, hacer, hacer...en vez de ser y sentir.

Reivindico mi sillón, aquel que me ha soportado tantas tardes (y las que les queda al pobre mío).

Lo de dejar la mente en blanco es muy difícil de explicar, pero quizás lo intente, pero sí lo hago debeis jurar y perjurar que no os reireis de mi, jejejeje.

Io dijo...

Hola!

Te acabo de poner un enlace en mi blog.

Ah, y me encantan tus pinturas. Me viene a la cabeza la canción "Lápiz y Tinta" que cantaba El Último de la Fila.

Un beso

Juan dijo...

Muchas gracias io. Los cuadros están pintados con rotulador a base de puntitos.

Rose dijo...

Prometo no reirme de tí, en todo caso me reiría contigo... pero ya me has picado la curiosidad...