jueves, 20 de noviembre de 2008

La mirada

La mirada que ata


Viniste un 28 de Enero.
No sentí frío.
Quería conocerte. Necesitaba conocerte.
Eran demasiados años sin ti.

Mis ojos necesitaban acariciar unas manos de flor.
Querían contemplar una mirada de luz y color.
Mis manos estaban deseosas de oler tus sonrisas
y saborear un mundo lleno de fantasías por llegar.

Te contemplé por primera vez y me enamoré.
Una nueva estrella había nacido.
Una estrella de mirada verde y llanto de vida.
Pequeñita pero grandiosa a la vez.
Tus manos se aferraron a mi dedo y encadenaron mi alma para siempre.
Sería tuyo. Tuyo, sin porqués ni para qués.
Te faltaba toda una vida por llegar,
pero era tuyo,
sin concesiones, sin dudas…sin condiciones. Te quise desde el primer momento en que te ví. Me robaste la posibilidad de escoger….simplemente me entregué a ti. Tu mirada obró el milagro.

No hay nada que hacer: te querré el resto de mi vida, al margen de errores o aciertos, al margen de momentos y decisiones. Nunca te juzgaré, sólo te amaré. Desnuda el alma, una mirada limpia te contempla.

En los momentos difíciles, en los días de lágrimas, cuando los nubarrones te impidan ver el sol, piensa que tu padre estará llorando contigo.

Cuando un río de risas inunde tu cuerpo y un mar de fragancias se apodere de tu alma, piensa que tu padre será feliz contigo.

Tu primera mirada me ató a ti y, esas cadenas, trenzadas con amor e ilusiones, nunca se romperán. Son cadenas de independencia, son cadenas del amor más puro, del amor que te dice: hagas lo que hagas, estaré a tu lado.

Tu padre.

8 comentarios:

Rose dijo...

Precioso. Te lo digo (o te lo escribo) con lágrimas en los ojos. Precioso...

Cris dijo...

Precioso, Juan.

Juan dijo...

Muchas gracias.

Hace tiempo que lo hice y no sabía si ponerlo aquí. Pero me siento tan a gusto con todos vosotros que no me ha importado compartir mis sentimientos.

Un abrazo

Portarosa dijo...

Precioso, sí, Juan.

Gracias por la confianza, y un abrazo.

Io dijo...

¡Uaaahhhh, qué preciosidad!

Qué alegría me entra siempre que veo a un hombre emocionarse con su hijo. Creo que es de las cosas más emotivas y bonitas que hay en este mundo.

¡Enhorabuena! Por ese hijo y por saber expresar lo que sientes con tanta belleza. Y gracias por compartirlo.

Un beso y un abrazo

Juan dijo...

Portorosa, por Dios, es un placer.

Muchas gracias Io. Creo que los hombres hemos empezado a darnos cuenta de lo que nos hemos perdido durante siglos.

Nuestra capacidad para la ternura, que la teníamos escondida debajo de la armadura del héroe que todos teníamos que ser, sale con una fluidez increíble cuando te encuentras con esas manitas.

Un abrazo y muchas gracias por vuestros comentarios.

Sra de Zafón dijo...

Qué precioso, Juan. De las situaciones que recuerdo con más emoción es a mi padre, un hombre " de los de antes" llorando la primera vez que vio a mi hijo. Todavía se derrite con cada beso suyo.
Menos mal que ya está terminando la era en la que el hombre no podía manifestar la ternura.

Juan dijo...

Sra de Zafón, es que el sexismo nos ha atado a todos, no sólo a las mujeres. La lucha por la igualdad no debe ser sólo cosa de mujeres, estamos implicados todos porque a todos se nos han colocado etiquetas que nos han hecho menos libres.

Ya está bien que los hombres seamos guerreros sin sentimientos, que no pueden llorar ni emocionarse. Nos hemos empezado a dar cuenta de las muchas cosas que nos hemos perdido con los malditos prejuicios.

Un abrazo. Muchas gracias.