sábado, 15 de noviembre de 2008

Arte

Definir el arte es tan difícil como definir la vida. Posiblemente porque cada uno tiene su propio concepto.

Para mí el arte es cualquier obra humana que emocione a un espectador. Así pues, es realizado por un emisor y conceptualizado como tal por un receptor. Pongo especial énfasis en la emoción. Al ser meramente subjetivo, lo que para algunos es arte para otros puede ser un esperpento.

Las emociones que provoca, no tienen porqué ser positivas. Lo que sí es condicionante es que te haga sentir algo, ya sea éxtasis, paz, miedo, angustia. La indiferencia o la racionalización pura sin sentimientos ante una obra, le quitan cualquier posibilidad de ser artística para la persona que la contempla de esta manera. Por poner un ejemplo, “La crítica de la razón pura” de Kant, es una obra maestra del pensamiento pero, para mí, no es una obra de arte.

¿Cuando un autor puede convertir en arte su trabajo?.

Cuando le guía la emoción en lo que hace. Para poder transmitir un sentimiento, lo tienes que sentir. Por supuesto que puede ir acompañado de técnica, años de trabajo, aprendizaje y esfuerzo, pero lo único indispensable es la pasión que pone en lo que hace y la creación con cariño.

Ya ha aparecido otro concepto importante: creatividad. Un jarrón puede ser una obra de arte. Pero si el artista lo repite mil veces, el primero es arte y los demás artesanía, porque el proceso creativo sólo ha aparecido en el original.

Mirada prejuiciosa

Muchos artistas no han sido reconocidos en vida. Este hecho se explica por lo que llamo mirada prejuiciosa, que puede ser positiva o negativa. Van Gogh no tuvo éxito en vida porque la gente esperaba encontrar en un cuadro una determinada forma de pintar y, todo lo que no cumpliera unos cánones determinados, se despreciaba. Si te acercas a una obra con unos criterios preestablecidos de lo que debe ser, generalmente no te gustará el genio innovador, el que rompe los esquemas.

Demasiadas veces nos influenciamos más por la marca, el envoltorio, que por la esencia. Se hizo el experimento de poner a varios violinistas de una de las mejores sinfónicas del mundo a tocar en el metro de Nueva York. Pasaron miles de personas mientras ellos actuaban. Sólo se paró a escucharlos un niño……

En otra experiencia similar, llevaron botes de pintura a una guardería con niños de 3-4 años. Con sus manos, pies y lo que pillaban, esturrearon con gran jolgorio, toda la pintura que les llevaron. Enmarcaron el resultado y lo colgaron en una sala de exposiciones de gran renombre, junto a artistas consagrados. Era digno de ver como todo el que pasaba por allí, reconocía la enorme valía y profundidad del artista, la complejísima trama técnica y la profundidad del conocimiento de la vida del afamado pintor.

Son tres ejemplos de cómo nos dejamos influenciar por las circunstancias y prejuicios más que por la propia naturaleza de lo que contemplamos. Hay mucho listillo suelto que, a base de mucho marketing, es capaz de hacerse pasar por artista y vivir del cuento y, también, muchos “entendidos” en arte que los aúpan.

Críticos

Los hay de distintas especies:
El envidioso. Cuando se levanta por las mañanas, se pone las gafas de ver pajitas en el ojo ajeno. Lo que le falta de talento le sobra de lengua viperina. Odia lo que tiene calidad porque no puede soportar que otros tengan la genialidad que a él le falta.
El superentendido superintelectual: es diferente. Muy diferente al vulgo. Jamás le gusta lo que tenga éxito entre la mayoría: “es comercial” sentencia. Sólo exalta lo que no le gusta a nadie ni entiende ni Dios. Es un ser superior y está muy por encima del común de los mortales.
El de gusto exquisito: el que no está de acuerdo con él, lo desprecia, tiene muy mal gusto. ¿Dónde habrán encontrado estos seres humanos la vara de medir gustos?.
El generoso: sabe mucho del tema y lo comparte con los demás. Con sus conocimientos técnicos, no intenta influir sino enseñar para que los demás disfruten más de sus elecciones.

¿Todos somos artistas?

Creo que sí. No todos somos genios, pero hay un creador en cada persona aunque, desgraciadamente, muchos aún están por descubrir. Basta pensar que soy incapaz de crear algo bello para que se convierta en un dogma. Dejarse llevar por las sensaciones. Revelar ese niño artista que fuimos, que no tenía ningún sentido del ridículo para expresarse.

Asentar el amor en un pincel o la frustración en una hoja de papel. Enfrentarte a ti mismo, en la soledad, con la compañía de tus emociones a flor de piel y trasladarlas más allá de tu cuerpo, de tu mente, de tu espíritu, para exponerlos, con generosidad, a los demás. Esto te ofrezco. Es la mejor parte de mí. Es mi alma escrita con mis palabras o pintada con mis colores.

El arte en la vida

Ser un artista en la interacción con los demás, es una obra de arte suprema. Darse y, sobre todo, saber recibir, con ternura, con pasión, con generosidad, con una sonrisa, es el arte en su máxima expresión. No pasará a la historia. No lo necesita.

8 comentarios:

Lal dijo...

Estoy totalmente de acuerdo contigo, sobre todo el eso de que todos somos artistas. Claro que sí. Quizá algunos no sepamos componer, escribir, pintar, cantar, esculpir, diseñar... pero hay muchísimas más formas de arte, infinitas.

Gracias por tus siempre magníficas entradas.

Juan dijo...

Muchas gracias Lal.

Cada uno debe buscar en su interior aquello con lo que mejor se pueda expresar. Seguro que siempre hay algo. Crear, no para gustar a los demás, sino para dar una vía de salida a tus sentimientos.

Un abrazo

Lenka dijo...

Qué hermoso lo que has escrito, Costillo. Y tiene mucho sentido si lo enlazamos con tu entrada sobre perder el tiempo. Por qué la mayoría de las personas abandona sus impulsos creativos? Porque alguien (o ellos mismos) les dice que es una pérdida de tiempo, que no es útil, que no sirve para nada, que no es lo bastante bueno.

Hace falta todo eso para expresar los sentimientos, las ideas? Claro que no. No todos llegaremos a ser Van Gogh, pero ni falta que nos hace. No importa si es porque no tenemos tanto talento como él o porque el mundo no llegará a saberlo. No dudo que, entre tantos millones de personas, quizá haya una niña en Pakistán que supere pintando al más grande de los genios oficiales, o un jubilado ruso que sea, sin que lo sepamos, el más grande músico de todos los tiempo. Es tan difícil, además, definir el arte y el talento...

Me ha encantado tu clasificación de los críticos. Cuántos de esos conocí cuando me dedicaba al mundillo!! Y cuánto "artista" vivales que, congraciado con alguno de ellos (y por qué no decirlo, con nuestra ignorancia de público lleno de prejuicios) se daba la vida padre no haciendo nada!!!

En fin, no queda sino animarnos a crear, a expresarnos. Con "aspiraciones" o sin ellas. No creo que haya mejor aspiración que la satisfacción de haber creado, por uno mismo. Si, encima, se logra emocionar a los demás (aunque sea a los seres cercanos), qué más de puede pedir?

Io dijo...

¡Qué magnifica entrada!

Me ha encantado la clasificación de los críticos, concisa y certera.

El arte, como tú dices, tiene que salir de las vísceras, y no tiene por qué limitarse a las categorías oficialmente establecidas.

Yo creo que hay que tener arte para cocinar, poniendo todo el cariño en ello, para preparar un cumpleaños, para dar una sorpresa, para decirle a alguien la frase que necesita escuchar, para que un cliente te dé las gracias por tu amabilidad, para adivinar los deseos del otro, para hacerlos realidad.

Todo lo que se hace desde lo más hondo del corazón es arte, porque encierra una fuerte carga de emotividad que puede ser percibida por el receptor.

Qué estupendo es leerte. Qué arte tienes para transmitir.

Un beso y un abrazo

Juan dijo...

Lenka, a veces te he oído decir que tú no sabes hacer nada artístico. Pues muchas de tus entradas me han emocionado. Eres una artista regalándonos retazos de tu vida. Me recuerdas mucho a Miss Marple, aquella dama inglesa de la novelas de Agatha Christie, que conocía a la perfección el mundo mediante el conocimiento de las personas que le rodeaban.

Io, piensas exactamente igual que yo. Da igual que sea cine, poesía, pintura o contacto con los demás...todo ello puede ser arte, más o menos efímero, pero arte.

Muchas gracias.

Un abrazo

Lenka dijo...

Miss Marple??? No puedo creer que hayas dicho eso, Juan!! De adolescente devoré todas las novelas de Agatha Christie, era una auténtica fan suya. Y me ocurría algo muy curioso: jamás pude acertar quién era el asesino cuando el protagonista era Poirot. No conseguía seguir sus procesos mentales, todo demasiado lógico y matemático. En cambio, no hubo una sola novela protagonizada por Miss Marple que no lograra descifrar, porque, como ella misma decía, sólo había que fijarse en la gente. Me hacía mucha gracia que me ocurriera eso, y ya me imaginaba de viejecita como una auténtica Marple fisgona.

Por todo lo demás que has dicho, gracias, Juan. Muchísimas gracias.

Alberich dijo...

Me ha encantado, Juan.
De corazón.

Juan dijo...

Muchas gracias Alberich. Te conozco lo suficiente para saber el gran corazón que tienes.

Lenka, ¿nunca has pensado en las similitudes que compartes con Miss Marple?. Siempre me ha llamado la atención que cuando se habla de un tema, tú lo sueles personalizar en gente que has conocido. Es una manera muy intuitiva y observadora de refexionar.

Un abrazo a ambos